/ sábado 23 de mayo de 2020

Entorno | El estigma Tabasco como distractor

“Dejad que hable cualquiera cierto tiempo, y veréis como consigue prosélitos”: Robert L. Stevenson.

“Los discursos sin contradictor en realidad no son discursos sino sermones; sermonear es más fácil que discutir, porque solo es dogmatizar”: Conde De Romanones.

Y de repente Tabasco se convirtió el pasado miércoles en tendencia nacional en Twitter, solo que en sentido negativo, por el razonamiento personal (regaño-acusación) del subsecretario de salud federal Hugo López Gatell en relación al repunte de casos de COVID 19 en la entidad particularmente en Villahermosa.

El funcionario federal que tiene cautivos y sin capacidad de discernimiento a millones de mexicanos, tiene una explicación sensata a ese patrón de comportamiento, esa inmensa mayoría de la población cree a ciegas (ante tanta incertidumbre sobre el futuro inmediato) en un personaje que se asume como científico, pero que en ocasiones contradice abiertamente su propia formación, tampoco es para sorprenderse, el mismo fenómeno ocurre con los responsables de conducir en otros países la lucha contra el COVID-19 como Anthony Fauci en Estados Unidos quien con sus expresiones no verbales y con un estilo extremadamente cuidadoso dejó de manifiesto su rechazo al “manejo político de un tema de ciencia” y tiene a los estadounidenses al pendiente de sus declaraciones.

Los que llevan la lucha en Alemania, Gran Bretaña, España (pese a los miles de muertos y a una reacción tardía) también son auténticos ídolos nacionales por estar frente a una cámara de televisión o en redes sociales, mucho más incluso que médicos que perdieron la vida o las enfermeras que todos los días están en la línea de defensa contra el virus y las personas que han salvado y de los que desafortunadamente también han fallecido.

Pero aquí y en este momento no es para confundirse, ni para creer irrestrictamente lo que afirma un funcionario, mortal, como todos y que puede equivocarse, no todo lo que afirmó como dogma se ha cumplido.

Aunque se pueden hablar de muchos errores de “pronóstico científico” por parte del responsable nacional contra el coronavirus al que el propio Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador le ha confiado toda la carga por sus conocimientos técnicos, solo basta señalar tres momentos:

El primero cuando habló de que para el 16 de abril, estaríamos saliendo de la crisis, que habría una luz al final del túnel, técnicamente lo afirmó acompañado de las palabras del mandatario federal que ese día podríamos regresar a la normalidad. Falló.

El segundo que depende de su primer pronóstico (eso no debe de perderse de vista) al hablar en una nueva proyección del Pico de la Pandemia y declive entre la tercera semana de mayo y primera del mes de junio, sin embargo, antes de eso, había dado una nueva fecha de retorno a la normalidad, el 1 de junio. Todo indica que el confinamiento se extenderá todavía más.

Y el tercero tiene que ver con Tabasco, mientras el gobernador Adán Augusto López Hernández tomaba medidas drásticas para contener la ola de contagios que -se han mantenido en ascenso permanente- como el cierre de múltiples negocios durante el fin de semana anterior, por el festejo del día de las madres el 10 de Mayo, un día después (11) el subsecretario López Gatell afirmaba lo siguiente:

“En algunas ciudades de México, como Villahermosa, Cancún y Culiacán ya comienza el descenso de casos de COVID y quiero felicitar particularmente a Villahermosa”.

Nueve días después, el mismo López Gatell arremetía contra los tabasqueños, por su comportamiento, la entidad registró el miércoles el día con más casos positivos a COVID aun con todas las disposiciones oficiales que cumple de manera irrestricta la inmensa mayoría de la población tabasqueña.

En otras palabras, el discurso y los hechos son completamente distintos a los que maneja el funcionario federal lo que se presta a confusión, por esa obsesión de centralizar una estrategia sanitaria que tiene muchas divergencias entre poblaciones incluso entre estados vecinos.

Y como desafortunadamente ocurre entre tabasqueños continúan los insultos entre ellos mismos, sin reparar en lo que importa, el negro panorama que se asoma y abonando a más división, en lugar de estar unidos para enfrentar esta crisis y salir de ella lo más pronto que se pueda. Después habrá tiempo para saldar cuentas.

Esa división sirve como el distractor nacional idóneo para un funcionario federal al que le aumentan los reclamos por sus errores de diagnóstico científico que tienen a México en una especie de estrés colectivo con todas las consecuencias que ello implica.

CONTORNO

Acción y reacción

El Gobierno de Tabasco aumentó su capacidad de hospitalización para potenciales pacientes de COVID-19 con equipo especializado y medicamentos, el Hospital de Comalcalco ya opera como tal y ahora se suma el Maximiliano Dorantes.

Siempre será mejor que sobren camas en lugar de pacientes y esto último depende de la población.

“Dejad que hable cualquiera cierto tiempo, y veréis como consigue prosélitos”: Robert L. Stevenson.

“Los discursos sin contradictor en realidad no son discursos sino sermones; sermonear es más fácil que discutir, porque solo es dogmatizar”: Conde De Romanones.

Y de repente Tabasco se convirtió el pasado miércoles en tendencia nacional en Twitter, solo que en sentido negativo, por el razonamiento personal (regaño-acusación) del subsecretario de salud federal Hugo López Gatell en relación al repunte de casos de COVID 19 en la entidad particularmente en Villahermosa.

El funcionario federal que tiene cautivos y sin capacidad de discernimiento a millones de mexicanos, tiene una explicación sensata a ese patrón de comportamiento, esa inmensa mayoría de la población cree a ciegas (ante tanta incertidumbre sobre el futuro inmediato) en un personaje que se asume como científico, pero que en ocasiones contradice abiertamente su propia formación, tampoco es para sorprenderse, el mismo fenómeno ocurre con los responsables de conducir en otros países la lucha contra el COVID-19 como Anthony Fauci en Estados Unidos quien con sus expresiones no verbales y con un estilo extremadamente cuidadoso dejó de manifiesto su rechazo al “manejo político de un tema de ciencia” y tiene a los estadounidenses al pendiente de sus declaraciones.

Los que llevan la lucha en Alemania, Gran Bretaña, España (pese a los miles de muertos y a una reacción tardía) también son auténticos ídolos nacionales por estar frente a una cámara de televisión o en redes sociales, mucho más incluso que médicos que perdieron la vida o las enfermeras que todos los días están en la línea de defensa contra el virus y las personas que han salvado y de los que desafortunadamente también han fallecido.

Pero aquí y en este momento no es para confundirse, ni para creer irrestrictamente lo que afirma un funcionario, mortal, como todos y que puede equivocarse, no todo lo que afirmó como dogma se ha cumplido.

Aunque se pueden hablar de muchos errores de “pronóstico científico” por parte del responsable nacional contra el coronavirus al que el propio Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador le ha confiado toda la carga por sus conocimientos técnicos, solo basta señalar tres momentos:

El primero cuando habló de que para el 16 de abril, estaríamos saliendo de la crisis, que habría una luz al final del túnel, técnicamente lo afirmó acompañado de las palabras del mandatario federal que ese día podríamos regresar a la normalidad. Falló.

El segundo que depende de su primer pronóstico (eso no debe de perderse de vista) al hablar en una nueva proyección del Pico de la Pandemia y declive entre la tercera semana de mayo y primera del mes de junio, sin embargo, antes de eso, había dado una nueva fecha de retorno a la normalidad, el 1 de junio. Todo indica que el confinamiento se extenderá todavía más.

Y el tercero tiene que ver con Tabasco, mientras el gobernador Adán Augusto López Hernández tomaba medidas drásticas para contener la ola de contagios que -se han mantenido en ascenso permanente- como el cierre de múltiples negocios durante el fin de semana anterior, por el festejo del día de las madres el 10 de Mayo, un día después (11) el subsecretario López Gatell afirmaba lo siguiente:

“En algunas ciudades de México, como Villahermosa, Cancún y Culiacán ya comienza el descenso de casos de COVID y quiero felicitar particularmente a Villahermosa”.

Nueve días después, el mismo López Gatell arremetía contra los tabasqueños, por su comportamiento, la entidad registró el miércoles el día con más casos positivos a COVID aun con todas las disposiciones oficiales que cumple de manera irrestricta la inmensa mayoría de la población tabasqueña.

En otras palabras, el discurso y los hechos son completamente distintos a los que maneja el funcionario federal lo que se presta a confusión, por esa obsesión de centralizar una estrategia sanitaria que tiene muchas divergencias entre poblaciones incluso entre estados vecinos.

Y como desafortunadamente ocurre entre tabasqueños continúan los insultos entre ellos mismos, sin reparar en lo que importa, el negro panorama que se asoma y abonando a más división, en lugar de estar unidos para enfrentar esta crisis y salir de ella lo más pronto que se pueda. Después habrá tiempo para saldar cuentas.

Esa división sirve como el distractor nacional idóneo para un funcionario federal al que le aumentan los reclamos por sus errores de diagnóstico científico que tienen a México en una especie de estrés colectivo con todas las consecuencias que ello implica.

CONTORNO

Acción y reacción

El Gobierno de Tabasco aumentó su capacidad de hospitalización para potenciales pacientes de COVID-19 con equipo especializado y medicamentos, el Hospital de Comalcalco ya opera como tal y ahora se suma el Maximiliano Dorantes.

Siempre será mejor que sobren camas en lugar de pacientes y esto último depende de la población.