/ lunes 30 de noviembre de 2020

Entorno | Reparto inequitativo y la ganancia política

Un acto de honestidad:

“Estamos completos, tenemos de todo en este albergue, favor de mandar la ayuda a otros que también lo necesitan”.

El cartel ubicado en una escuela de Villahermosa fue colocado hace algunos días por parte de quienes ahí se refugian desde hace casi un mes, varios han retornado a sus hogares, con cobertores nuevos, ropa nueva y usada, cubetas, material de limpieza y en general productos comestibles, en ese lugar cuando recién comenzaba la contingencia me tocó testificar la donación de kilos de carne cruda para comida y cobertores que eran entregados en ese momento.

En los albergues de Villahermosa la ayuda fue importante, la sociedad civil, la iniciativa privada y el gobierno concentraron gran parte de la ayuda en los albergues que se ubicaron aquí, otros fueron canalizados hacia comunidades representativas como Tamulté de las Sabanas con una importante población indígena, así como Nacajuca y en Macuspana, que fue el último en enfrentar inundaciones.

No obstante, en otros municipios afectados como Jalpa de Méndez, Cunduacán la ayuda no ha fluido con la urgencia que demanda la población que en ciertos casos la razón les asiste, porque a pesar del tiempo transcurrido varias comunidades se mantienen incomunicadas.

El nivel del agua y de los anegamientos –contrario a experiencias de años anteriores- prevalece, basta con ir a la zona de Boquerón, Ixtacomitán, Río Viejo para confirmarlo.

Pese a que se estableció una cadena de mando para distribuir la ayuda humanitaria, en el caso de Protección Civil Nacional –la obsesión por centralizar la ayuda- ha provocado que las despensas y otros apoyos no lleguen a zonas que tienen un número importante de población y que están completamente marginadas.

Esa falta de coordinación es lo que ha provocado indignación entre algunos pobladores, no todos necesitan o reclaman una ayuda, pero los que sí lo requieren es porque en verdad, están confinados en sus comunidades, sin empleo y en casos extremos, ancianos o mujeres al frente de hogares que continúan rodeados de agua.

Y…la ganancia política:

La semana pasada, una grúa de la Comisión Federal de Electricidad escoltada por elementos del Ejército Mexicano entró a la colonia, Guadalupe Borja aquí en Villahermosa, para entregar a un albergue de ese lugar cientos de colchonetas, sin que mediara alguno de los organismos responsables de coordinar la ayuda en el ámbito federal o estatal.

Los funcionarios de la CFE se negaron a dar entrevistas y solo mencionaron que la instrucción era entregar la ayuda –de manera directa- es decir, sin intermediarios ¿por qué?

Después del intercambio de reclamos por la responsabilidad –en el error de cálculo- de la CFE en la primera inundación que se registró en la entidad en la que el Gobierno de Tabasco exigió que se indemnice a todos los tabasqueños afectados, esa ayuda es poco para los muchos daños provocados.

La sospecha en este y otros casos, es la constante.


CONTORNO

El repunte del COVID

Justo cuando la entidad parecía salir de la crisis de casos de COVID-19, registrados en semanas anteriores, las inundaciones, la salida masiva de cientos de personas de sus hogares para mudarse a casas de familiares y otros a albergues, provocó un aumento en el número de contagios.

Los testimonios de las personas coinciden, la entrada del agua a sus casas y colonias fue tan repentina y en poco tiempo que difícilmente alguien priorizó colocarse el cubre bocas antes que poner a salvo a sus familias y por supuesto bienes materiales.

Sin embargo, la celebración del “Buen Fin” que pese a todas las recomendaciones concentró a cientos de tabasqueños en centros comerciales y tiendas departamentales para aprovechar las ofertas o en otros casos gastar el apoyo otorgado por el gobierno federal sin ninguna duda disparó el repunte.

Ante este nuevo escenario, la recomendación es la misma mantener las medidas vigentes desde el principio. No hay de otra.

javiermarinhdez@hotmail.com

Un acto de honestidad:

“Estamos completos, tenemos de todo en este albergue, favor de mandar la ayuda a otros que también lo necesitan”.

El cartel ubicado en una escuela de Villahermosa fue colocado hace algunos días por parte de quienes ahí se refugian desde hace casi un mes, varios han retornado a sus hogares, con cobertores nuevos, ropa nueva y usada, cubetas, material de limpieza y en general productos comestibles, en ese lugar cuando recién comenzaba la contingencia me tocó testificar la donación de kilos de carne cruda para comida y cobertores que eran entregados en ese momento.

En los albergues de Villahermosa la ayuda fue importante, la sociedad civil, la iniciativa privada y el gobierno concentraron gran parte de la ayuda en los albergues que se ubicaron aquí, otros fueron canalizados hacia comunidades representativas como Tamulté de las Sabanas con una importante población indígena, así como Nacajuca y en Macuspana, que fue el último en enfrentar inundaciones.

No obstante, en otros municipios afectados como Jalpa de Méndez, Cunduacán la ayuda no ha fluido con la urgencia que demanda la población que en ciertos casos la razón les asiste, porque a pesar del tiempo transcurrido varias comunidades se mantienen incomunicadas.

El nivel del agua y de los anegamientos –contrario a experiencias de años anteriores- prevalece, basta con ir a la zona de Boquerón, Ixtacomitán, Río Viejo para confirmarlo.

Pese a que se estableció una cadena de mando para distribuir la ayuda humanitaria, en el caso de Protección Civil Nacional –la obsesión por centralizar la ayuda- ha provocado que las despensas y otros apoyos no lleguen a zonas que tienen un número importante de población y que están completamente marginadas.

Esa falta de coordinación es lo que ha provocado indignación entre algunos pobladores, no todos necesitan o reclaman una ayuda, pero los que sí lo requieren es porque en verdad, están confinados en sus comunidades, sin empleo y en casos extremos, ancianos o mujeres al frente de hogares que continúan rodeados de agua.

Y…la ganancia política:

La semana pasada, una grúa de la Comisión Federal de Electricidad escoltada por elementos del Ejército Mexicano entró a la colonia, Guadalupe Borja aquí en Villahermosa, para entregar a un albergue de ese lugar cientos de colchonetas, sin que mediara alguno de los organismos responsables de coordinar la ayuda en el ámbito federal o estatal.

Los funcionarios de la CFE se negaron a dar entrevistas y solo mencionaron que la instrucción era entregar la ayuda –de manera directa- es decir, sin intermediarios ¿por qué?

Después del intercambio de reclamos por la responsabilidad –en el error de cálculo- de la CFE en la primera inundación que se registró en la entidad en la que el Gobierno de Tabasco exigió que se indemnice a todos los tabasqueños afectados, esa ayuda es poco para los muchos daños provocados.

La sospecha en este y otros casos, es la constante.


CONTORNO

El repunte del COVID

Justo cuando la entidad parecía salir de la crisis de casos de COVID-19, registrados en semanas anteriores, las inundaciones, la salida masiva de cientos de personas de sus hogares para mudarse a casas de familiares y otros a albergues, provocó un aumento en el número de contagios.

Los testimonios de las personas coinciden, la entrada del agua a sus casas y colonias fue tan repentina y en poco tiempo que difícilmente alguien priorizó colocarse el cubre bocas antes que poner a salvo a sus familias y por supuesto bienes materiales.

Sin embargo, la celebración del “Buen Fin” que pese a todas las recomendaciones concentró a cientos de tabasqueños en centros comerciales y tiendas departamentales para aprovechar las ofertas o en otros casos gastar el apoyo otorgado por el gobierno federal sin ninguna duda disparó el repunte.

Ante este nuevo escenario, la recomendación es la misma mantener las medidas vigentes desde el principio. No hay de otra.

javiermarinhdez@hotmail.com