/ viernes 4 de diciembre de 2020

Entorno | Vientre de cetáceo

La Ciudad y los perros, la primera novela escrita por el peruano Mario Vargas Llosa en el año 1963 con la que inició su prolífica carrera tras su publicación fue motivo de múltiples polémicas, por el contenido de la misma, comenzaron en su natal Perú donde transcurre la historia, las alusiones ridiculizando y mostrando el rostro más realista de militares, cadetes y estudiantes de la Escuela Leoncio Prado –condición humana al fin- en la que además de la estricta disciplina, existía el crimen, la violencia y la hipocresía en una sociedad en construcción que pretendía transformar y construir una nueva patria.

La publicación de esa novela provocó disturbios en el Perú de aquella década, quemaron ejemplares, pero no fue prohibida, en Rusia mutilaron 40 páginas del original y en la España franquista encontrar una editorial que la acogiera sin censurarla entrañaba todo un reto a pesar del florecimiento de los escritores latinoamericanos que comenzaban su máximo esplendor en Francia como puerta de entrada a Europa.

España tenía una importancia singular por el idioma en el que fue escrita dicha novela, pero la censura del régimen era en palabras de Vargas Llosa, anacrónico, tras encontrar una editorial y aceptar la sugerencia del director de facilitar el camino al postular la novela a un Premio que (sí obtuvo) comenzó la gestión para obtener el aval del gobierno español para autorizar la impresión, no obstante, semanas después de ese premio y a la espera de la anuencia, Vargas Llosa fue conminado a conversar con el viceministro de Información del gobierno español, quien le realizó una serie de observaciones, dentro de las que destacan dos.

La primera de ellas, era la relativa a un personaje de esa novela; un sacerdote, que era asiduo a los prostíbulos, lo que para el funcionario de un país (altamente católico) podría representar una ofensa a la moral de sus ciudadanos, sobre todo, porque el único personaje religioso de la novela resultaba por decir lo menos, ominoso.

Pero, la más importante, era la referencia a muchos militares y dentro de ellos, un Coronel al que en la novela original en una de las descripciones de su apariencia física, se consigna que tiene un vientre de ballena (obeso, gordo, panzón) el funcionario le reclama, que se trata de un Coronel, lo que podría tolerarse si se tratara de un capitán, un cabo, el escritor refutaría, más que degradar (cambiarle de grado militar) al personaje sugería cambiar el término de “vientre de ballena por el de vientre de cetáceo” y la respuesta fue aprobatoria, bueno, eso es un poco más complicado de entender y es posible habría concluido el español. Fin de la historia.

Dos años:

A más de medio siglo de esa historia muchas cosas han cambiado, pero otras se resisten a ello, la idea y el discurso es el mismo, construir una mejor sociedad, sin embargo en el país y en Tabasco hace falta más crítica constructiva y menos autocensura, ni siquiera en el terreno de la estridencia mediática sino en todo caso en la retórica política.

A dos años de una nueva administración resulta patético escuchar solo “cosas positivas” del gobierno federal y del gobierno estatal, sin reparar en los errores, en la falta de compromiso, de secretarios, de funcionarios, de alcaldes y diputados que como en los peores tiempos de gobiernos anteriores todo funciona de maravilla, casi a la perfección.

El compromiso a veces parece en singular y solo de algunos gobernantes, habría que reconocer que en realidad no todo está podrido, pero se necesita más.

Solo en el tema político, el cambio reciente en la Secretaría de Gobierno parece lo mismo que nada, si el anterior responsable probablemente se auto limitó sin dimensionar el tamaño de su encomienda el que lo suplió que en el papel llegaría con más independencia hasta ahora no ha demostrado nada extraordinario, solo el que ven sus aduladores de siempre.

Aquí también se simula en lo público aunque en lo privado se asuma otra interpretación.

CONTORNO

Tabasco en tres tiempos

Con el acercamiento de los tiempos electorales vuelve a surgir lo malo y lo peor de muchos tabasqueños.

En el pasado quienes fueron considerados populistas, villanos, depredadores del presupuesto, después se convirtieron en redentores cuando alcanzaron el poder.

Cuando perdieron ese poder les fue devuelta su definición como lo peor de la historia, el tabasqueño lo explica con su peculiar forma de hablar –chingue su madre, muerto el rey, viva el rey- ahora ante nuevas condiciones y circunstancias muchos son de nuevo la esperanza.

Muchas generaciones jóvenes que han envejecido mirando nada más, sin una oportunidad solo se lamentan.

javiermarinhdez@hotmail.com

La Ciudad y los perros, la primera novela escrita por el peruano Mario Vargas Llosa en el año 1963 con la que inició su prolífica carrera tras su publicación fue motivo de múltiples polémicas, por el contenido de la misma, comenzaron en su natal Perú donde transcurre la historia, las alusiones ridiculizando y mostrando el rostro más realista de militares, cadetes y estudiantes de la Escuela Leoncio Prado –condición humana al fin- en la que además de la estricta disciplina, existía el crimen, la violencia y la hipocresía en una sociedad en construcción que pretendía transformar y construir una nueva patria.

La publicación de esa novela provocó disturbios en el Perú de aquella década, quemaron ejemplares, pero no fue prohibida, en Rusia mutilaron 40 páginas del original y en la España franquista encontrar una editorial que la acogiera sin censurarla entrañaba todo un reto a pesar del florecimiento de los escritores latinoamericanos que comenzaban su máximo esplendor en Francia como puerta de entrada a Europa.

España tenía una importancia singular por el idioma en el que fue escrita dicha novela, pero la censura del régimen era en palabras de Vargas Llosa, anacrónico, tras encontrar una editorial y aceptar la sugerencia del director de facilitar el camino al postular la novela a un Premio que (sí obtuvo) comenzó la gestión para obtener el aval del gobierno español para autorizar la impresión, no obstante, semanas después de ese premio y a la espera de la anuencia, Vargas Llosa fue conminado a conversar con el viceministro de Información del gobierno español, quien le realizó una serie de observaciones, dentro de las que destacan dos.

La primera de ellas, era la relativa a un personaje de esa novela; un sacerdote, que era asiduo a los prostíbulos, lo que para el funcionario de un país (altamente católico) podría representar una ofensa a la moral de sus ciudadanos, sobre todo, porque el único personaje religioso de la novela resultaba por decir lo menos, ominoso.

Pero, la más importante, era la referencia a muchos militares y dentro de ellos, un Coronel al que en la novela original en una de las descripciones de su apariencia física, se consigna que tiene un vientre de ballena (obeso, gordo, panzón) el funcionario le reclama, que se trata de un Coronel, lo que podría tolerarse si se tratara de un capitán, un cabo, el escritor refutaría, más que degradar (cambiarle de grado militar) al personaje sugería cambiar el término de “vientre de ballena por el de vientre de cetáceo” y la respuesta fue aprobatoria, bueno, eso es un poco más complicado de entender y es posible habría concluido el español. Fin de la historia.

Dos años:

A más de medio siglo de esa historia muchas cosas han cambiado, pero otras se resisten a ello, la idea y el discurso es el mismo, construir una mejor sociedad, sin embargo en el país y en Tabasco hace falta más crítica constructiva y menos autocensura, ni siquiera en el terreno de la estridencia mediática sino en todo caso en la retórica política.

A dos años de una nueva administración resulta patético escuchar solo “cosas positivas” del gobierno federal y del gobierno estatal, sin reparar en los errores, en la falta de compromiso, de secretarios, de funcionarios, de alcaldes y diputados que como en los peores tiempos de gobiernos anteriores todo funciona de maravilla, casi a la perfección.

El compromiso a veces parece en singular y solo de algunos gobernantes, habría que reconocer que en realidad no todo está podrido, pero se necesita más.

Solo en el tema político, el cambio reciente en la Secretaría de Gobierno parece lo mismo que nada, si el anterior responsable probablemente se auto limitó sin dimensionar el tamaño de su encomienda el que lo suplió que en el papel llegaría con más independencia hasta ahora no ha demostrado nada extraordinario, solo el que ven sus aduladores de siempre.

Aquí también se simula en lo público aunque en lo privado se asuma otra interpretación.

CONTORNO

Tabasco en tres tiempos

Con el acercamiento de los tiempos electorales vuelve a surgir lo malo y lo peor de muchos tabasqueños.

En el pasado quienes fueron considerados populistas, villanos, depredadores del presupuesto, después se convirtieron en redentores cuando alcanzaron el poder.

Cuando perdieron ese poder les fue devuelta su definición como lo peor de la historia, el tabasqueño lo explica con su peculiar forma de hablar –chingue su madre, muerto el rey, viva el rey- ahora ante nuevas condiciones y circunstancias muchos son de nuevo la esperanza.

Muchas generaciones jóvenes que han envejecido mirando nada más, sin una oportunidad solo se lamentan.

javiermarinhdez@hotmail.com