/ sábado 27 de julio de 2019

Deschamps, se va, se va...

El poderoso y controvertido líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, Carlos Antonio Romero Deschamps, al parecer, es “el Santo” en turno “al que le llegó su día”.

Ya sus detractores brincan de júbilo y ya varios oportunistas se relamen sus bigotes, al creer que es su turno de robarle a sus compañeros petroleros.

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), a través de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) presentó ante la Fiscalía General de la República (FGR) dos denuncias, por los presuntos delitos de enriquecimiento ilícito y lavado de dinero.

Sin embargo, de momento, un juez federal en frenó la hipotética detención.

Al parecer, en nada le sirvió a Romero, aquel mensaje, en enero pasado, al presidente López Obrador, donde reconoció la “valiente lucha contra la corrupción en PEMEX” y donde aseguró que el gremio se sumaba a los esfuerzos del gobierno para “terminar con la corrupción e impulsar un nuevo modelo de eficiencia, transparencia y honestidad en la producción, suministro y distribución de combustible”.

El rumor sobre su caída ha sido constante desde que tomó el poder la Cuarta Transformación.

Incluso, se tomó como un mensaje, la aprehensión de su abogado, Juan Collado, estando comiendo con él.

Además, ante el rumor de su caída, hubo una “extraña” andanada mediática, apoyada por algunos Medios serios, a una nota irrazonada, jurídicamente hablando, sobre una posible destitución del aún líder petrolero.

Nació el 17 de enero de 1943, en la ciudad de Tampico, Tamaulipas. Hijo de la señora Clementina Deschamps, oaxaqueña, y del señor José Romero García, jalisciense, campesino, trabajador petrolero y ferrocarrilero.

Romero Deschamps se casó en 1979 con Blanca Rosa Durán Limas, con quien procreó a José Carlos, Alejandro y Paulina.

Es contador privado por la Escuela Bancaria y Comercial de Tampico, Tamaulipas, y su vida ha estado estrechamente ligada a la empresa Petróleos Mexicanos (Pemex) y al Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM).

Fue mandadero, chofer, vendedor ambulante y hasta cargador. Era conocido como ‘El Güero Guacamaya’ porque su rostro se enrojecía cuando caminaba bajo los rayos del sol.

Trabajó como chofer de Joaquín Hernández ‘La Quina’, el ex líder sindical, quien terminó por emplearlo en el sindicato.

Antes, Romero solía cortar leña a una señora, cuyo esposo, un superintendente de Pemex, lo invitó a trabajar en la refinería de Salamanca, Guanajuato.

Ahí empezó a trabajar como eventual, hasta que su primo hermano Víctor Deschamps lo ayudó a conseguir la planta y fue quien, lo presentó y recomendó con Hernández Galicia.

Comisionado nacional del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) para la revisión del contrato colectivo de trabajo. Presidente de la Comisión Nacional Mixta de Seguridad e Higiene.

Jefe del departamento jurídico y de ajustes. Secretario general de la sección 35 del STPRM.

Asesor del Comité Ejecutivo General del STPRM. Vocal del Consejo General de Vigilancia.

Secretario de organización y estadística del Secretario del interior y acuerdos.

Desde 1993, Secretario general del STPRM. Miembro propietario de la asamblea general del INFONAVIT. Primer secretario general sustituto del CEN de la CTM.

Fungió como senador de la República en dos ocasiones, de 1994 a 2000 y de 2012 a 2018, y tres veces como diputado federal, de 1979 a 1982, de 1991 a 1994 y del 2000 al 2003.

Curtido en demandas y acusaciones, mismas que hasta ahora, ha librado.

A pesar, de que algunos de los últimos Presidentes, le quisieron acotar su innegable poder, lo cierto es que la mayoría terminó negociando con él.

Sobrevivió́ a la Reforma Energética aprobada en agosto de 2014, a pesar de que del Consejo de Administración de Pemex se eliminaron los asientos que ocupaban representantes del sindicato petrolero.

Empero, al líder petrolero, que sustituyó en 1996 a Sebastián Guzmán Cabrera, que a su vez sucedió a Joaquín Hernández Galicia, La Quina, encarcelado en los inicios de la administración del presidente Salinas, se le está quedando el cántaro en el pozo.

El poderoso y controvertido líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, Carlos Antonio Romero Deschamps, al parecer, es “el Santo” en turno “al que le llegó su día”.

Ya sus detractores brincan de júbilo y ya varios oportunistas se relamen sus bigotes, al creer que es su turno de robarle a sus compañeros petroleros.

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), a través de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) presentó ante la Fiscalía General de la República (FGR) dos denuncias, por los presuntos delitos de enriquecimiento ilícito y lavado de dinero.

Sin embargo, de momento, un juez federal en frenó la hipotética detención.

Al parecer, en nada le sirvió a Romero, aquel mensaje, en enero pasado, al presidente López Obrador, donde reconoció la “valiente lucha contra la corrupción en PEMEX” y donde aseguró que el gremio se sumaba a los esfuerzos del gobierno para “terminar con la corrupción e impulsar un nuevo modelo de eficiencia, transparencia y honestidad en la producción, suministro y distribución de combustible”.

El rumor sobre su caída ha sido constante desde que tomó el poder la Cuarta Transformación.

Incluso, se tomó como un mensaje, la aprehensión de su abogado, Juan Collado, estando comiendo con él.

Además, ante el rumor de su caída, hubo una “extraña” andanada mediática, apoyada por algunos Medios serios, a una nota irrazonada, jurídicamente hablando, sobre una posible destitución del aún líder petrolero.

Nació el 17 de enero de 1943, en la ciudad de Tampico, Tamaulipas. Hijo de la señora Clementina Deschamps, oaxaqueña, y del señor José Romero García, jalisciense, campesino, trabajador petrolero y ferrocarrilero.

Romero Deschamps se casó en 1979 con Blanca Rosa Durán Limas, con quien procreó a José Carlos, Alejandro y Paulina.

Es contador privado por la Escuela Bancaria y Comercial de Tampico, Tamaulipas, y su vida ha estado estrechamente ligada a la empresa Petróleos Mexicanos (Pemex) y al Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM).

Fue mandadero, chofer, vendedor ambulante y hasta cargador. Era conocido como ‘El Güero Guacamaya’ porque su rostro se enrojecía cuando caminaba bajo los rayos del sol.

Trabajó como chofer de Joaquín Hernández ‘La Quina’, el ex líder sindical, quien terminó por emplearlo en el sindicato.

Antes, Romero solía cortar leña a una señora, cuyo esposo, un superintendente de Pemex, lo invitó a trabajar en la refinería de Salamanca, Guanajuato.

Ahí empezó a trabajar como eventual, hasta que su primo hermano Víctor Deschamps lo ayudó a conseguir la planta y fue quien, lo presentó y recomendó con Hernández Galicia.

Comisionado nacional del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) para la revisión del contrato colectivo de trabajo. Presidente de la Comisión Nacional Mixta de Seguridad e Higiene.

Jefe del departamento jurídico y de ajustes. Secretario general de la sección 35 del STPRM.

Asesor del Comité Ejecutivo General del STPRM. Vocal del Consejo General de Vigilancia.

Secretario de organización y estadística del Secretario del interior y acuerdos.

Desde 1993, Secretario general del STPRM. Miembro propietario de la asamblea general del INFONAVIT. Primer secretario general sustituto del CEN de la CTM.

Fungió como senador de la República en dos ocasiones, de 1994 a 2000 y de 2012 a 2018, y tres veces como diputado federal, de 1979 a 1982, de 1991 a 1994 y del 2000 al 2003.

Curtido en demandas y acusaciones, mismas que hasta ahora, ha librado.

A pesar, de que algunos de los últimos Presidentes, le quisieron acotar su innegable poder, lo cierto es que la mayoría terminó negociando con él.

Sobrevivió́ a la Reforma Energética aprobada en agosto de 2014, a pesar de que del Consejo de Administración de Pemex se eliminaron los asientos que ocupaban representantes del sindicato petrolero.

Empero, al líder petrolero, que sustituyó en 1996 a Sebastián Guzmán Cabrera, que a su vez sucedió a Joaquín Hernández Galicia, La Quina, encarcelado en los inicios de la administración del presidente Salinas, se le está quedando el cántaro en el pozo.