/ jueves 8 de diciembre de 2022

Ejes Ambientales | Los vaivenes de políticas públicas en Tabasco

“…si quieres ver las estrellas más lindas del firmamento,

ven a Tabasco que ahí te espera el sol ardiente, la luna bella,

el agua fresca y la tierra buena…Ven, ven, ven; ven, ven, ven,

vamos a Tabasco, que Tabasco es un edén. ¡A Tabasco!...”.

Fragmento de la canción A Tabasco de Pepe del Rivero


Las instituciones y políticas ambientales en Tabasco han evolucionado y en algunos casos involucionado desde 1978 hasta nuestros días; lo que si ha sido una constante es que el sector ambiental no ha sido prioridad en los gobiernos estatales desde esa fecha y hoy en día se recrudece el desatino en políticas públicas ambientales; ha habido sus excepciones en diferentes años, pero siempre ha sido marginado de los tomadores de decisión en esta tierra que entras épocas era considerado como el edén en el trópico húmedo mexicano de lo cual sólo nos queda la canción “A Tabasco” del apreciado compositor tabasqueño José del Rivero Azcuaga, a quien conocemos mejor como Pepe del Rivero nacido en Montecristo en el año de 1937.

Solo con el objeto de entrar en contexto en síntesis haré una breve cronología de políticas públicas desde el plano federal en nuestro país: En el año de 1982, fue creada la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (SEDUE), para garantizar el cumplimiento de las Leyes y reorientar la política ambiental del país y en ese mismo año se promulgó la Ley Federal de Protección al Ambiente. Para 1988 se publicó la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LEEGEPA). En 1989, se creó la Comisión Nacional del Agua (CNA) como autoridad federal en materia de administración del agua, protección de cuencas hidrológicas y vigilancia en el cumplimiento de las normas sobre descargas y tratamientos del agua.

A partir de 1992, la SEDUE se transformó en la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y se creó el Instituto Nacional de Ecología (INE) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa). En diciembre de 1994, se creó la Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (Semarnap), dicha institución nace de la necesidad de planear el manejo de recursos naturales y políticas ambientales en nuestro país desde un punto de vista integral, articulando los objetivos económicos, sociales y ambientales. Esta idea nace y crece desde 1992, con el concepto de "desarrollo sustentable". Con este cambio, desaparece la Secretaría de Pesca (Sepesca). No es sino hasta el año 2000, que Ley de la Administración Pública Federal dando origen a la Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) que es la dependencia que rige a nivel nacional las políticas públicas ambientales. Como verán también ha tenido sus vaivenes y al igual que en la caso de los estados del país, en los últimos años también ha tenido sus evoluciones e involuciones; pero ese será un tema para una columna posterior.

Ellos anteriores párrafos sirvan como preámbulo abrir las puertas al tema central de esta colaboración y con ello, empezar con el tema, solo basta decir que en este 2022 se cumplen 44 años de política ambiental en Tabasco, sin embargo, como lo dije en el párrafo anterior su evolución actual es a la inversa en los últimos cuatro años, lo cual es lamentable, pues durante años diversos actores provenientes de la academia, colegios de profesionales e integrantes de la sociedad civil hemos impulsado el mejor nivel administrativo y garantías en la capacidad de la instancia ambiental y deje de ser tratado como el “patito feo” de la administración pública estatal. .

El inicio de la política pública ambiental tiene lugar en 1978 con la creación de la Dirección de Preservación y Mejoramiento del Medio Ecológico adscrita a la entonces Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH), que al año siguiente se convirtió en la Secretaría de Asentamientos Humanos y Obras Públicas (SAHOP). En esta dependencia se reconoce ya, la importancia del recurso agua, por ello, se crea una red de monitoreo de la calidad del agua en el territorio estatal, implementándose el Laboratorio de Calidad del Agua (lo cual está prácticamente abandonado en la actualidad). Ya en 1983, la Dirección se convierte en el Departamento de Preservación y Mejoramiento del Medio Ecológico (DPyMME), y se incluyen nuevos temas ambientales en la cartera de proyectos.

En 1988, con el decreto de Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, se establecen atribuciones tanto para estados como municipios, en la materia. Por ello, en Tabasco se decreta en 1989 la Ley del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente del Estado de Tabasco, la cual retoma las atribuciones de la ley General y amplía su gama de temas como Áreas Naturales Protegidas (ANPs), calidad del agua, del aire, evaluación de impacto ambiental, entre otros temas. Para asumir este reto, en 1992 se creó la Dirección de Ecología como parta de la Secretaría de Comunicaciones, Asentamientos y Obras Públicas (SCAOP), que en 1995 se convierte en la Secretaría de Desarrollo Social y Protección al Ambiente (SEDESPA).

En este curso, en 1997 se publica una nueva Ley de Protección Ambiental del Estado de Tabasco, la cual es abrogada en 2005 pero mantiene su denominación hasta la presente fecha. Si bien ha sufrido diferentes modificaciones, se puede decir que la Ley actual es un instrumento que se excede en su regulación, ya que a diferencia del marco legal federal que ha decretado diversas leyes ambientales derivadas de la ley general (Residuos, Vida Silvestre, Forestal, Agua, Cambio Climático, entre otras), a nivel estatal se tiene una sola ley ambiental, pesada y poco práctica de aplicación (contiene más de 321 artículos, contra solo 204 de la Ley General en el ámbito federal).

En 2002, se creó la Subsecretaría de Medio Ambiente como parte de la SEDESPA, la cual siguió vigente hasta 2006. Un año después, en 2007, como sabemos, el gobierno entrante creó (bajo presión social y a satisfacción de muchos sectores de la sociedad), la Secretaría de Recursos Naturales y Protección Ambiental (SERNAPAM), elevando a rango sectorial en las políticas públicas del medio ambiente, algo que era un sueño para muchos movimientos ecologistas locales.

Sin embargo, esta Secretaría dejó muchos pendientes, entre ellos el Programa Estatal de Acción ante el Cambio Climático, que es sumamente necesario para Tabasco, debido a la vulnerabilidad territorial que amenaza seriamente a comunidades no solo de la costa, sino también de otras latitudes de Tabasco como es el caso de la sierra y lo que llamamos región de los ríos. Si bien, la SERNAPAM dejó un documento impreso en 2012 (Programa Estatal de Acción ante el Cambio Climático), no lo formalizó mediante la publicación en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado y quedó solo en eso en papel. Vale la pena mencionar, que en el sexenio siguiente y el actual no se publicó ningún programa de atención a los impactos del cambio climático en Tabasco.

Otra deuda de la otrora SERNAPAM es la creación de una Procuraduría de Medio Ambiente, la cual quedó a nivel proyecto, pues no fue aceptada por el Gobernador en turno a pesar de que a nivel nacional la mayoría de los estados cuenta con una Procuraduría de Medio Ambiente, lo cual implica que en Tabasco el gobierno estatal y la secretaría del ramo siguen haciendo el papel de juez y parte, pues como es obvio la secretaría inspecciona (cuando tiene gasolina), sanciona o llega a acuerdos con los presuntos infractores y se desconoce los montos punitivos de las sanciones (si es que antes no llegaron a un acuerdo), a la fecha se desconoce la cantidad de pesos y centavos en el fondo ambiental, así como su destino, por lo menos para la gasolina.

Se requiere de una Procuraduría Ambiental con personalidad jurídica propia y las atribuciones necesarias para conocer las denuncias que se formulen contra cualquier posible daño al medio ambiente, y que implemente en su caso el procedimiento administrativo a que haya lugar, así como determine las sanciones de los infractores, aplicando la normatividad en forma correcta, pero lo mas importante es que se frene la contaminación de aguas, suelos y aire, así como se detenga la impunidad de los infractores, sean del sector privado o gubernamental.

En el sexenio 2013-2018, se le agregó a la SERNAPAM una Dirección General de Energía, pero manteniendo el resto de sus atribuciones. Aquí pasó de largo el tema ambiental y de cambio climático; pero lo más lamentable, que el objetivo de la inclusión de la energía era generar políticas públicas para la transición energética hacia la sustentabilidad. Sin embargo, ¿Cómo era posible que la misma dependencia pusiera en orden al sector petrolero y al mismo tiempo recibiera beneficios económicos para el desarrollo de Tabasco?, pues optaron por los intereses de las aportaciones petroleras y dieron al traste con el impulso de las energías renovables, limpias y eficientes

El gobierno actual que inició en 2019, hizo trisas la política pública del medio ambiente y el cambio climático, con un personal operativo que conoce la problemática ambiental, pero también las soluciones; sin embargo, los tres niveles superiores desconocen el sector y han tomado decisiones que considero erróneas, alejadas de las necesidades en las comunidades y distantes de la gente. Lo cual representa un serio retroceso en la protección ambiental, preservación de la naturaleza y la sustentabilidad.

Considero en lo personal que ya es hora de que la política ambiental en Tabasco tenga como sustento los caprichos y ocurrencias cada seis años; los planes y programas entran dentro de lo razonable, pero los discursos solo son palabras no hechos, no vemos las acciones y las pocas que se generan son opacas y con fines de beneficio personal o de grupo ajenas a tener un medio ambiente justo y sano.

Con los vaivenes de las políticas públicas ambientales que a grandes rasgos he narrado deberían dar pauta a que la sociedad reaccione y exija servidores públicos tomadores de decisión con experiencia en el ramo, que sean más cercanos a la gente, que conozcan y realicen la gestión de recursos económicos nacionales e internacionales y finalmente, propicien políticas de coordinación y concertación, con espacios participativos, inclusivos y representativos de cada uno de todos los sectores de la sociedad vinculados al tema socioambiental con la concurrencia de los tres poderes. Ya basta de cerrar los espacios a la gobernanza, ya basta de tener quien les valide, a modo, sus políticas públicas. Tabasco requiere de servidores con convicción del bien común y sacar adelante los rezagos ambientales y retos del mañana para nuestra y las siguientes generaciones

“…si quieres ver las estrellas más lindas del firmamento,

ven a Tabasco que ahí te espera el sol ardiente, la luna bella,

el agua fresca y la tierra buena…Ven, ven, ven; ven, ven, ven,

vamos a Tabasco, que Tabasco es un edén. ¡A Tabasco!...”.

Fragmento de la canción A Tabasco de Pepe del Rivero


Las instituciones y políticas ambientales en Tabasco han evolucionado y en algunos casos involucionado desde 1978 hasta nuestros días; lo que si ha sido una constante es que el sector ambiental no ha sido prioridad en los gobiernos estatales desde esa fecha y hoy en día se recrudece el desatino en políticas públicas ambientales; ha habido sus excepciones en diferentes años, pero siempre ha sido marginado de los tomadores de decisión en esta tierra que entras épocas era considerado como el edén en el trópico húmedo mexicano de lo cual sólo nos queda la canción “A Tabasco” del apreciado compositor tabasqueño José del Rivero Azcuaga, a quien conocemos mejor como Pepe del Rivero nacido en Montecristo en el año de 1937.

Solo con el objeto de entrar en contexto en síntesis haré una breve cronología de políticas públicas desde el plano federal en nuestro país: En el año de 1982, fue creada la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (SEDUE), para garantizar el cumplimiento de las Leyes y reorientar la política ambiental del país y en ese mismo año se promulgó la Ley Federal de Protección al Ambiente. Para 1988 se publicó la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LEEGEPA). En 1989, se creó la Comisión Nacional del Agua (CNA) como autoridad federal en materia de administración del agua, protección de cuencas hidrológicas y vigilancia en el cumplimiento de las normas sobre descargas y tratamientos del agua.

A partir de 1992, la SEDUE se transformó en la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y se creó el Instituto Nacional de Ecología (INE) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa). En diciembre de 1994, se creó la Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (Semarnap), dicha institución nace de la necesidad de planear el manejo de recursos naturales y políticas ambientales en nuestro país desde un punto de vista integral, articulando los objetivos económicos, sociales y ambientales. Esta idea nace y crece desde 1992, con el concepto de "desarrollo sustentable". Con este cambio, desaparece la Secretaría de Pesca (Sepesca). No es sino hasta el año 2000, que Ley de la Administración Pública Federal dando origen a la Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) que es la dependencia que rige a nivel nacional las políticas públicas ambientales. Como verán también ha tenido sus vaivenes y al igual que en la caso de los estados del país, en los últimos años también ha tenido sus evoluciones e involuciones; pero ese será un tema para una columna posterior.

Ellos anteriores párrafos sirvan como preámbulo abrir las puertas al tema central de esta colaboración y con ello, empezar con el tema, solo basta decir que en este 2022 se cumplen 44 años de política ambiental en Tabasco, sin embargo, como lo dije en el párrafo anterior su evolución actual es a la inversa en los últimos cuatro años, lo cual es lamentable, pues durante años diversos actores provenientes de la academia, colegios de profesionales e integrantes de la sociedad civil hemos impulsado el mejor nivel administrativo y garantías en la capacidad de la instancia ambiental y deje de ser tratado como el “patito feo” de la administración pública estatal. .

El inicio de la política pública ambiental tiene lugar en 1978 con la creación de la Dirección de Preservación y Mejoramiento del Medio Ecológico adscrita a la entonces Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH), que al año siguiente se convirtió en la Secretaría de Asentamientos Humanos y Obras Públicas (SAHOP). En esta dependencia se reconoce ya, la importancia del recurso agua, por ello, se crea una red de monitoreo de la calidad del agua en el territorio estatal, implementándose el Laboratorio de Calidad del Agua (lo cual está prácticamente abandonado en la actualidad). Ya en 1983, la Dirección se convierte en el Departamento de Preservación y Mejoramiento del Medio Ecológico (DPyMME), y se incluyen nuevos temas ambientales en la cartera de proyectos.

En 1988, con el decreto de Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, se establecen atribuciones tanto para estados como municipios, en la materia. Por ello, en Tabasco se decreta en 1989 la Ley del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente del Estado de Tabasco, la cual retoma las atribuciones de la ley General y amplía su gama de temas como Áreas Naturales Protegidas (ANPs), calidad del agua, del aire, evaluación de impacto ambiental, entre otros temas. Para asumir este reto, en 1992 se creó la Dirección de Ecología como parta de la Secretaría de Comunicaciones, Asentamientos y Obras Públicas (SCAOP), que en 1995 se convierte en la Secretaría de Desarrollo Social y Protección al Ambiente (SEDESPA).

En este curso, en 1997 se publica una nueva Ley de Protección Ambiental del Estado de Tabasco, la cual es abrogada en 2005 pero mantiene su denominación hasta la presente fecha. Si bien ha sufrido diferentes modificaciones, se puede decir que la Ley actual es un instrumento que se excede en su regulación, ya que a diferencia del marco legal federal que ha decretado diversas leyes ambientales derivadas de la ley general (Residuos, Vida Silvestre, Forestal, Agua, Cambio Climático, entre otras), a nivel estatal se tiene una sola ley ambiental, pesada y poco práctica de aplicación (contiene más de 321 artículos, contra solo 204 de la Ley General en el ámbito federal).

En 2002, se creó la Subsecretaría de Medio Ambiente como parte de la SEDESPA, la cual siguió vigente hasta 2006. Un año después, en 2007, como sabemos, el gobierno entrante creó (bajo presión social y a satisfacción de muchos sectores de la sociedad), la Secretaría de Recursos Naturales y Protección Ambiental (SERNAPAM), elevando a rango sectorial en las políticas públicas del medio ambiente, algo que era un sueño para muchos movimientos ecologistas locales.

Sin embargo, esta Secretaría dejó muchos pendientes, entre ellos el Programa Estatal de Acción ante el Cambio Climático, que es sumamente necesario para Tabasco, debido a la vulnerabilidad territorial que amenaza seriamente a comunidades no solo de la costa, sino también de otras latitudes de Tabasco como es el caso de la sierra y lo que llamamos región de los ríos. Si bien, la SERNAPAM dejó un documento impreso en 2012 (Programa Estatal de Acción ante el Cambio Climático), no lo formalizó mediante la publicación en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado y quedó solo en eso en papel. Vale la pena mencionar, que en el sexenio siguiente y el actual no se publicó ningún programa de atención a los impactos del cambio climático en Tabasco.

Otra deuda de la otrora SERNAPAM es la creación de una Procuraduría de Medio Ambiente, la cual quedó a nivel proyecto, pues no fue aceptada por el Gobernador en turno a pesar de que a nivel nacional la mayoría de los estados cuenta con una Procuraduría de Medio Ambiente, lo cual implica que en Tabasco el gobierno estatal y la secretaría del ramo siguen haciendo el papel de juez y parte, pues como es obvio la secretaría inspecciona (cuando tiene gasolina), sanciona o llega a acuerdos con los presuntos infractores y se desconoce los montos punitivos de las sanciones (si es que antes no llegaron a un acuerdo), a la fecha se desconoce la cantidad de pesos y centavos en el fondo ambiental, así como su destino, por lo menos para la gasolina.

Se requiere de una Procuraduría Ambiental con personalidad jurídica propia y las atribuciones necesarias para conocer las denuncias que se formulen contra cualquier posible daño al medio ambiente, y que implemente en su caso el procedimiento administrativo a que haya lugar, así como determine las sanciones de los infractores, aplicando la normatividad en forma correcta, pero lo mas importante es que se frene la contaminación de aguas, suelos y aire, así como se detenga la impunidad de los infractores, sean del sector privado o gubernamental.

En el sexenio 2013-2018, se le agregó a la SERNAPAM una Dirección General de Energía, pero manteniendo el resto de sus atribuciones. Aquí pasó de largo el tema ambiental y de cambio climático; pero lo más lamentable, que el objetivo de la inclusión de la energía era generar políticas públicas para la transición energética hacia la sustentabilidad. Sin embargo, ¿Cómo era posible que la misma dependencia pusiera en orden al sector petrolero y al mismo tiempo recibiera beneficios económicos para el desarrollo de Tabasco?, pues optaron por los intereses de las aportaciones petroleras y dieron al traste con el impulso de las energías renovables, limpias y eficientes

El gobierno actual que inició en 2019, hizo trisas la política pública del medio ambiente y el cambio climático, con un personal operativo que conoce la problemática ambiental, pero también las soluciones; sin embargo, los tres niveles superiores desconocen el sector y han tomado decisiones que considero erróneas, alejadas de las necesidades en las comunidades y distantes de la gente. Lo cual representa un serio retroceso en la protección ambiental, preservación de la naturaleza y la sustentabilidad.

Considero en lo personal que ya es hora de que la política ambiental en Tabasco tenga como sustento los caprichos y ocurrencias cada seis años; los planes y programas entran dentro de lo razonable, pero los discursos solo son palabras no hechos, no vemos las acciones y las pocas que se generan son opacas y con fines de beneficio personal o de grupo ajenas a tener un medio ambiente justo y sano.

Con los vaivenes de las políticas públicas ambientales que a grandes rasgos he narrado deberían dar pauta a que la sociedad reaccione y exija servidores públicos tomadores de decisión con experiencia en el ramo, que sean más cercanos a la gente, que conozcan y realicen la gestión de recursos económicos nacionales e internacionales y finalmente, propicien políticas de coordinación y concertación, con espacios participativos, inclusivos y representativos de cada uno de todos los sectores de la sociedad vinculados al tema socioambiental con la concurrencia de los tres poderes. Ya basta de cerrar los espacios a la gobernanza, ya basta de tener quien les valide, a modo, sus políticas públicas. Tabasco requiere de servidores con convicción del bien común y sacar adelante los rezagos ambientales y retos del mañana para nuestra y las siguientes generaciones