/ viernes 15 de mayo de 2020

Entorno | El complicado retorno a la normalidad

Y en esa “nueva normalidad” se habla de que la sociedad nunca más volverá a ser igual a la que existió antes de esta crisis, pero históricamente la sociedad siempre se acopla a cada nueva realidad, podemos ilustrarlos con dos casos recientes, a nivel mundial: los atentados a las torres gemelas en 2001 en la Ciudad de Nueva York y un par de ciudades de Estados Unidos que dejaron más de 3 mil muertos, en el que se involucraron aviones y aeropuertos, lo que generó como consecuencia inmediata el endurecimiento de los controles de seguridad en todos los países del mundo, incluso en vuelos internos en cada nación, los protocolos de seguridad para detectar armas, explosivos y otros artefactos son altamente efectivos.

Las revisiones a pasajeros y aviones cuestan muchas horas productivas, pero nadie se opone porque está de por medio la seguridad.

El segundo caso fue la crisis sanitaria que vivió México por el virus H1N1 del año 2009 en el que se recomendó el uso del cubrebocas –lo que ahora a nivel federal no se avala (el actual subsecretario Hugo López Gatell formó parte de esa administración) aunque sí los estados, incluido Tabasco- y también el lavado frecuente y riguroso de manos, así como el uso del gel antibacterial.

El resultado de esa crisis, es que muchos mexicanos con el surgimiento del COVID-19 ya sabían que hacer de hecho la mayoría tomó la decisión de auto-confinarse y disminuir su movilidad por el temor a un contagio, antes incluso que las autoridades federales lo recomendaran.

Es decir, ese aprendizaje del 2009, uso de cubrebocas, lavado de manos y uso de gel antibacterial podría ser una consecuencia favorable en el número de casos confirmados, que con todo y los no registrados son menores a lo que se esperaba.

El caso Tabasco: Tabasco tiene una población de 2 millones 200 mil tabasqueños y según el registro oficial de la Secretaría de Salud hasta el miércoles 13 de mayo tenía mil 976 casos confirmados de COVID-19 y 253 personas fallecidas.

Eso significa y se tiene que ser responsable en lo que se afirma, las medidas estrictas y los decretos que le acompañan han funcionado para bien, la inmensa mayoría de la población está encerrada y solo son algunos cuantos (somos más de 2 millones de tabasqueños) los que se observan abarrotando el Centro Histórico o algunas zonas específicas.

No obstante, las declaraciones del subsecretario de salud federal, López Gatell afirmando a inicios de semana –lo que no todos entienden igual- que Tabasco alcanzó el pico y comenzó el declive, la sociedad tabasqueña lo tomó tal cual y eso provocó que un determinado porcentaje saliera a la calle generando una inmensa ola de inconformidad entre los miles que se encuentran respetando las medidas.

Y en esa “nueva normalidad” se habla de que la sociedad nunca más volverá a ser igual a la que existió antes de esta crisis, pero históricamente la sociedad siempre se acopla a cada nueva realidad, podemos ilustrarlos con dos casos recientes, a nivel mundial: los atentados a las torres gemelas en 2001 en la Ciudad de Nueva York y un par de ciudades de Estados Unidos que dejaron más de 3 mil muertos, en el que se involucraron aviones y aeropuertos, lo que generó como consecuencia inmediata el endurecimiento de los controles de seguridad en todos los países del mundo, incluso en vuelos internos en cada nación, los protocolos de seguridad para detectar armas, explosivos y otros artefactos son altamente efectivos.

Las revisiones a pasajeros y aviones cuestan muchas horas productivas, pero nadie se opone porque está de por medio la seguridad.

El segundo caso fue la crisis sanitaria que vivió México por el virus H1N1 del año 2009 en el que se recomendó el uso del cubrebocas –lo que ahora a nivel federal no se avala (el actual subsecretario Hugo López Gatell formó parte de esa administración) aunque sí los estados, incluido Tabasco- y también el lavado frecuente y riguroso de manos, así como el uso del gel antibacterial.

El resultado de esa crisis, es que muchos mexicanos con el surgimiento del COVID-19 ya sabían que hacer de hecho la mayoría tomó la decisión de auto-confinarse y disminuir su movilidad por el temor a un contagio, antes incluso que las autoridades federales lo recomendaran.

Es decir, ese aprendizaje del 2009, uso de cubrebocas, lavado de manos y uso de gel antibacterial podría ser una consecuencia favorable en el número de casos confirmados, que con todo y los no registrados son menores a lo que se esperaba.

El caso Tabasco: Tabasco tiene una población de 2 millones 200 mil tabasqueños y según el registro oficial de la Secretaría de Salud hasta el miércoles 13 de mayo tenía mil 976 casos confirmados de COVID-19 y 253 personas fallecidas.

Eso significa y se tiene que ser responsable en lo que se afirma, las medidas estrictas y los decretos que le acompañan han funcionado para bien, la inmensa mayoría de la población está encerrada y solo son algunos cuantos (somos más de 2 millones de tabasqueños) los que se observan abarrotando el Centro Histórico o algunas zonas específicas.

No obstante, las declaraciones del subsecretario de salud federal, López Gatell afirmando a inicios de semana –lo que no todos entienden igual- que Tabasco alcanzó el pico y comenzó el declive, la sociedad tabasqueña lo tomó tal cual y eso provocó que un determinado porcentaje saliera a la calle generando una inmensa ola de inconformidad entre los miles que se encuentran respetando las medidas.