/ jueves 31 de marzo de 2022

Ejes ambientales | Crisis climática: El colmo.

"Somos la primera generación en sentir los efectos del Cambio

Climático y posiblemente la última que puede hacer algo al respecto".

Barack Obama, Cumbre del Clima de Naciones Unidas. 2014.


Empiezo con mi agradecimiento por la invitación que me hizo el Director del Heraldo de Tabasco para asistir el pasado 17 de marzo a la 3ª sesión del Consejo Nacional de Crisis Climática de la Organización Editorial Mexicana la cual contó con directivos de los 48 periódicos pertenecientes a la OEM, especialistas en cambio climático e invitados. Mi reconocimiento al compromiso y nivel de responsabilidad social-empresarial de esta organización de comunicación catalogada como la más grande en nuestro país.

El tema del cambio climático ya salió del hermético gabinete de cuatro paredes con pizarrón y gis; hoy en día ya es un tema que con mayor frecuencia se escucha y discute en diferentes espacios de la vida diaria, incluso en las mesas de café, en donde se construye y destruye el mundo en menos de una hora. El colmo es que ya muchos hablan de él, pero poco escuchan lo que realmente ya esta sucediendo como efectos del fenómeno climático.

Para que te enteres te haré una breve síntesis que cómo empezó todo lo relativo al tema del cambio climático. El antecedente es con la entrada en vigor de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático el 21 de marzo de 1994, iniciando al siguiente año con la 1ª Conferencia Mundial de Cambio Climático (COP 1) en Berlin, Alemania. De ese momento a la fecha se han celebrado 26 COPs, la última en noviembre de 2021 en Glasgow, Escocia. El colmo es que no hacemos mucho caso a lo que nos dice la ciencia climática.

De estas cumbres mundiales, ya México en 2010 fue sede en el maravilloso Caribe Mexicano de Cancún y este año se tiene programado que la conferencia anual de la ONU sobre el Cambio Climático se celebre en Sharm El-Sheikh (Egipto). Quiero destacar que las negociaciones son complejas, incluso en algunos casos, álgidas, para llegar a acuerdos; sin embargo destacaré que en el 2015 los 193 países afiliados a la ONU suscribieron el Acuerdo Climático de París. Lo cual desde mi opinión es uno de los avances más significativos con relación a lineamientos internacionales en la materia, pero el colmo es que hay países que le siguen apostando a las energías fósiles como principal impulsor del desarrollo en detrimento de nuestra calidad de vida.

A estas alturas, con seguridad te has de preguntar ¿en qué consisten las COPs?...en síntesis les comentaré que cada año se reúnen organismos y agencias internacionales, representantes de los 193 gobiernos nacionales y locales, pero también importantes personajes de la ciencia, empresarios de todos los tamaños, organizaciones no gubernamentales aguerridas con los argumentos sólidos de la ciudadanía, productores del campo y representantes de pueblos originarios, quienes desde sus respectivas perspectivas persiguen como objetivo estabilizar los gases efecto invernadero para reducir los riesgos del cambio climático; el colmo es que Naciones Unidas, ante los malos resultados y las tendencias a futuro, ya lo han calificado de CRISIS CLIMÁTICA, y algunas organizaciones de la sociedad civil se han referido a ella como “JUSTICIA CLIMÁTICA”.

No puedo dejar de hacer mención que en 1988 se constituyó el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) para facilitar evaluaciones integrales del estado de los conocimientos científicos, técnicos y socioeconómicos sobre el cambio climático, sus causas, posibles repercusiones y estrategias de respuesta.

Por cierto, en el último comunicado formal de la ciencia, dígase IPCC, en agosto del año pasado, nos advierte que el cambio climático es generalizado, rápido y se está intensificando; incluso concluyen que de no actuar de manera inmediata, rápida y a gran escala el objetivo de regular el calentamiento del planeta sería inalcanzable, lo cual implica que el fenómeno del clima ya afecta de múltiples maneras a todas las regiones de la Tierra. El colmo es que hemos hecho poco caso a lo que la ciencia nos ha advertido desde hace algunas décadas.

Pero… ¿Cómo vamos en México para enfrentar este reto mayúsculo para el Siglo XXI? En términos simples vamos mal en lo general, después de mas de una década de políticas públicas climáticas claras y con alcances significativos. El colmo es que vamos “en sentido contrario hacia la sustentabilidad” pues seguimos invirtiéndole mas a los combustibles fósiles, la deforestación, obras con poco o nulo respeto a la naturaleza y los basureros a cielo abierto que ya se han convertido en altos productores de contaminantes, los cuales sabemos que afectan la atmósfera y por “ende” aceleran el calentamiento global con sus consecuentes efectos en la crisis climática.

Todo ello, provoca que se resientan en diferentes formas e intensidades los cambios en el clima, a pesar de que algunos estados como Jalisco, Yucatán, Oaxaca y Quintana Roo, estén haciendo las cosas bien. El colmo es que con ello no se alcanzan a cumplir los compromisos firmados en el acuerdo de París, ni el objetivo número 13 de acción climática suscrita en la Agenda 2030, entre otros incumplimientos legales como nuestro derecho humano en la constitución que dice que tenemos derecho a un medio ambiente sano para el desarrollo y bienestar.

Tabasco se cuece aparte. Por un lado, después de una larga lucha de las organizaciones de la sociedad civil y otros esfuerzos institucionales, ya en el 2019, por fin, se emite la Ley Estatal de Cambio Climático y Sustentabilidad, pero el colmo es que a pesar de la vulnerabilidad del estado ante el cambio climático, se incumplen temas fundamentales establecidos en la propia ley, como son los casos de la falta de constituir el fondo para financiar las estrategias del programa de acción climática, que por cierto, a más de dos años tampoco se ha elaborado. Además, continúa sin emitirse el reglamento de la ley, y ustedes saben que sin reglamento, la ley no tiene aplicación.

El colmo es que el único programa en forma y de fondo para compensar los altos niveles de contaminación y mitigar los gases efectos del cambio climático, fue el de elaborar la Estrategia Estatal de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación Forestal de Tabasco (EEREDD+ TABASCO), la cual con los lineamientos internacionales y de la propia Comisión Nacional Forestal, coordinados por el socio implementador (Conservación Internacional AC) designado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en Suiza, y recursos por el orden de los 200 mil dólares del fondo noruego, trabajó a través de 17 talleres temáticos con la participación de los tres órdenes de gobierno de manera conjunta con productores agropecuarios y forestales, académicos de primer nivel de diferentes instituciones de educación superior y centros de investigación, empresarios tabasqueños e integrantes de organizaciones no gubernamentales comprometidos para colaborar en poder mitigar la crisis climática derivada por la perdida del 97% de la cobertura de vegetación original y las actividades industriales.

Pero… ¿Dónde está el colmo? que a pesar de que se logró hacer la Estrategia Estatal de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación Forestal de Tabasco (EEREDD+ TABASCO), no se logró implementar ninguno de los proyectos que están considerados y solicitados por los sectores en dicha estrategia, perdiéndose la posibilidad de este programa de Naciones Unidas. Lo que implica que se encuentra en “archivo muerto” el trabajo de cooperación entre las autoridades y sectores de la sociedad tabasqueña,

Para terminar con los colmos por el día de hoy, les invito apreciados lectores a que visualicemos que hay mucho por hacer sobre el tema del cambio climático para que deje de ser crisis y lo convirtamos en justicia climática; por ello, solicito a las autoridades que pasen de los pronunciamientos mediáticos y la foto hacia la acción climática. ¡No tenemos mucho tiempo!

Por último, como en cada una de mis columnas, les convoco a que seamos parte de la solución del problema, e invitemos a nuestras autoridades a que se pongan la camiseta de responsabilidad socioambiental para que el cambio climático no trastorne más la vida humana ni los ecosistemas.


"Somos la primera generación en sentir los efectos del Cambio

Climático y posiblemente la última que puede hacer algo al respecto".

Barack Obama, Cumbre del Clima de Naciones Unidas. 2014.


Empiezo con mi agradecimiento por la invitación que me hizo el Director del Heraldo de Tabasco para asistir el pasado 17 de marzo a la 3ª sesión del Consejo Nacional de Crisis Climática de la Organización Editorial Mexicana la cual contó con directivos de los 48 periódicos pertenecientes a la OEM, especialistas en cambio climático e invitados. Mi reconocimiento al compromiso y nivel de responsabilidad social-empresarial de esta organización de comunicación catalogada como la más grande en nuestro país.

El tema del cambio climático ya salió del hermético gabinete de cuatro paredes con pizarrón y gis; hoy en día ya es un tema que con mayor frecuencia se escucha y discute en diferentes espacios de la vida diaria, incluso en las mesas de café, en donde se construye y destruye el mundo en menos de una hora. El colmo es que ya muchos hablan de él, pero poco escuchan lo que realmente ya esta sucediendo como efectos del fenómeno climático.

Para que te enteres te haré una breve síntesis que cómo empezó todo lo relativo al tema del cambio climático. El antecedente es con la entrada en vigor de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático el 21 de marzo de 1994, iniciando al siguiente año con la 1ª Conferencia Mundial de Cambio Climático (COP 1) en Berlin, Alemania. De ese momento a la fecha se han celebrado 26 COPs, la última en noviembre de 2021 en Glasgow, Escocia. El colmo es que no hacemos mucho caso a lo que nos dice la ciencia climática.

De estas cumbres mundiales, ya México en 2010 fue sede en el maravilloso Caribe Mexicano de Cancún y este año se tiene programado que la conferencia anual de la ONU sobre el Cambio Climático se celebre en Sharm El-Sheikh (Egipto). Quiero destacar que las negociaciones son complejas, incluso en algunos casos, álgidas, para llegar a acuerdos; sin embargo destacaré que en el 2015 los 193 países afiliados a la ONU suscribieron el Acuerdo Climático de París. Lo cual desde mi opinión es uno de los avances más significativos con relación a lineamientos internacionales en la materia, pero el colmo es que hay países que le siguen apostando a las energías fósiles como principal impulsor del desarrollo en detrimento de nuestra calidad de vida.

A estas alturas, con seguridad te has de preguntar ¿en qué consisten las COPs?...en síntesis les comentaré que cada año se reúnen organismos y agencias internacionales, representantes de los 193 gobiernos nacionales y locales, pero también importantes personajes de la ciencia, empresarios de todos los tamaños, organizaciones no gubernamentales aguerridas con los argumentos sólidos de la ciudadanía, productores del campo y representantes de pueblos originarios, quienes desde sus respectivas perspectivas persiguen como objetivo estabilizar los gases efecto invernadero para reducir los riesgos del cambio climático; el colmo es que Naciones Unidas, ante los malos resultados y las tendencias a futuro, ya lo han calificado de CRISIS CLIMÁTICA, y algunas organizaciones de la sociedad civil se han referido a ella como “JUSTICIA CLIMÁTICA”.

No puedo dejar de hacer mención que en 1988 se constituyó el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) para facilitar evaluaciones integrales del estado de los conocimientos científicos, técnicos y socioeconómicos sobre el cambio climático, sus causas, posibles repercusiones y estrategias de respuesta.

Por cierto, en el último comunicado formal de la ciencia, dígase IPCC, en agosto del año pasado, nos advierte que el cambio climático es generalizado, rápido y se está intensificando; incluso concluyen que de no actuar de manera inmediata, rápida y a gran escala el objetivo de regular el calentamiento del planeta sería inalcanzable, lo cual implica que el fenómeno del clima ya afecta de múltiples maneras a todas las regiones de la Tierra. El colmo es que hemos hecho poco caso a lo que la ciencia nos ha advertido desde hace algunas décadas.

Pero… ¿Cómo vamos en México para enfrentar este reto mayúsculo para el Siglo XXI? En términos simples vamos mal en lo general, después de mas de una década de políticas públicas climáticas claras y con alcances significativos. El colmo es que vamos “en sentido contrario hacia la sustentabilidad” pues seguimos invirtiéndole mas a los combustibles fósiles, la deforestación, obras con poco o nulo respeto a la naturaleza y los basureros a cielo abierto que ya se han convertido en altos productores de contaminantes, los cuales sabemos que afectan la atmósfera y por “ende” aceleran el calentamiento global con sus consecuentes efectos en la crisis climática.

Todo ello, provoca que se resientan en diferentes formas e intensidades los cambios en el clima, a pesar de que algunos estados como Jalisco, Yucatán, Oaxaca y Quintana Roo, estén haciendo las cosas bien. El colmo es que con ello no se alcanzan a cumplir los compromisos firmados en el acuerdo de París, ni el objetivo número 13 de acción climática suscrita en la Agenda 2030, entre otros incumplimientos legales como nuestro derecho humano en la constitución que dice que tenemos derecho a un medio ambiente sano para el desarrollo y bienestar.

Tabasco se cuece aparte. Por un lado, después de una larga lucha de las organizaciones de la sociedad civil y otros esfuerzos institucionales, ya en el 2019, por fin, se emite la Ley Estatal de Cambio Climático y Sustentabilidad, pero el colmo es que a pesar de la vulnerabilidad del estado ante el cambio climático, se incumplen temas fundamentales establecidos en la propia ley, como son los casos de la falta de constituir el fondo para financiar las estrategias del programa de acción climática, que por cierto, a más de dos años tampoco se ha elaborado. Además, continúa sin emitirse el reglamento de la ley, y ustedes saben que sin reglamento, la ley no tiene aplicación.

El colmo es que el único programa en forma y de fondo para compensar los altos niveles de contaminación y mitigar los gases efectos del cambio climático, fue el de elaborar la Estrategia Estatal de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación Forestal de Tabasco (EEREDD+ TABASCO), la cual con los lineamientos internacionales y de la propia Comisión Nacional Forestal, coordinados por el socio implementador (Conservación Internacional AC) designado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en Suiza, y recursos por el orden de los 200 mil dólares del fondo noruego, trabajó a través de 17 talleres temáticos con la participación de los tres órdenes de gobierno de manera conjunta con productores agropecuarios y forestales, académicos de primer nivel de diferentes instituciones de educación superior y centros de investigación, empresarios tabasqueños e integrantes de organizaciones no gubernamentales comprometidos para colaborar en poder mitigar la crisis climática derivada por la perdida del 97% de la cobertura de vegetación original y las actividades industriales.

Pero… ¿Dónde está el colmo? que a pesar de que se logró hacer la Estrategia Estatal de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación Forestal de Tabasco (EEREDD+ TABASCO), no se logró implementar ninguno de los proyectos que están considerados y solicitados por los sectores en dicha estrategia, perdiéndose la posibilidad de este programa de Naciones Unidas. Lo que implica que se encuentra en “archivo muerto” el trabajo de cooperación entre las autoridades y sectores de la sociedad tabasqueña,

Para terminar con los colmos por el día de hoy, les invito apreciados lectores a que visualicemos que hay mucho por hacer sobre el tema del cambio climático para que deje de ser crisis y lo convirtamos en justicia climática; por ello, solicito a las autoridades que pasen de los pronunciamientos mediáticos y la foto hacia la acción climática. ¡No tenemos mucho tiempo!

Por último, como en cada una de mis columnas, les convoco a que seamos parte de la solución del problema, e invitemos a nuestras autoridades a que se pongan la camiseta de responsabilidad socioambiental para que el cambio climático no trastorne más la vida humana ni los ecosistemas.