/ viernes 12 de junio de 2020

Entorno | Del optimista al apologista del caos

“El único consuelo es entrar en el caos, volverse caótico también” Mario Benedetti.

Nadie debe olvidar lo que ocurrió al inicio de la crisis sanitaria por el COVID-19 con los pronósticos de un “autodenominado científico” el subsecretario Hugo López Gatell cuando comenzó a salir sonriente cada mañana o tarde para informar a millones de mexicanos sobre la evolución del virus desde el 27 de febrero pasado que cuando se registró oficialmente el primer caso positivo en el país.

Una sonrisa criminal:

La imagen risueña de López Gatell hace recordar una portada del semanario Proceso -en la era de Julio Scherer- hace 28 años en la que se observa un escenario dantesco en un punto de Guadalajara, donde se ve el rostro de consternación y asombro del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari que contrasta con la amplia sonrisa del ex gobernador de Jalisco Guillermo Cossio Vidaurri y el título es una pregunta ¿de qué se ríe gobernador? Esa portada fue por los hechos ocurridos el viernes 24 de abril del año 1992 en Guadalajara, Jalisco, una fuga de gasolina que provocó una cadena de diez explosiones que terminaron con la vida de manera instantánea de mil personas y alrededor de 2 mil heridos además de cuantiosos daños materiales que, pese a la advertencia del intenso olor que se percibía a lo largo de ocho días atrás, la autoridad municipal y estatal las minimizaron.

Salinas de Gortari arribó ese mismo día a Guadalajara y a la pregunta de una corresponsal extranjera sobre las causas del accidente, este le respondió: “esa información se las dará el gobernador” que estaba parado a su lado. Seis días después -a la mitad de su mandato Cossio Vidaurri solicitó licencia definitiva al cargo para enfrentar la vergüenza de su actuación. Pero esa es otra historia.

Y en la actual crisis sanitaria de este año no debe olvidarse la exagerada seguridad de rigor científico de López Gatell cuando estimó a mediados de abril en 6 mil u 8 mil muertes totales por COVID durante toda la Pandemia y que ayer rebasó las 15 mil muertes y que probablemente llevó al presidente Andrés Manuel López Obrador a plantear que no era nada grave por creer en sus pronósticos optimistas y que derivó en las conocidas frases; no pasa nada, abrácense, salgan a comer a las fondas, como anillo al dedo, entre otras.

Después de las revelaciones periodísticas y muchos argumentos que plantearon medios internacionales que pusieron en duda sus pronósticos y a los que descalificaron oficialmente con el paso del tiempo confirmaron que no eran ellos los equivocados sino López Gatell y los que confiaron en sus cálculos, lo mismo ocurrió con su desafortunada comparecencia en el Senado y hace una semana ante diputados federales donde pasó del optimismo al pesimismo al aumentar su rango de muertes en hasta 30 mil.

¿Y ahora?

Ayer volvió a insistir en sus pronósticos ahora con el argumento de que la próxima semana “ahora sí” se registrará el Pico de la Pandemia, aunque, en una de sus incontables justificaciones hace algunos días dijo que por ser México un país extenso en términos de población y territorial estos pronósticos pueden ser distintos en cada entidad.

Lo anterior es otra contradicción más en la implementación de una política federal que es muy distinta a la realidad que vive cada estado.

Es un hecho que en el caso de Tabasco los casos positivos continuarán, pero es bastante real la posibilidad de que estemos en un declive.

La única recomendación posible sigue siendo la misma: el cuidado es personal.

CONTORNO

El fracaso del Hoy no circula

A quien se la haya ocurrido la medida de restringir el transporte público, no solo acortando horarios sino ahora también unidades en circulación es un completo absurdo.

Tristeza fue el sentimiento que me produjo escuchar el lunes al entrar en vigor la medida gubernamental cuando un par de trabajadores se lamentaban por los retrasos que enfrentaron para llegar a sus trabajos y al mismo tiempo hablaban de sus otros compañeros, los que definitivamente salieron a cumplir con sus jornadas laborales, pero al no alcanzar el transporte o esperar mucho tiempo se regresaron a sus casas y perdieron un día de trabajo.

Lo único que faltaba, entre una crisis de empleos y un intento de retorno a la normalidad. ¿así?

“El único consuelo es entrar en el caos, volverse caótico también” Mario Benedetti.

Nadie debe olvidar lo que ocurrió al inicio de la crisis sanitaria por el COVID-19 con los pronósticos de un “autodenominado científico” el subsecretario Hugo López Gatell cuando comenzó a salir sonriente cada mañana o tarde para informar a millones de mexicanos sobre la evolución del virus desde el 27 de febrero pasado que cuando se registró oficialmente el primer caso positivo en el país.

Una sonrisa criminal:

La imagen risueña de López Gatell hace recordar una portada del semanario Proceso -en la era de Julio Scherer- hace 28 años en la que se observa un escenario dantesco en un punto de Guadalajara, donde se ve el rostro de consternación y asombro del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari que contrasta con la amplia sonrisa del ex gobernador de Jalisco Guillermo Cossio Vidaurri y el título es una pregunta ¿de qué se ríe gobernador? Esa portada fue por los hechos ocurridos el viernes 24 de abril del año 1992 en Guadalajara, Jalisco, una fuga de gasolina que provocó una cadena de diez explosiones que terminaron con la vida de manera instantánea de mil personas y alrededor de 2 mil heridos además de cuantiosos daños materiales que, pese a la advertencia del intenso olor que se percibía a lo largo de ocho días atrás, la autoridad municipal y estatal las minimizaron.

Salinas de Gortari arribó ese mismo día a Guadalajara y a la pregunta de una corresponsal extranjera sobre las causas del accidente, este le respondió: “esa información se las dará el gobernador” que estaba parado a su lado. Seis días después -a la mitad de su mandato Cossio Vidaurri solicitó licencia definitiva al cargo para enfrentar la vergüenza de su actuación. Pero esa es otra historia.

Y en la actual crisis sanitaria de este año no debe olvidarse la exagerada seguridad de rigor científico de López Gatell cuando estimó a mediados de abril en 6 mil u 8 mil muertes totales por COVID durante toda la Pandemia y que ayer rebasó las 15 mil muertes y que probablemente llevó al presidente Andrés Manuel López Obrador a plantear que no era nada grave por creer en sus pronósticos optimistas y que derivó en las conocidas frases; no pasa nada, abrácense, salgan a comer a las fondas, como anillo al dedo, entre otras.

Después de las revelaciones periodísticas y muchos argumentos que plantearon medios internacionales que pusieron en duda sus pronósticos y a los que descalificaron oficialmente con el paso del tiempo confirmaron que no eran ellos los equivocados sino López Gatell y los que confiaron en sus cálculos, lo mismo ocurrió con su desafortunada comparecencia en el Senado y hace una semana ante diputados federales donde pasó del optimismo al pesimismo al aumentar su rango de muertes en hasta 30 mil.

¿Y ahora?

Ayer volvió a insistir en sus pronósticos ahora con el argumento de que la próxima semana “ahora sí” se registrará el Pico de la Pandemia, aunque, en una de sus incontables justificaciones hace algunos días dijo que por ser México un país extenso en términos de población y territorial estos pronósticos pueden ser distintos en cada entidad.

Lo anterior es otra contradicción más en la implementación de una política federal que es muy distinta a la realidad que vive cada estado.

Es un hecho que en el caso de Tabasco los casos positivos continuarán, pero es bastante real la posibilidad de que estemos en un declive.

La única recomendación posible sigue siendo la misma: el cuidado es personal.

CONTORNO

El fracaso del Hoy no circula

A quien se la haya ocurrido la medida de restringir el transporte público, no solo acortando horarios sino ahora también unidades en circulación es un completo absurdo.

Tristeza fue el sentimiento que me produjo escuchar el lunes al entrar en vigor la medida gubernamental cuando un par de trabajadores se lamentaban por los retrasos que enfrentaron para llegar a sus trabajos y al mismo tiempo hablaban de sus otros compañeros, los que definitivamente salieron a cumplir con sus jornadas laborales, pero al no alcanzar el transporte o esperar mucho tiempo se regresaron a sus casas y perdieron un día de trabajo.

Lo único que faltaba, entre una crisis de empleos y un intento de retorno a la normalidad. ¿así?