/ jueves 10 de enero de 2019

Encomienda Adán a Lastra domar al tigre

Jaime Lastra Bastar se ocupa ya no solo de la constitucionalmente autónoma Fiscalía General del Estado, sino también de coordinar las tareas del gobierno de Tabasco, con la colaboración de corporaciones federales, en materia de seguridad pública.

El anuncio lo formuló este miércoles el gobernador Adán Augusto López Hernández. “Esa es la confianza que le tengo a Jaime Lastra, quien es un profesionista de primera con una probada experiencia en el servicio público”, precisó.

En su campaña, López Hernández se comprometió a que a más tardar en el primer semestre habría resultados sensibles en ese rubro.

Durante las últimas dos administraciones, la coordinación respectiva estuvo a cargo del secretario de Gobierno, quien así dividía su tiempo en virtud de que además debía atender la prevención, atención y desactivación de conflictos, así como todo lo referente a gobernabilidad.

“Tenga la seguridad de que vamos a aportar el mejor esfuerzo con estricto apego al estado de derecho y respeto a los derechos humanos, para armonizar el trabajo a las líneas de acción del gobierno a su cargo”, respondió Lastra.

Como se sabe, la inseguridad es fenómeno multifactorial, ligado a la impunidad, pérdida de valores, desintegración familiar, incremento en las adicciones, falta de oportunidades de superación y, sin lugar a dudas, guarda estrecha relación con la explosión demográfica y pérdida de confianza y de respeto al régimen de instituciones.

Dicho fenómeno se registra de manera acentuada, desde hace muchas décadas, a lo largo de la historia incluso, también en países de alto nivel de desarrollo. Ahora lo padecen, además de la potencia más poderosa que es Estados Unidos, países que mostraban el mejor grado de sensación de bienestar, como Suecia, Noruega y Dinamarca.

En nuestro país, aunque mucho se ha dicho que Tabasco es primero en inseguridad, la verdad es que la situación está peor en la franja fronteriza norte, así como en Ciudad de México, Puebla, Veracruz, Guerrero, Michoacán, entre otras entidades. En años recientes, la violencia criminal se desparramó en el paradisíaco Cancún.

Nosotros tenemos, innegablemente, un muy grave problema en el tema del tráfico de drogas, que es de competencia federal, y en la alta incidencia de delitos como los asaltos, homicidios (muchos de ellos relacionados con ajuste de cuentas entre bandas criminales), abigeato, secuestros, chantajes en sus diversas modalidades y violencia intrafamiliar.

El narcomenudeo es problema creciente en nuestras escuelas y los ahora llamados antros. Hasta el cansancio se ha denunciado que los policías conocen muy bien en dónde se ubican las narcotienditas, pero se hacen de la vista gorda y muchos cobran por ello. Lo han sabido los alcaldes y los vecinos que por obvias razones tienen miedo de denunciar.

La corrupción es muy profunda. En el siglo XX, los gobernantes y sus funcionarios mantuvieron acuerdos beneficiosos con los delincuentes y el pacto se tradujo en un relativo control. En los recientes 18 años continuaron las complicidades, y la problemática se desbordó.

Hoy están actuantes no nada más los poderosos grupos criminales, sino grupitos que, por decirlo de algún modo, han “democratizado” el crimen.

La inseguridad es la principal preocupación ciudadana. Es, entonces, el rubro en el cual el nuevo gobierno está condicionado a que dé pronto resultados tangibles. Se dice fácil, pero lograrlo no lo será. Aspecto clave es la depuración de las corporaciones policiacas.

El directamente responsable de domar al tigre es Jaime Lastra Bastar.

Jaime Lastra Bastar se ocupa ya no solo de la constitucionalmente autónoma Fiscalía General del Estado, sino también de coordinar las tareas del gobierno de Tabasco, con la colaboración de corporaciones federales, en materia de seguridad pública.

El anuncio lo formuló este miércoles el gobernador Adán Augusto López Hernández. “Esa es la confianza que le tengo a Jaime Lastra, quien es un profesionista de primera con una probada experiencia en el servicio público”, precisó.

En su campaña, López Hernández se comprometió a que a más tardar en el primer semestre habría resultados sensibles en ese rubro.

Durante las últimas dos administraciones, la coordinación respectiva estuvo a cargo del secretario de Gobierno, quien así dividía su tiempo en virtud de que además debía atender la prevención, atención y desactivación de conflictos, así como todo lo referente a gobernabilidad.

“Tenga la seguridad de que vamos a aportar el mejor esfuerzo con estricto apego al estado de derecho y respeto a los derechos humanos, para armonizar el trabajo a las líneas de acción del gobierno a su cargo”, respondió Lastra.

Como se sabe, la inseguridad es fenómeno multifactorial, ligado a la impunidad, pérdida de valores, desintegración familiar, incremento en las adicciones, falta de oportunidades de superación y, sin lugar a dudas, guarda estrecha relación con la explosión demográfica y pérdida de confianza y de respeto al régimen de instituciones.

Dicho fenómeno se registra de manera acentuada, desde hace muchas décadas, a lo largo de la historia incluso, también en países de alto nivel de desarrollo. Ahora lo padecen, además de la potencia más poderosa que es Estados Unidos, países que mostraban el mejor grado de sensación de bienestar, como Suecia, Noruega y Dinamarca.

En nuestro país, aunque mucho se ha dicho que Tabasco es primero en inseguridad, la verdad es que la situación está peor en la franja fronteriza norte, así como en Ciudad de México, Puebla, Veracruz, Guerrero, Michoacán, entre otras entidades. En años recientes, la violencia criminal se desparramó en el paradisíaco Cancún.

Nosotros tenemos, innegablemente, un muy grave problema en el tema del tráfico de drogas, que es de competencia federal, y en la alta incidencia de delitos como los asaltos, homicidios (muchos de ellos relacionados con ajuste de cuentas entre bandas criminales), abigeato, secuestros, chantajes en sus diversas modalidades y violencia intrafamiliar.

El narcomenudeo es problema creciente en nuestras escuelas y los ahora llamados antros. Hasta el cansancio se ha denunciado que los policías conocen muy bien en dónde se ubican las narcotienditas, pero se hacen de la vista gorda y muchos cobran por ello. Lo han sabido los alcaldes y los vecinos que por obvias razones tienen miedo de denunciar.

La corrupción es muy profunda. En el siglo XX, los gobernantes y sus funcionarios mantuvieron acuerdos beneficiosos con los delincuentes y el pacto se tradujo en un relativo control. En los recientes 18 años continuaron las complicidades, y la problemática se desbordó.

Hoy están actuantes no nada más los poderosos grupos criminales, sino grupitos que, por decirlo de algún modo, han “democratizado” el crimen.

La inseguridad es la principal preocupación ciudadana. Es, entonces, el rubro en el cual el nuevo gobierno está condicionado a que dé pronto resultados tangibles. Se dice fácil, pero lograrlo no lo será. Aspecto clave es la depuración de las corporaciones policiacas.

El directamente responsable de domar al tigre es Jaime Lastra Bastar.