/ sábado 27 de julio de 2019

Extraña contradicción

Habitamos en una sociedad en la que todo es confusión: todos quieren bienestar y causan malestar;demandan honestidad, honradez, y practican corrupción; exigen derechos y abusan de los demás; reclaman seguridad y modelan robo, pleito, violencia, crimen,vicios, adicciones; anhelan riqueza y son incapaces de trabajar arduamente y administrar con eficiencia sus ganancias para multiplicarlas y prosperar.

Nuestra sociedad, en su conjunto, está frustrada desde el seno de la familia. La gente defiende la libertad y cada vez se esclaviza más en malos hábitos. La gran mayoría no sabe para qué nació, para qué fue creado, y, por lo tanto, no sabe a dónde ir,camina sin rumbo, sin metas, sin propósito.

Existe una gran cantidad de personas que parecen normales y apoyan la inmoralidad sexual; sin embargo,lloran y se quejan cuando sufren abuso o violación de parte de los depravados que practican tales cosas. Esto se oye fuerte, pero es la realidad.

Tampoco me explico cómo pueden haber personas que reclaman seguridad y enseñan a sus hijos, con sus malos hábitos, a robar y delinquir; piden paz y modelan violencia intrafamiliar.

Tal vez no saben que con el tiempo los pequeños crecerán e imitarán lo que vieron de sus padres y no tanto lo que les fue enseñado. Por ello es necesario predicar con el buen ejemplo desde la casa, desde el hogar.

México es un país que reclama (con sentido de urgencia) buenos gobernantes, por eso la mayoría ciudadana votó por Morena el 1 de julio de 2018, porque quería un cambio radical en todos los sentidos.

Lo malo es que sus habitantes no analizaron y, con su elección, llevaron al poder a una gran cantidad de políticos mañosos que ya habían gobernado antes desde otros partidos.Son los mismos que han saltado de un cargo a otro, proceso tras proceso, al igual que se han cambiado de un instituto político a otro y eso no los ha hecho mejores personas.

Andrés Manuel López Obrador no podrá, desde la presidencia de la república, hacer mucho por el país si sus colaboradores no cambian su mentalidad y su actitud. Él no puede vigilar a cada uno de los integrantes de la estructura gubernamental para acabar con la corrupción. Eso es imposible.

Por eso es necesario que quienes están a cargo de los planes y proyectos se pongan en realidad la camiseta de la 4T y vigilen que los recursos públicos se administren con honestidad y eficiencia, o, en su defecto, que el presidente limpie y busque colaboradores que piensen y actúen diferente. No los mismos de siempre.

Ahí están como muestra los programas de crédito ganadero a la palabra, a través de los cuales se han entregado, en varias partes del país, animales de desecho que ya no dan crías,o becerras de destete que necesitan más de dos años para reproducirse, con eso engañan a los campesinos en tanto quienes venden el ganado y los administradores del programa se forran de billetes.

Así seguramente transcurrirán seis años de gobierno, y cuando entre otra administración los nuevos se verán en la necesidad de perseguir a los corruptos de este sexenio y será el cuento de nunca acabar.

Por eso es necesaria una transformación total en la forma de actuar de todo el pueblo, para que cuando las nuevas generaciones lleguen a un cargo público tengan enmarcada en su oficina una fotografía de su familia y piensen en lo que le van a heredar a sus hijos y de qué manera los va a calificar la historia.

Cuando hablamos de herencia no nos referimos a lo financiero o lo material, sino más bien a los principios y la manera honesta de conducirse en la vida.

Habitamos en una sociedad en la que todo es confusión: todos quieren bienestar y causan malestar;demandan honestidad, honradez, y practican corrupción; exigen derechos y abusan de los demás; reclaman seguridad y modelan robo, pleito, violencia, crimen,vicios, adicciones; anhelan riqueza y son incapaces de trabajar arduamente y administrar con eficiencia sus ganancias para multiplicarlas y prosperar.

Nuestra sociedad, en su conjunto, está frustrada desde el seno de la familia. La gente defiende la libertad y cada vez se esclaviza más en malos hábitos. La gran mayoría no sabe para qué nació, para qué fue creado, y, por lo tanto, no sabe a dónde ir,camina sin rumbo, sin metas, sin propósito.

Existe una gran cantidad de personas que parecen normales y apoyan la inmoralidad sexual; sin embargo,lloran y se quejan cuando sufren abuso o violación de parte de los depravados que practican tales cosas. Esto se oye fuerte, pero es la realidad.

Tampoco me explico cómo pueden haber personas que reclaman seguridad y enseñan a sus hijos, con sus malos hábitos, a robar y delinquir; piden paz y modelan violencia intrafamiliar.

Tal vez no saben que con el tiempo los pequeños crecerán e imitarán lo que vieron de sus padres y no tanto lo que les fue enseñado. Por ello es necesario predicar con el buen ejemplo desde la casa, desde el hogar.

México es un país que reclama (con sentido de urgencia) buenos gobernantes, por eso la mayoría ciudadana votó por Morena el 1 de julio de 2018, porque quería un cambio radical en todos los sentidos.

Lo malo es que sus habitantes no analizaron y, con su elección, llevaron al poder a una gran cantidad de políticos mañosos que ya habían gobernado antes desde otros partidos.Son los mismos que han saltado de un cargo a otro, proceso tras proceso, al igual que se han cambiado de un instituto político a otro y eso no los ha hecho mejores personas.

Andrés Manuel López Obrador no podrá, desde la presidencia de la república, hacer mucho por el país si sus colaboradores no cambian su mentalidad y su actitud. Él no puede vigilar a cada uno de los integrantes de la estructura gubernamental para acabar con la corrupción. Eso es imposible.

Por eso es necesario que quienes están a cargo de los planes y proyectos se pongan en realidad la camiseta de la 4T y vigilen que los recursos públicos se administren con honestidad y eficiencia, o, en su defecto, que el presidente limpie y busque colaboradores que piensen y actúen diferente. No los mismos de siempre.

Ahí están como muestra los programas de crédito ganadero a la palabra, a través de los cuales se han entregado, en varias partes del país, animales de desecho que ya no dan crías,o becerras de destete que necesitan más de dos años para reproducirse, con eso engañan a los campesinos en tanto quienes venden el ganado y los administradores del programa se forran de billetes.

Así seguramente transcurrirán seis años de gobierno, y cuando entre otra administración los nuevos se verán en la necesidad de perseguir a los corruptos de este sexenio y será el cuento de nunca acabar.

Por eso es necesaria una transformación total en la forma de actuar de todo el pueblo, para que cuando las nuevas generaciones lleguen a un cargo público tengan enmarcada en su oficina una fotografía de su familia y piensen en lo que le van a heredar a sus hijos y de qué manera los va a calificar la historia.

Cuando hablamos de herencia no nos referimos a lo financiero o lo material, sino más bien a los principios y la manera honesta de conducirse en la vida.