/ martes 12 de febrero de 2019

El equipo del gobernador

En las pasadas elecciones, Tabasco votó abrumadoramente -bastante más del 80 por ciento del listado nominal- por un cambio a fondo. Votamos por la lealtad a la Constitución, que conlleva el ya basta a la corrupción. Hoy, el gobernador, los nuevos alcaldes y diputados, así como los integrantes del Poder Judicial, están obligados a ser leales a las instituciones y cumplir compromisos.

Estamos hablando de nuevo paradigma: no mentir, no robar, no traicionar. Y ahora, como en todo tiempo debió haber sido, el máximo responsable de que todo ello se cumpla es el gobernador, por lo que se refiere a Tabasco en lo específico, y al Presidente de la República en el contexto nacional, y los demás en el ámbito de su competencia.

Ese cambio, llamado cuarta transformación, conmina a que no solo los funcionarios públicos y representantes populares estén comprometidos con el nuevo orden moral, sino igualmente todos los ciudadanos. Que nadie se diga engañado o libre de compromiso.

Con el voto a su favor, a cada una de las autoridades y legisladores electos se les entregó la confianza que conlleva la obligación de ser transparentes en su vida pública e incluso en la personal, y en su momento rendir cuentas.

Está depositada en cada uno de ellos -así lo establece el modelo constitucional- la plena confianza para hacer lo que a libre juicio se considere conveniente, bajo el entendido de que es a la cabeza a la que se pedirá cuentas de lo que se haga o no.

Como era de esperarse, en el arranque sexenal no faltaron las voces que criticaron tal o cual nombramiento de funcionarios, olvidándonos -precisamente- de que aquellos a quienes elegimos por la vía democrática tienen todo el derecho y obligación de hacer su trabajo apoyándose en los individuos idóneos, sujetos a ser periódicamente evaluados.

En el caso de Adán Augusto López Hernández, quien todavía tiene nombramientos y eventuales ajustes pendientes de realizar, se observa que conformó un buen equipo de trabajo, mayormente con gente que reúne el perfil adecuado y posee amplia experiencia. Pero lo primero es que cuentan con la confianza del gobernador.

En la edición del lunes, revisamos algunos nombres. Veamos otros:

Rosendo Gómez Piedra, doctor en derecho penal, especializado además en derecho electoral y laboral, se desempeñó en la etapa final del sexenio pasado como secretario de Gobierno. A inicios de siglo, Andrés López Obrador le confió la subprocuraduría de Justicia de la Ciudad de México. Confirmó su lealtad, honradez, eficiencia, durante esos últimos meses difíciles de 2018. Es de esas aves que cruzan el pantano sin embarrarse de lodo.

Ahora preside el Tribunal de Conciliación y Arbitraje. Si bien su alto perfil profesional, moral y de cercanía con el Presidente Obrador y con Adán, le alcanza para mucho más, el jurista atasteco sabe luchar y cumplir en cualquier trinchera.

Mario Llergo Latournerie, secretario de Bienestar, Sustentabilidad y Cambio Climático, cuenta también con la absoluta confianza del gobernador. Es de su gente más cercana. De antemano se supo que sería convocado para ocuparse de un cargo de primerísima importancia.

Jesús Alí de la Torre, coordinador General de Enlace Federal y Vinculación Institucional, es hombre de definiciones y compromisos. Ex diputado local y federal, ex alcalde, candidato a gobernador en 2012 y 2018, es de esos individuos que se identifican como hechos de una sola pieza.

En campaña se pronunció por Andrés López Obrador y Adán le brindó la oportunidad de ser útil (y leal) en su nueva encomienda. Y la confianza se refrenda a diario.

En las pasadas elecciones, Tabasco votó abrumadoramente -bastante más del 80 por ciento del listado nominal- por un cambio a fondo. Votamos por la lealtad a la Constitución, que conlleva el ya basta a la corrupción. Hoy, el gobernador, los nuevos alcaldes y diputados, así como los integrantes del Poder Judicial, están obligados a ser leales a las instituciones y cumplir compromisos.

Estamos hablando de nuevo paradigma: no mentir, no robar, no traicionar. Y ahora, como en todo tiempo debió haber sido, el máximo responsable de que todo ello se cumpla es el gobernador, por lo que se refiere a Tabasco en lo específico, y al Presidente de la República en el contexto nacional, y los demás en el ámbito de su competencia.

Ese cambio, llamado cuarta transformación, conmina a que no solo los funcionarios públicos y representantes populares estén comprometidos con el nuevo orden moral, sino igualmente todos los ciudadanos. Que nadie se diga engañado o libre de compromiso.

Con el voto a su favor, a cada una de las autoridades y legisladores electos se les entregó la confianza que conlleva la obligación de ser transparentes en su vida pública e incluso en la personal, y en su momento rendir cuentas.

Está depositada en cada uno de ellos -así lo establece el modelo constitucional- la plena confianza para hacer lo que a libre juicio se considere conveniente, bajo el entendido de que es a la cabeza a la que se pedirá cuentas de lo que se haga o no.

Como era de esperarse, en el arranque sexenal no faltaron las voces que criticaron tal o cual nombramiento de funcionarios, olvidándonos -precisamente- de que aquellos a quienes elegimos por la vía democrática tienen todo el derecho y obligación de hacer su trabajo apoyándose en los individuos idóneos, sujetos a ser periódicamente evaluados.

En el caso de Adán Augusto López Hernández, quien todavía tiene nombramientos y eventuales ajustes pendientes de realizar, se observa que conformó un buen equipo de trabajo, mayormente con gente que reúne el perfil adecuado y posee amplia experiencia. Pero lo primero es que cuentan con la confianza del gobernador.

En la edición del lunes, revisamos algunos nombres. Veamos otros:

Rosendo Gómez Piedra, doctor en derecho penal, especializado además en derecho electoral y laboral, se desempeñó en la etapa final del sexenio pasado como secretario de Gobierno. A inicios de siglo, Andrés López Obrador le confió la subprocuraduría de Justicia de la Ciudad de México. Confirmó su lealtad, honradez, eficiencia, durante esos últimos meses difíciles de 2018. Es de esas aves que cruzan el pantano sin embarrarse de lodo.

Ahora preside el Tribunal de Conciliación y Arbitraje. Si bien su alto perfil profesional, moral y de cercanía con el Presidente Obrador y con Adán, le alcanza para mucho más, el jurista atasteco sabe luchar y cumplir en cualquier trinchera.

Mario Llergo Latournerie, secretario de Bienestar, Sustentabilidad y Cambio Climático, cuenta también con la absoluta confianza del gobernador. Es de su gente más cercana. De antemano se supo que sería convocado para ocuparse de un cargo de primerísima importancia.

Jesús Alí de la Torre, coordinador General de Enlace Federal y Vinculación Institucional, es hombre de definiciones y compromisos. Ex diputado local y federal, ex alcalde, candidato a gobernador en 2012 y 2018, es de esos individuos que se identifican como hechos de una sola pieza.

En campaña se pronunció por Andrés López Obrador y Adán le brindó la oportunidad de ser útil (y leal) en su nueva encomienda. Y la confianza se refrenda a diario.