/ lunes 20 de enero de 2020

Entorno | Rodadas¿cuál el objetivo?

Sábado 18 de Enero. 5:30 am.

Después de una invitación recurrente a participar en las rodadas de bicicleta que organiza el Ayuntamiento de Centro y –constatar de que se trata y el objetivo de las mismas- emprendí el recorrido de más de 4 kilómetros en bicicleta de donde partí hasta el estacionamiento del edificio municipal para traslado de bicicletas al punto de salida programado: ranchería Chiquiguao, Miraflores y finalmente Altozano.

En 4 kilómetros de rodada hasta el punto de encuentro a esa hora de la mañana (aun a oscuras) mujeres y hombres suben y bajan del transporte público y no falta el clásico amargado o trasnochado que al volante de su máquina de gasolina (coche) suelta su grito envenenado al intento de ciclista “pégate a la orilla animal…” (en realidad casi estaba unido a la banqueta) la advertencia provoca pedalear en la acera y en tramos con poco tráfico por la calle.

Cuento la anécdota del insulto a un reducido grupo que pedalea cada sábado y solo sonríen con una expresión que parecen compartir “es normal, ya estamos acostumbrados, algunos te pitan y aceleran”.

La rodada que correspondió a ese sábado es agotadora porque se trata de la zona geográfica más alta del Centro.

La geografía equivale a pendientes pronunciadas con sus descensos vertiginosos de hasta 75 kilómetros por hora, el mínimo error de control, pedaleo y conducción, una piedra en el camino, significaría una caída con todas las consecuencias posibles. Pese al número de ciclistas 150 –según los organizadores- no participa ninguna patrulla de la Policía Estatal de Caminos que siempre resguarda ese tipo de contingentes.

Pasada las 8 de la mañana antes de la incorporación al tramo de la carretera Villahermosa-Escárcega coincide con el paso de otro grupo de medio centenar de ciclistas –esos sí profesionales- que saludan en su travesía sin detenerse. Una camioneta con sirena va en punta y otra detrás.

A lo largo de la ruta de casi 20 kilómetros un ciclista profesional de más de 50 años al que llaman por su apellido “Chávez” es quien asiste a los –inexpertos como el reportero- “en la subida, baja la velocidad (de la bicicleta) a uno o dos para que no te cueste trabajo, échale aire a la llanta trasera, casi vienes ponchado”, en los ascensos muchos caminan con su bici a lado, él insiste, intenten, no se den por vencidos, arriba, pedaleen.

Saldo: una caída de una dama casi a un kilómetro del destino final, por una sensación de mareo, según dijo, dos puntos antes, hubo agua, un plátano o una manzana para los que así lo quisieran y para evitar descompensaciones.

En el último punto, en esta ocasión, corresponde al salón de un club donde ofrecen un desayuno a 169 personas (aunque solo esperaban 100), el alcalde, Evaristo Hernández Cruz quien encabezó la rodada, cuenta que pese a las dificultades los espacios para ciclistas sí se harán, el primero, este año en Paseo Usumacinta, después en el Malecón, Carlos Madrazo desde el Cicom hasta Casa Blanca hasta concluir con un circuito completo.

En grandes ciudades de Estados Unidos, Canadá, Europa un viaje sencillo en metro puede costar hasta 50 pesos y obliga al uso de bicicletas y al desarrollo de equipamiento y rutas seguras para las mismas, pero, aquí en Centro, con tan poca cultura, se antoja difícil, la respuesta del edil, es que se trata de un problema relacionado con enfermedades severas del que ya estamos sufriendo las consecuencias y por tanto es un caso de salud y en cierta medida económica.

Antes de eso por supuesto que existen múltiples prioridades que deben atenderse.

CONTORNO

El dilema de justicia

Movilidad e inmovilidad:

Multas y hasta seis años de cárcel para quien “se busca la vida en un coche y una aplicación a falta de empleo o por la edad” mientras a un par de hermanos dedicados a actividades ilícitas por años y que son –del dominio público, pero que nadie señala por temor y terror- ¿solo 3 y 8 años de pena?

Locatarios y líderes:

Los de mercados por ejemplo, que pagan cuotas a funcionarios municipales, estatales y federales para que les den chance a vender, aunque sea en zonas irregulares (ambulantes, fijos y semifijos) ¿Quién es más culpable?

Sábado 18 de Enero. 5:30 am.

Después de una invitación recurrente a participar en las rodadas de bicicleta que organiza el Ayuntamiento de Centro y –constatar de que se trata y el objetivo de las mismas- emprendí el recorrido de más de 4 kilómetros en bicicleta de donde partí hasta el estacionamiento del edificio municipal para traslado de bicicletas al punto de salida programado: ranchería Chiquiguao, Miraflores y finalmente Altozano.

En 4 kilómetros de rodada hasta el punto de encuentro a esa hora de la mañana (aun a oscuras) mujeres y hombres suben y bajan del transporte público y no falta el clásico amargado o trasnochado que al volante de su máquina de gasolina (coche) suelta su grito envenenado al intento de ciclista “pégate a la orilla animal…” (en realidad casi estaba unido a la banqueta) la advertencia provoca pedalear en la acera y en tramos con poco tráfico por la calle.

Cuento la anécdota del insulto a un reducido grupo que pedalea cada sábado y solo sonríen con una expresión que parecen compartir “es normal, ya estamos acostumbrados, algunos te pitan y aceleran”.

La rodada que correspondió a ese sábado es agotadora porque se trata de la zona geográfica más alta del Centro.

La geografía equivale a pendientes pronunciadas con sus descensos vertiginosos de hasta 75 kilómetros por hora, el mínimo error de control, pedaleo y conducción, una piedra en el camino, significaría una caída con todas las consecuencias posibles. Pese al número de ciclistas 150 –según los organizadores- no participa ninguna patrulla de la Policía Estatal de Caminos que siempre resguarda ese tipo de contingentes.

Pasada las 8 de la mañana antes de la incorporación al tramo de la carretera Villahermosa-Escárcega coincide con el paso de otro grupo de medio centenar de ciclistas –esos sí profesionales- que saludan en su travesía sin detenerse. Una camioneta con sirena va en punta y otra detrás.

A lo largo de la ruta de casi 20 kilómetros un ciclista profesional de más de 50 años al que llaman por su apellido “Chávez” es quien asiste a los –inexpertos como el reportero- “en la subida, baja la velocidad (de la bicicleta) a uno o dos para que no te cueste trabajo, échale aire a la llanta trasera, casi vienes ponchado”, en los ascensos muchos caminan con su bici a lado, él insiste, intenten, no se den por vencidos, arriba, pedaleen.

Saldo: una caída de una dama casi a un kilómetro del destino final, por una sensación de mareo, según dijo, dos puntos antes, hubo agua, un plátano o una manzana para los que así lo quisieran y para evitar descompensaciones.

En el último punto, en esta ocasión, corresponde al salón de un club donde ofrecen un desayuno a 169 personas (aunque solo esperaban 100), el alcalde, Evaristo Hernández Cruz quien encabezó la rodada, cuenta que pese a las dificultades los espacios para ciclistas sí se harán, el primero, este año en Paseo Usumacinta, después en el Malecón, Carlos Madrazo desde el Cicom hasta Casa Blanca hasta concluir con un circuito completo.

En grandes ciudades de Estados Unidos, Canadá, Europa un viaje sencillo en metro puede costar hasta 50 pesos y obliga al uso de bicicletas y al desarrollo de equipamiento y rutas seguras para las mismas, pero, aquí en Centro, con tan poca cultura, se antoja difícil, la respuesta del edil, es que se trata de un problema relacionado con enfermedades severas del que ya estamos sufriendo las consecuencias y por tanto es un caso de salud y en cierta medida económica.

Antes de eso por supuesto que existen múltiples prioridades que deben atenderse.

CONTORNO

El dilema de justicia

Movilidad e inmovilidad:

Multas y hasta seis años de cárcel para quien “se busca la vida en un coche y una aplicación a falta de empleo o por la edad” mientras a un par de hermanos dedicados a actividades ilícitas por años y que son –del dominio público, pero que nadie señala por temor y terror- ¿solo 3 y 8 años de pena?

Locatarios y líderes:

Los de mercados por ejemplo, que pagan cuotas a funcionarios municipales, estatales y federales para que les den chance a vender, aunque sea en zonas irregulares (ambulantes, fijos y semifijos) ¿Quién es más culpable?