/ lunes 27 de mayo de 2019

Donación en el aire

“Contrato de promesa de donación” fue el término utilizado para difundir oficialmente la firma entre el alcalde de Centro, Evaristo Hernández Cruz y la familia Lastra Guajardo, de 68 hectáreas a 14 kilómetros de Villahermosa, es decir, fuera de la capital, para el controvertido proyecto de construcción de un nuevo Palacio Municipal.

Las 68 hectáreas no son todavía propiedad del ayuntamiento. Y es lo correcto. Ni modo que la familia en cuestión o cualquier otro propietario donaría predios sin tener la seguridad legal de concretar un proyecto, sobre todo tratándose de un cambio de esa magnitud.

Lo que ha surgido como trasfondo de la propuesta es qué resulta más benéfico para los 400 mil habitantes asentados en Villahermosa, más allá de lo que puedan decir los funcionarios transitorios de hoy o alguna facción de trabajadores, todos ellos empleados de los ciudadanos a quienes se deben.

También la controversia versa sobre la pertinencia de privilegiar un proyecto que puede analizarse después, cuando hoy en todos los servicios a cargo del municipio hay profundas deficiencias por corregir, reconocidas por el mismo alcalde, y es exigencia del ciudadano atacarlas de inmediato.

A estas alturas el asunto se ha complicado quizá más de lo estimado por los promotores, pues no sólo enfrenta el rechazo ciudadano sino que hasta el presidente, Andrés Manuel López Obrador, abordó el asunto en un tono de crítica más que de aprobación.

El gobernador, Adán Augusto López Hernández, no ha avalado públicamente el proyecto de Evaristo, pero tampoco que recomendaría darle marcha atrás, a reserva de lo que haya hablado con el alcalde el pasado viernes que lo visitó en Palacio Municipal.

Además, el camino legal que habría de sortearse, más allá de la condena ciudadana, pasa no solo por el Cabildo, con mayoría morenista que no pondría objeción alguna, sino por el Congreso del Estado.

En el capítulo de la instalación y proceso de entrega-recepción de los ayuntamientos dentro de la Ley Orgánica de los Municipios, el artículo 25 marca que el Ayuntamiento residirá en la cabecera del Municipio respectivo.

“Solo por acuerdo del Cabildo y con la aprobación de la Legislatura local, el Ayuntamiento podrá establecerse en otro lugar, comprendido dentro de los límites territoriales del Municipio”, precisa.

Veremos si la presidenta de la Junta de Coordinación Política, Beatriz Milland, logra que la mayoría de diputados de Morena, siete de ellos representantes de distritos en Centro, saquen adelante la propuesta.

Entre las alternativas que se escuchan y ante el argumento de la falta de dinero para rehabilitar o reconstruir el Palacio en el mismo lugar, está el que vendan el predio valuado en 500 millones de pesos, pero destinar una parte para comprar otro terreno dentro de Villahermosa y edificar ahí el nuevo edificio.

Como no se ha hecho efectiva la donación, sino que está en etapa de promesa, aún hay tiempo para explorar otras opciones, pues existe hoy una ciudadanía más demandante que hizo sentir su ansia de cambio el año pasado en las urnas.

El reclamo sobre el cambio del palacio y de cobrar más por el agua vía un particular, incluso ha encendido un enojo que salta ya hacia expresiones un tanto precipitadas como pedir la renuncia del alcalde, como ocurrió en Tamulté de las Sabanas durante la visita del gobernador.

Pero qué necesidad, diría el finado Juan Gabriel.


“Contrato de promesa de donación” fue el término utilizado para difundir oficialmente la firma entre el alcalde de Centro, Evaristo Hernández Cruz y la familia Lastra Guajardo, de 68 hectáreas a 14 kilómetros de Villahermosa, es decir, fuera de la capital, para el controvertido proyecto de construcción de un nuevo Palacio Municipal.

Las 68 hectáreas no son todavía propiedad del ayuntamiento. Y es lo correcto. Ni modo que la familia en cuestión o cualquier otro propietario donaría predios sin tener la seguridad legal de concretar un proyecto, sobre todo tratándose de un cambio de esa magnitud.

Lo que ha surgido como trasfondo de la propuesta es qué resulta más benéfico para los 400 mil habitantes asentados en Villahermosa, más allá de lo que puedan decir los funcionarios transitorios de hoy o alguna facción de trabajadores, todos ellos empleados de los ciudadanos a quienes se deben.

También la controversia versa sobre la pertinencia de privilegiar un proyecto que puede analizarse después, cuando hoy en todos los servicios a cargo del municipio hay profundas deficiencias por corregir, reconocidas por el mismo alcalde, y es exigencia del ciudadano atacarlas de inmediato.

A estas alturas el asunto se ha complicado quizá más de lo estimado por los promotores, pues no sólo enfrenta el rechazo ciudadano sino que hasta el presidente, Andrés Manuel López Obrador, abordó el asunto en un tono de crítica más que de aprobación.

El gobernador, Adán Augusto López Hernández, no ha avalado públicamente el proyecto de Evaristo, pero tampoco que recomendaría darle marcha atrás, a reserva de lo que haya hablado con el alcalde el pasado viernes que lo visitó en Palacio Municipal.

Además, el camino legal que habría de sortearse, más allá de la condena ciudadana, pasa no solo por el Cabildo, con mayoría morenista que no pondría objeción alguna, sino por el Congreso del Estado.

En el capítulo de la instalación y proceso de entrega-recepción de los ayuntamientos dentro de la Ley Orgánica de los Municipios, el artículo 25 marca que el Ayuntamiento residirá en la cabecera del Municipio respectivo.

“Solo por acuerdo del Cabildo y con la aprobación de la Legislatura local, el Ayuntamiento podrá establecerse en otro lugar, comprendido dentro de los límites territoriales del Municipio”, precisa.

Veremos si la presidenta de la Junta de Coordinación Política, Beatriz Milland, logra que la mayoría de diputados de Morena, siete de ellos representantes de distritos en Centro, saquen adelante la propuesta.

Entre las alternativas que se escuchan y ante el argumento de la falta de dinero para rehabilitar o reconstruir el Palacio en el mismo lugar, está el que vendan el predio valuado en 500 millones de pesos, pero destinar una parte para comprar otro terreno dentro de Villahermosa y edificar ahí el nuevo edificio.

Como no se ha hecho efectiva la donación, sino que está en etapa de promesa, aún hay tiempo para explorar otras opciones, pues existe hoy una ciudadanía más demandante que hizo sentir su ansia de cambio el año pasado en las urnas.

El reclamo sobre el cambio del palacio y de cobrar más por el agua vía un particular, incluso ha encendido un enojo que salta ya hacia expresiones un tanto precipitadas como pedir la renuncia del alcalde, como ocurrió en Tamulté de las Sabanas durante la visita del gobernador.

Pero qué necesidad, diría el finado Juan Gabriel.