El estado soñado. El estado inviable…
La maldición del tabasqueño por aventuras particulares de sus políticos.
Tengo un recuerdo frugal sobre la intensidad del primer impacto de la participación de todo un pueblo a favor de un político en el que depositaban todas sus esperanzas, cada vez que asumía un cargo impregnado de promesas para solucionar sus demandas, tengan paciencia, repetía.
En Paseo Tabasco y en 27 de febrero me tocó presenciar ese hecho, era la entrada triunfal del candidato al gobierno de Tabasco por el PRI, Salvador Neme Castillo en 1988. Ese mismo año, Andrés Manuel López Obrador era militante del PRI –los tiempos felices y de unidad de los priistas- no obstante posteriormente renunció para competir por la gubernatura en las elecciones de ese mismo año representando al Frente Democrático Nacional. Aunque esa es otra historia.
El todopoderoso
Neme Castillo ganó las elecciones de aquel año con el 70 por ciento de los votos en medio de una –artificial popularidad- así comenzó su desordenada administración, sin control de gastos, sin un catálogo prioritario de obras, con muchas ocurrencias que terminaron por deponerlo del cargo a los tres años, en tiempos donde se quitaban y ponían gobernadores por encima de la ley y donde todo se decidía con una simple llamada desde Palacio Nacional, el presidencialismo en su máxima expresión.
El todopoderoso quedó reducido a nada, la impronta de corrupción nadie se la pudo quitar jamás.
Llegó otro gobernador gris, el interino, Manuel Gurría Ordóñez (1992-1994) a quien durante su gestión, el entonces líder opositor Andrés Manuel López Obrador visitó en Palacio y al salir de aquel encuentro, evadió las preguntas de los reporteros ahí presentes para limitarse a decir que solo se “habían tomado un cafecito) nada trascendente ocurrió y el estado solo aumentó más su retroceso.
Roberto Madrazo, Andrés Manuel, Adán Augusto y ahora Andy…
A finales del siglo, en el otrora Distrito Federal (CDMX) dos tabasqueños gozaban de una gran popularidad, había quedado atrás el conflicto poselectoral del gobierno de Tabasco en 1994, esos personajes eran Roberto Madrazo y Andrés Manuel, el segundo terminó siendo postulado para el cargo de jefe de gobierno que ganó y Madrazo después de una gran competencia por la candidatura presidencial fue aplastado por la denominada nomenclatura del PRI, fue tan real la fortaleza electoral del tabasqueño y la decepción que las principales corrientes se fragmentaron y el candidato oficial, Francisco Labastida sucumbió en la elección constitucional ante el exitoso candidato del PAN, Vicente Fox con lo que se interrumpió la hegemonía del tricolor. En el 2000 sin dudarlo –aunque el hubiera no existe- existió una posibilidad real de alternancia consensada, pero se escogió la división por el interés y ambición personal antes que la unión para beneficiar a las mayorías.
En esos intentos de gobernar al país, se escaparon muchos millones de pesos que pudieron haberse invertido en el desarrollo de Tabasco, lo mismo ocurrió con el intento de Adán Augusto por convertirse en el candidato presidencial, aunque en los tiempos modernos y ya con un presidente tabasqueño las circunstancias son totalmente distintas, sin embargo se repitió el mismo patrón de hace más de dos décadas.
Ayer se confirmó lo que se había anticipado, Luisa Alcalde se convirtió en la nueva dirigente nacional de MORENA y Andrés Manuel López Beltrán (Andy) será el secretario de organización –desde donde intentará construir una gran plataforma, lo que ni su padre pudo lograr, su triunfo en el 2018 fue más mérito ciudadano que la militancia de MORENA- lo que obliga a darle el seguimiento necesario.
Hace un par de años, uno de los mejores amigos del ahora secretario de organización de MORENA, me dijo, “espera a que llegue Andy” ¿a dónde? Le cuestioné –lo acepto- con cierto sarcasmo, pues a donde más, me respondería, él va a ser el presidente en 2030 o mínimo el gobernador de Tabasco.
Y ahí van de nuevo, ahora, nuevas generaciones, como corderos siguiendo al nuevo pastor.
¿Llegará?
Por lo pronto Tabasco suma ya tres gobiernos “de izquierda” comenzaron con Arturo Núñez, Adán Augusto y en octubre con Javier May.
CONTORNO
Estridencia y denuncia
Queda una semana para que se de la transición del gobierno de Tabasco –de morena a morena- además de formar parte del mismo partido, vendrá la natural revisión del estado que guarda la administración pública estatal.
Y si encuentran anomalías sujetas a comprobación o ciertos instrumentos irregulares lo que debe seguir es la denuncia inmediata correspondiente más que la estridencia.
Empero, la izquierda, desde que gobiernan siempre sostienen que son los más honestos de todo el planeta, por lo que seguramente será difícil por no decir imposible poder encontrar irregularidades.
javiermarinhdez@hotmail.com