/ sábado 13 de abril de 2019

El precio de la ofensa

Fue tan grave la ofensa del (des)gobierno de Arturo Núñez Jiménez al pueblo de Tabasco que, al conocer el deceso de su ex secretario de Finanzas, Amet Ramos Troconis (primo de Martha Lilia López de Núñez), la reacción no fue de tristeza y dolor, ni siquiera lo contrario, sino de desconfianza, pues la gente no cree que el cerebro financiero del ex gobernador haya fallecido en la Ciudad de México de un infarto fulminante.

Al circular la noticia por redes sociales y en los mentideros políticos, el primer comentario fue el siguiente: “¿será verdad?”, seguido de: “son tan mañosos que no creo que haya muerto así nada más”. Y de ahí subieron de tono, de acuerdo a la imaginación de cada persona y al grado del perjuicio que Arturo Núñez, Martha Lilia López y Amet Ramos causaron a la corroída economía de los tabasqueños durante los últimos seis años que vivieron en el estado.

Entre tantos puntos de vista me llamó la atención uno en lo particular: “¿no será que se hizo cirugía plástica, se cambió el rostro, el nombre y se fue a vivir a otro país? Así como dicen que pasó en su momento con ‘El señor de los cielos’. Con tanta lana todo puede ser posible”.

Seguido de ello, algunos argumentaron en la plática que ‘haiga sido como haiga sido’, ahora todas las culpas del presunto saqueo de las arcas públicas del estado de Tabasco se las pueden endosar a Amet Ramos, al fin y al cabo ya no se podrá defender y, mucho menos pagar alguna condena con cárcel; mucho menos devolver el dinero, si es que resultara cierta la hipótesis del latrocinio.

Recordemos que sobre Arturo Núñez pesa el señalamiento histórico de no haber hecho nada durante los seis años que aparentó ser gobernador, pues quien mandaba, presuntamente, era su esposa Martha Lilia y quien hacía los negocios millonarios era el ahora difundo.

Recientemente el gobernador Adán Augusto López Hernández dio a conocer la existencia de un déficit superior a los 3 mil 500 millones de pesos a las arcas públicas, heredado por la administración anterior, además de señalar como responsable de la compra fraudulenta de los terrenos de la Zona Económica Especial (ZEE) a la dependencia que estaba a cargo de Amet Ramos, entre otras posibles incumbencias.

Si actualmente no existe denuncia formal alguna en contra del ex funcionario fallecido por malos manejos del dinero en Tabasco ¿A quién se le fincarán ahora responsabilidades? ¿Existe la posibilidad de investir a un ‘chivo expiatorio’ para exonerar al matrimonio Núñez López? ¿Cuál será el fin de la historia? Porque mientras pasa el tiempo, la gente en vez de olvidar se resiente más y se decepciona al no conocer culpables.

Sassón

Las embajadoras fueron tan hostigadas por los diputados, durante su visita al Congreso del Estado de Tabasco, que su equipo de logística se vio en la necesidad de intervenir para que respetaran el protocolo establecido. No, si son una chulada, sobre todo Agustín Silva, a quien manos le hacían falta.

Fue tan grave la ofensa del (des)gobierno de Arturo Núñez Jiménez al pueblo de Tabasco que, al conocer el deceso de su ex secretario de Finanzas, Amet Ramos Troconis (primo de Martha Lilia López de Núñez), la reacción no fue de tristeza y dolor, ni siquiera lo contrario, sino de desconfianza, pues la gente no cree que el cerebro financiero del ex gobernador haya fallecido en la Ciudad de México de un infarto fulminante.

Al circular la noticia por redes sociales y en los mentideros políticos, el primer comentario fue el siguiente: “¿será verdad?”, seguido de: “son tan mañosos que no creo que haya muerto así nada más”. Y de ahí subieron de tono, de acuerdo a la imaginación de cada persona y al grado del perjuicio que Arturo Núñez, Martha Lilia López y Amet Ramos causaron a la corroída economía de los tabasqueños durante los últimos seis años que vivieron en el estado.

Entre tantos puntos de vista me llamó la atención uno en lo particular: “¿no será que se hizo cirugía plástica, se cambió el rostro, el nombre y se fue a vivir a otro país? Así como dicen que pasó en su momento con ‘El señor de los cielos’. Con tanta lana todo puede ser posible”.

Seguido de ello, algunos argumentaron en la plática que ‘haiga sido como haiga sido’, ahora todas las culpas del presunto saqueo de las arcas públicas del estado de Tabasco se las pueden endosar a Amet Ramos, al fin y al cabo ya no se podrá defender y, mucho menos pagar alguna condena con cárcel; mucho menos devolver el dinero, si es que resultara cierta la hipótesis del latrocinio.

Recordemos que sobre Arturo Núñez pesa el señalamiento histórico de no haber hecho nada durante los seis años que aparentó ser gobernador, pues quien mandaba, presuntamente, era su esposa Martha Lilia y quien hacía los negocios millonarios era el ahora difundo.

Recientemente el gobernador Adán Augusto López Hernández dio a conocer la existencia de un déficit superior a los 3 mil 500 millones de pesos a las arcas públicas, heredado por la administración anterior, además de señalar como responsable de la compra fraudulenta de los terrenos de la Zona Económica Especial (ZEE) a la dependencia que estaba a cargo de Amet Ramos, entre otras posibles incumbencias.

Si actualmente no existe denuncia formal alguna en contra del ex funcionario fallecido por malos manejos del dinero en Tabasco ¿A quién se le fincarán ahora responsabilidades? ¿Existe la posibilidad de investir a un ‘chivo expiatorio’ para exonerar al matrimonio Núñez López? ¿Cuál será el fin de la historia? Porque mientras pasa el tiempo, la gente en vez de olvidar se resiente más y se decepciona al no conocer culpables.

Sassón

Las embajadoras fueron tan hostigadas por los diputados, durante su visita al Congreso del Estado de Tabasco, que su equipo de logística se vio en la necesidad de intervenir para que respetaran el protocolo establecido. No, si son una chulada, sobre todo Agustín Silva, a quien manos le hacían falta.