/ jueves 28 de abril de 2022

Ejes Ambientales | La Tierra: Nuestro Hogar

“La Tierra, nuestro hogar, está viva con una comunidad singular de vida;

la protección de la vitalidad, la diversidad y la belleza de la

Tierra es un deber sagrado”. Carta de la Tierra 2000.

.

El pasado viernes 22 de abril fue el Día Mundial de la Tierra. Hubo diversos pronunciamientos de la sociedad, incluyendo organismos internacionales y los gobiernos de casi todos los países. Se pudo leer y escuchar sobre todas las amenazas que se viven en la actualidad, destacando el cambio climático, que hoy los expertos declaran como crisis climática; también hubo referencias a la creciente pérdida de la biodiversidad y la cada vez mayor contaminación en todos los confines del mundo; los tres graves problemas ambientales, junto con otros escenarios sociales y económicos, representan un reto para cumplir con la Agenda 2030.

Al respecto, Naciones Unidas señaló que este día de la Madre Tierra es el primero que se celebró dentro del Decenio de la ONU para la Restauración de Ecosistemas. Que como todos sabemos, nuestros ecosistemas sustentan todas las formas de vida de la Tierra, y algo muy importante que debemos considerar es que la salud de ellos dependen directamente de la salud de nuestro planeta y de toda forma de vida.

Como referente sobre el tema, citaré que en Río de Janeiro, Brasil, en junio de 1992 se celebró la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, también conocida como la 'Cumbre para la Tierra', que reunió a líderes políticos, diplomáticos, científicos, representantes de los medios de comunicación y organizaciones no gubernamentales de 179 países, para hacer un esfuerzo especial por centrarse en el impacto ambiental de las actividades socioeconómicas humanas.

Es a partir de ese momento que se da continuidad a un pronunciamiento mundial relativo al cuidado de la Tierra; así surge en el año 2000, después de una amplia y prolongada consulta, la iniciativa de Carta de la Tierra, con el objetivo de promover un marco ético de valores y principios para el desarrollo sustentable, con una visión orientadora que dirige nuestro futuro hacia la sustentabilidad, articulando de forma integrada un llamado para que actuemos con base a las coincidencias, pero también en nuestras diferencias, encontrando puntos de convergencia que aseguren el bienvivir.

Estimo importante comentar para dar contexto al tema de la tierra, nuestro hogar, que esta declaración universal cita en su preámbulo lo siguiente: “Estamos en un momento crítico de la historia de la Tierra, en el cual la humanidad debe elegir su futuro. A medida que el mundo se vuelve cada vez más interdependiente y frágil, el futuro depara, a la vez, grandes riesgos y grandes promesas. Para seguir adelante, debemos reconocer que, en medio de la magnífica diversidad de culturas y formas de vida, somos una sola familia humana y una sola comunidad terrestre con un destino común. Debemos unirnos para crear una sociedad global sustentable fundada en el respeto hacia la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y una cultura de paz. En torno a este fin, es imperativo que nosotros, los pueblos de la Tierra, declaremos nuestra responsabilidad unos hacia otros, hacia la gran comunidad de la vida y hacia las generaciones futuras”.

México desde el año 2000, es uno de los 89 países que han adoptado la visión de la sustentabilidad de la Carta de la Tierra, la cual se aplica de varias maneras para guiar la transición hacia un mundo más justo, sustentable y pacífico. Existe un Secretariado Nacional y una Red Mexicana de Carta de la Tierra con el destacado liderazgo del Doctor Mateo Alfredo Castillo Ceja, quien es además miembro del Consejo Internacional de esta declaración.

A Tabasco, en el marco de las celebraciones de la fundación de Villahermosa en junio de 2006, diversas organizaciones de la sociedad civil internacional, nacional y locales, conjuntamente con el Ayuntamiento de Centro, trajimos la Carta de la Tierra y desde ese entonces, hace casi 16 años, se han realizado conferencias, paneles de análisis, cursos, talleres y eventos culturales para generar conciencia individual y acciones colectivas. Lográndose su difusión y adhesión a sus 4 ejes rectores, 16 principios guías y 64 principios de acción en instituciones de educación superior, media superior, cámaras empresariales, organizaciones no gubernamentales e incluso en algunas instancias de gobierno locales.

Puedo afirmar que ha habido avances, pero aún hay mucho por hacer, en una sociedad cada vez con mayores índices de deterioro, con muchos rezagos, pero que a la vez, nos dan oportunidades para ser mejores ciudadanas y ciudadanos, con principios y valores. En el que los gobiernos y los sectores empresariales, productivo y social requieren voltear la vista hacia el cuidado de nuestro entorno, con bases éticas y acciones concretas para equilibrar las brechas económicas, la justicia y paz social, que en su interdependencia nos permita un Tabasco sustentable.

Recordemos las palabras de la admirada académica Doctora Julia Carabias en la Ceremonia Solemne de entrega de la Medalla de Honor Belisario Domínguez, otorgada por el Senado de la República en el año de 2017, quien nos dijo, entre otras muchas cosas, que “…Ya había evidencias científicas sobre el deterioro que estaba provocando el crecimiento económico sin criterios ambientales”, y yo agregaría, sin consensos o aceptación social

Ya es hora de quitarnos la equivocada visión de que México es Cuerno de la Abundancia o que Tabasco es el Edén o la Esmeralda del Sureste. No permitamos actuar bajo el pensamiento y quehacer de que el progreso justifica cualquier impacto ambiental o para continuar fragmentando la naturaleza. Ya es hora, y vamos tarde, de evitar la deforestación masiva de las selvas tropicales, degradación de bosques, erosión de suelos, contaminación de nuestros abundantes cuerpos de agua y el crecimiento exponencial de los residuos sólidos y peligrosos que invaden nuestros ríos, lagunas, arroyos y mares como si fueran basureros a cielo abierto.

La Tierra, la Madre Tierra, Planeta Azul, Pachamama, Tonanzin, Ixcheel o como le queramos llamar, es nuestro hogar ¡nuestro único hogar!, y desde mi visión, considero que debemos protegerla de nosotros mismos, pues nos hemos convertido en las principales amenazas para la supervivencia de toda forma de vida. Por ello, les invito a que vivamos con mayor responsabilidad y procuremos un equilibrio en el desarrollo armónico entre lo económico, lo social y lo ambiental, que son los tres ejes de la sustentabilidad. Por ello, les invito a que dejemos de ser sólo espectadores de los problemas y nos convirtamos en ser parte de la solución.

“La Tierra, nuestro hogar, está viva con una comunidad singular de vida;

la protección de la vitalidad, la diversidad y la belleza de la

Tierra es un deber sagrado”. Carta de la Tierra 2000.

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El pasado viernes 22 de abril fue el Día Mundial de la Tierra. Hubo diversos pronunciamientos de la sociedad, incluyendo organismos internacionales y los gobiernos de casi todos los países. Se pudo leer y escuchar sobre todas las amenazas que se viven en la actualidad, destacando el cambio climático, que hoy los expertos declaran como crisis climática; también hubo referencias a la creciente pérdida de la biodiversidad y la cada vez mayor contaminación en todos los confines del mundo; los tres graves problemas ambientales, junto con otros escenarios sociales y económicos, representan un reto para cumplir con la Agenda 2030.

Al respecto, Naciones Unidas señaló que este día de la Madre Tierra es el primero que se celebró dentro del Decenio de la ONU para la Restauración de Ecosistemas. Que como todos sabemos, nuestros ecosistemas sustentan todas las formas de vida de la Tierra, y algo muy importante que debemos considerar es que la salud de ellos dependen directamente de la salud de nuestro planeta y de toda forma de vida.

Como referente sobre el tema, citaré que en Río de Janeiro, Brasil, en junio de 1992 se celebró la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, también conocida como la 'Cumbre para la Tierra', que reunió a líderes políticos, diplomáticos, científicos, representantes de los medios de comunicación y organizaciones no gubernamentales de 179 países, para hacer un esfuerzo especial por centrarse en el impacto ambiental de las actividades socioeconómicas humanas.

Es a partir de ese momento que se da continuidad a un pronunciamiento mundial relativo al cuidado de la Tierra; así surge en el año 2000, después de una amplia y prolongada consulta, la iniciativa de Carta de la Tierra, con el objetivo de promover un marco ético de valores y principios para el desarrollo sustentable, con una visión orientadora que dirige nuestro futuro hacia la sustentabilidad, articulando de forma integrada un llamado para que actuemos con base a las coincidencias, pero también en nuestras diferencias, encontrando puntos de convergencia que aseguren el bienvivir.

Estimo importante comentar para dar contexto al tema de la tierra, nuestro hogar, que esta declaración universal cita en su preámbulo lo siguiente: “Estamos en un momento crítico de la historia de la Tierra, en el cual la humanidad debe elegir su futuro. A medida que el mundo se vuelve cada vez más interdependiente y frágil, el futuro depara, a la vez, grandes riesgos y grandes promesas. Para seguir adelante, debemos reconocer que, en medio de la magnífica diversidad de culturas y formas de vida, somos una sola familia humana y una sola comunidad terrestre con un destino común. Debemos unirnos para crear una sociedad global sustentable fundada en el respeto hacia la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y una cultura de paz. En torno a este fin, es imperativo que nosotros, los pueblos de la Tierra, declaremos nuestra responsabilidad unos hacia otros, hacia la gran comunidad de la vida y hacia las generaciones futuras”.

México desde el año 2000, es uno de los 89 países que han adoptado la visión de la sustentabilidad de la Carta de la Tierra, la cual se aplica de varias maneras para guiar la transición hacia un mundo más justo, sustentable y pacífico. Existe un Secretariado Nacional y una Red Mexicana de Carta de la Tierra con el destacado liderazgo del Doctor Mateo Alfredo Castillo Ceja, quien es además miembro del Consejo Internacional de esta declaración.

A Tabasco, en el marco de las celebraciones de la fundación de Villahermosa en junio de 2006, diversas organizaciones de la sociedad civil internacional, nacional y locales, conjuntamente con el Ayuntamiento de Centro, trajimos la Carta de la Tierra y desde ese entonces, hace casi 16 años, se han realizado conferencias, paneles de análisis, cursos, talleres y eventos culturales para generar conciencia individual y acciones colectivas. Lográndose su difusión y adhesión a sus 4 ejes rectores, 16 principios guías y 64 principios de acción en instituciones de educación superior, media superior, cámaras empresariales, organizaciones no gubernamentales e incluso en algunas instancias de gobierno locales.

Puedo afirmar que ha habido avances, pero aún hay mucho por hacer, en una sociedad cada vez con mayores índices de deterioro, con muchos rezagos, pero que a la vez, nos dan oportunidades para ser mejores ciudadanas y ciudadanos, con principios y valores. En el que los gobiernos y los sectores empresariales, productivo y social requieren voltear la vista hacia el cuidado de nuestro entorno, con bases éticas y acciones concretas para equilibrar las brechas económicas, la justicia y paz social, que en su interdependencia nos permita un Tabasco sustentable.

Recordemos las palabras de la admirada académica Doctora Julia Carabias en la Ceremonia Solemne de entrega de la Medalla de Honor Belisario Domínguez, otorgada por el Senado de la República en el año de 2017, quien nos dijo, entre otras muchas cosas, que “…Ya había evidencias científicas sobre el deterioro que estaba provocando el crecimiento económico sin criterios ambientales”, y yo agregaría, sin consensos o aceptación social

Ya es hora de quitarnos la equivocada visión de que México es Cuerno de la Abundancia o que Tabasco es el Edén o la Esmeralda del Sureste. No permitamos actuar bajo el pensamiento y quehacer de que el progreso justifica cualquier impacto ambiental o para continuar fragmentando la naturaleza. Ya es hora, y vamos tarde, de evitar la deforestación masiva de las selvas tropicales, degradación de bosques, erosión de suelos, contaminación de nuestros abundantes cuerpos de agua y el crecimiento exponencial de los residuos sólidos y peligrosos que invaden nuestros ríos, lagunas, arroyos y mares como si fueran basureros a cielo abierto.

La Tierra, la Madre Tierra, Planeta Azul, Pachamama, Tonanzin, Ixcheel o como le queramos llamar, es nuestro hogar ¡nuestro único hogar!, y desde mi visión, considero que debemos protegerla de nosotros mismos, pues nos hemos convertido en las principales amenazas para la supervivencia de toda forma de vida. Por ello, les invito a que vivamos con mayor responsabilidad y procuremos un equilibrio en el desarrollo armónico entre lo económico, lo social y lo ambiental, que son los tres ejes de la sustentabilidad. Por ello, les invito a que dejemos de ser sólo espectadores de los problemas y nos convirtamos en ser parte de la solución.