/ viernes 21 de agosto de 2020

Entorno | COVID-19: luz al final del túnel

“El más terrible de los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza perdida” Federico García Lorca.

Difícil condición la del ser humano, particularmente, la de nosotros, los tabasqueños a quienes les distingue de otros su enorme capacidad para dudar acerca de cualquier tema en específico.

Ahora que disminuyó la cifra de nuevos casos positivos a COVID-19 detectados, que pasó de un promedio de 380 diarios durante la primera semana de agosto a menos de 200 en los últimos días, la duda se asoma entre la población que no cree posible una disminución tan abrupta en tan poco tiempo y pueden o no tener razón.

La explicación es sencilla, para confirmar que el factor de contagios es decreciente en la entidad basta con revisar aquellos núcleos de población donde se presentaron las mayores tasas y la disminución de nuevos casos es consistente con las cifras oficiales.

El mismo patrón se refleja por un mayor número de camas de hospitales disponibles –aunque aquí si habría que hacer una precisión- el gobierno de Tabasco aumentó la capacidad de camas con las burbujas instaladas en el estacionamiento del Hospital Juan Graham, las del Parque Tabasco, así como las de los hospitales Maximiliano Dorantes y Desiderio Rosado en Comalcalco, de no haberlo realizado estaría rebasado.

Y recuperados sin acudir al hospital:

Hace un par de semanas, un conocido me contó su historia particular ocurrida con un familiar cuando todo indicaba que era portador del virus Sars-Cov 2 a la recomendación de que se preparara para ir al hospital, la respuesta del enfermo fue inmediata; de ninguna manera si me recupero o muero será en mi casa.

Pese a su edad, se recuperó.

Otros cientos de tabasqueños también enfrentaron el curso de la enfermedad en sus casas y aquellos que tuvieron síntomas recurrieron a cualquier cantidad de brebajes naturales y hasta medicamentos para superarlo, algunos también perdieron la vida en el intento, pero, fueron los menos, de hecho del total de muertes por COVID-19 el 74 por ciento ocurrió al interior de los hospitales públicos, el resto en sus casas.

Desde luego que no se puede minimizar el trabajo de los médicos y enfermeras que han dado una auténtica lucha por salvar vidas, existen cientos de testimonios de pacientes que superaron la enfermedad con la asistencia del personal sanitario, pero, también está la de otros que -llegaron a tiempo- con mínimos problemas respiratorios y sin comorbilidades y desafortunadamente fallecieron. Eso también es una realidad.

¿Relajar medidas?

Los rebrotes de nuevos casos que se han presentado en España y Japón –que habían controlado el virus- en los últimos días fueron propiciados por jóvenes quienes regresaron a las calles, a los antros se contagiaron e hicieron lo propio con sus padres, abuelos y el resto de sus familiares.

Relajar las medidas en Tabasco ahora que descendieron los casos, no es lo más recomendable y sí por el contrario mantener las recomendaciones de siempre, uso de cubre bocas, lavado de manos y una distancia suficiente entre personas en la calle para evitar los contagios.

CONTORNO

Comida chatarra y la crisis del hambre

Aunque usted no lo crea…

Una sopa instantánea, refrescos embotellados, comida chatarra de todo tipo particularmente las que cuestan dos o tres pesos –que venden en dulcerías- constituye la base de alimentación diaria de miles de niños tabasqueños, muchos de ellos, abandonados a su suerte por la separación de los padres, terminan con sus abuelos o tíos, es una cruda realidad presente en la entidad.

Y en el caso de quienes sí viven con sus padres pasan muchas horas sin verlos, porque trabajan, lo mismo ocurre con hogares uniparentales en donde salen desde temprano y regresan hasta la noche.

Ese sector de la población vulnerable resolvía sus problemas y los de sus hermanos con la comida chatarra, nunca ha sido lo más recomendable, pero definitivamente era una salida.

Con la nueva Ley que prohíbe la venta de esos productos a menores de edad su perspectiva cambiará.

En paralelo, las raciones de desayunos calientes con verduras, pollo y carne de cerdo que habían comenzado a entregarse en las escuelas de 8 municipios de la entidad hasta el 13 de marzo de este año y que de acuerdo a testimonios de algunos niños –era su alimento principal del todo el día- está suspendido por la contingencia.

En conclusión, la prohibición que ahora se ha extendido a todo el país –más como una medida oportunista y política- no está acompañada de alternativas responsables para mirar el problema desde una perspectiva más profunda.

“El más terrible de los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza perdida” Federico García Lorca.

Difícil condición la del ser humano, particularmente, la de nosotros, los tabasqueños a quienes les distingue de otros su enorme capacidad para dudar acerca de cualquier tema en específico.

Ahora que disminuyó la cifra de nuevos casos positivos a COVID-19 detectados, que pasó de un promedio de 380 diarios durante la primera semana de agosto a menos de 200 en los últimos días, la duda se asoma entre la población que no cree posible una disminución tan abrupta en tan poco tiempo y pueden o no tener razón.

La explicación es sencilla, para confirmar que el factor de contagios es decreciente en la entidad basta con revisar aquellos núcleos de población donde se presentaron las mayores tasas y la disminución de nuevos casos es consistente con las cifras oficiales.

El mismo patrón se refleja por un mayor número de camas de hospitales disponibles –aunque aquí si habría que hacer una precisión- el gobierno de Tabasco aumentó la capacidad de camas con las burbujas instaladas en el estacionamiento del Hospital Juan Graham, las del Parque Tabasco, así como las de los hospitales Maximiliano Dorantes y Desiderio Rosado en Comalcalco, de no haberlo realizado estaría rebasado.

Y recuperados sin acudir al hospital:

Hace un par de semanas, un conocido me contó su historia particular ocurrida con un familiar cuando todo indicaba que era portador del virus Sars-Cov 2 a la recomendación de que se preparara para ir al hospital, la respuesta del enfermo fue inmediata; de ninguna manera si me recupero o muero será en mi casa.

Pese a su edad, se recuperó.

Otros cientos de tabasqueños también enfrentaron el curso de la enfermedad en sus casas y aquellos que tuvieron síntomas recurrieron a cualquier cantidad de brebajes naturales y hasta medicamentos para superarlo, algunos también perdieron la vida en el intento, pero, fueron los menos, de hecho del total de muertes por COVID-19 el 74 por ciento ocurrió al interior de los hospitales públicos, el resto en sus casas.

Desde luego que no se puede minimizar el trabajo de los médicos y enfermeras que han dado una auténtica lucha por salvar vidas, existen cientos de testimonios de pacientes que superaron la enfermedad con la asistencia del personal sanitario, pero, también está la de otros que -llegaron a tiempo- con mínimos problemas respiratorios y sin comorbilidades y desafortunadamente fallecieron. Eso también es una realidad.

¿Relajar medidas?

Los rebrotes de nuevos casos que se han presentado en España y Japón –que habían controlado el virus- en los últimos días fueron propiciados por jóvenes quienes regresaron a las calles, a los antros se contagiaron e hicieron lo propio con sus padres, abuelos y el resto de sus familiares.

Relajar las medidas en Tabasco ahora que descendieron los casos, no es lo más recomendable y sí por el contrario mantener las recomendaciones de siempre, uso de cubre bocas, lavado de manos y una distancia suficiente entre personas en la calle para evitar los contagios.

CONTORNO

Comida chatarra y la crisis del hambre

Aunque usted no lo crea…

Una sopa instantánea, refrescos embotellados, comida chatarra de todo tipo particularmente las que cuestan dos o tres pesos –que venden en dulcerías- constituye la base de alimentación diaria de miles de niños tabasqueños, muchos de ellos, abandonados a su suerte por la separación de los padres, terminan con sus abuelos o tíos, es una cruda realidad presente en la entidad.

Y en el caso de quienes sí viven con sus padres pasan muchas horas sin verlos, porque trabajan, lo mismo ocurre con hogares uniparentales en donde salen desde temprano y regresan hasta la noche.

Ese sector de la población vulnerable resolvía sus problemas y los de sus hermanos con la comida chatarra, nunca ha sido lo más recomendable, pero definitivamente era una salida.

Con la nueva Ley que prohíbe la venta de esos productos a menores de edad su perspectiva cambiará.

En paralelo, las raciones de desayunos calientes con verduras, pollo y carne de cerdo que habían comenzado a entregarse en las escuelas de 8 municipios de la entidad hasta el 13 de marzo de este año y que de acuerdo a testimonios de algunos niños –era su alimento principal del todo el día- está suspendido por la contingencia.

En conclusión, la prohibición que ahora se ha extendido a todo el país –más como una medida oportunista y política- no está acompañada de alternativas responsables para mirar el problema desde una perspectiva más profunda.