/ lunes 27 de enero de 2020

Entorno | Inseguridad, dolor y muerte

“Acostúmbrate a pensar que la muerte nada es para nosotros, porque todo bien y mal reside en la sensación, y la muerte es privación del sentir” Epicuro (55-135 d.c.)

El asesinato de Carlos Garrido Gular, director del Instituto Tecnológico de La Venta, Huimanguillo, deja muchas lecciones respecto a lo que ocurre en esa zona y que se han denunciado a lo largo de los últimos años.

En ese territorio, la delincuencia campea y mantiene el control prácticamente de todos, hasta de las propias autoridades de justicia.

Y un ejemplo: apenas el año pasado, el primero de febrero, en plena cruzada contra el huachicol, el Presidente Andrés Manuel López Obrador acudió a poner en marcha el programa “Sembrando Vida” en el Poblado C 27 de Cárdenas, esa mañana, en el recorrido para llegar al punto del evento, circulaban en motocicletas muchachos con bidones de gasolina, al preguntar, la misma gente confirmaba que eran vendedores de combustible robado.

En Cárdenas desde hace tiempo existe otra queja recurrente: las cuotas de extorsión, solo el transporte público paga una tarifa diaria para no ser molestados y así negocios chicos, medianos y grandes.

El problema tiene años y tampoco se terminó con la llegada de un paisano a la Presidencia de la República, están condenados a su suerte.

En el vecino municipio de Huimanguillo y particularmente en esa zona las cosas no son distintas, las prácticas de robo de combustible se mantienen, al igual que el robo de tracto camiones, lo que ha hecho florecer una industria comercial en el lugar, refacciones, materiales de construcción y hasta un aceite para cocinar, es posible adquirirlos ahí a bajo precio sin competencia en el mercado comercial todo por una razón elemental: son robados.

Las autoridades que trabajan en esa zona son sometidos al pago de cuotas o sufren robos y en algunos casos con consecuencias fatales.

¿Cómo le hicieron los anteriores directores para trabajar sin problemas en esa zona?

Esa es una línea de investigación sobre la que deben de trabajar.

No es posible tolerar más actos como los descritos.

Se tiene que ir a fondo.

CONTORNO

El amigo de Galeano:

Por un amigo –casi hermano- en común conocí hace más de una década al abogado Francisco Javier Pacheco de Salazar fue suficiente una charla amplia entre los tres, para entender su erudición.

Conservo textos de su autoría y un par de notas que me compartió para arrojar luces sobre –mis artículos en temas específicos- uno de ellos cuando se emprendió la remodelación del Centro Histórico de Villahermosa desde 2007 (Evaristo Hernández, Jesús Ali y Humberto de los Santos) y en su análisis comparaba la remodelación del Casco Viejo de la Habana, Cuba, que fue remozada en su totalidad, sin quitarle una pieza de su arquitectura original.

Lamentaba en contraste, lo que aquí había ocurrido, con algunos detalles arquitectónicos que se perdieron para siempre, es, me decía, la muerte de la historia, de nuestra historia, de nuestro origen, de nuestro pasado.

Me hizo llegar un artículo más, de autoría italiana, en un momento de (pena tabasqueña contra el gobierno) en la que durante una Ópera en Roma, ante una crisis sin precedentes en la historia de Italia, durante el mandato de Silvio Berlusconi y estando presente el propio mandatario, los asistentes comenzaron a corear “Forza Italia, Viva Italia” como un reclamo –de alto nivel cultural e histórico- al mismísimo mandatario para que entendiera que no era bienvenido y que estaban en contra de su gobierno, cuando los actores se sumaron al coro, al mandatario no le quedó de otra que ponerse de pie y cantar. Meses después presentó su renuncia al cargo en medio de múltiples acusaciones de corrupción

Pacheco de Salazar era muy amigo del escritor uruguayo Eduardo Galeano y compartió con sus amigos tabasqueños parte de su literatura, de sus conversaciones y encuentros. Cuando Galeano murió recordó ese café prometido que no pudo concretarse de sus amigos tabasqueños con el célebre escritor.

Es una gran pérdida su partida física.

“Acostúmbrate a pensar que la muerte nada es para nosotros, porque todo bien y mal reside en la sensación, y la muerte es privación del sentir” Epicuro (55-135 d.c.)

El asesinato de Carlos Garrido Gular, director del Instituto Tecnológico de La Venta, Huimanguillo, deja muchas lecciones respecto a lo que ocurre en esa zona y que se han denunciado a lo largo de los últimos años.

En ese territorio, la delincuencia campea y mantiene el control prácticamente de todos, hasta de las propias autoridades de justicia.

Y un ejemplo: apenas el año pasado, el primero de febrero, en plena cruzada contra el huachicol, el Presidente Andrés Manuel López Obrador acudió a poner en marcha el programa “Sembrando Vida” en el Poblado C 27 de Cárdenas, esa mañana, en el recorrido para llegar al punto del evento, circulaban en motocicletas muchachos con bidones de gasolina, al preguntar, la misma gente confirmaba que eran vendedores de combustible robado.

En Cárdenas desde hace tiempo existe otra queja recurrente: las cuotas de extorsión, solo el transporte público paga una tarifa diaria para no ser molestados y así negocios chicos, medianos y grandes.

El problema tiene años y tampoco se terminó con la llegada de un paisano a la Presidencia de la República, están condenados a su suerte.

En el vecino municipio de Huimanguillo y particularmente en esa zona las cosas no son distintas, las prácticas de robo de combustible se mantienen, al igual que el robo de tracto camiones, lo que ha hecho florecer una industria comercial en el lugar, refacciones, materiales de construcción y hasta un aceite para cocinar, es posible adquirirlos ahí a bajo precio sin competencia en el mercado comercial todo por una razón elemental: son robados.

Las autoridades que trabajan en esa zona son sometidos al pago de cuotas o sufren robos y en algunos casos con consecuencias fatales.

¿Cómo le hicieron los anteriores directores para trabajar sin problemas en esa zona?

Esa es una línea de investigación sobre la que deben de trabajar.

No es posible tolerar más actos como los descritos.

Se tiene que ir a fondo.

CONTORNO

El amigo de Galeano:

Por un amigo –casi hermano- en común conocí hace más de una década al abogado Francisco Javier Pacheco de Salazar fue suficiente una charla amplia entre los tres, para entender su erudición.

Conservo textos de su autoría y un par de notas que me compartió para arrojar luces sobre –mis artículos en temas específicos- uno de ellos cuando se emprendió la remodelación del Centro Histórico de Villahermosa desde 2007 (Evaristo Hernández, Jesús Ali y Humberto de los Santos) y en su análisis comparaba la remodelación del Casco Viejo de la Habana, Cuba, que fue remozada en su totalidad, sin quitarle una pieza de su arquitectura original.

Lamentaba en contraste, lo que aquí había ocurrido, con algunos detalles arquitectónicos que se perdieron para siempre, es, me decía, la muerte de la historia, de nuestra historia, de nuestro origen, de nuestro pasado.

Me hizo llegar un artículo más, de autoría italiana, en un momento de (pena tabasqueña contra el gobierno) en la que durante una Ópera en Roma, ante una crisis sin precedentes en la historia de Italia, durante el mandato de Silvio Berlusconi y estando presente el propio mandatario, los asistentes comenzaron a corear “Forza Italia, Viva Italia” como un reclamo –de alto nivel cultural e histórico- al mismísimo mandatario para que entendiera que no era bienvenido y que estaban en contra de su gobierno, cuando los actores se sumaron al coro, al mandatario no le quedó de otra que ponerse de pie y cantar. Meses después presentó su renuncia al cargo en medio de múltiples acusaciones de corrupción

Pacheco de Salazar era muy amigo del escritor uruguayo Eduardo Galeano y compartió con sus amigos tabasqueños parte de su literatura, de sus conversaciones y encuentros. Cuando Galeano murió recordó ese café prometido que no pudo concretarse de sus amigos tabasqueños con el célebre escritor.

Es una gran pérdida su partida física.