/ sábado 30 de abril de 2022

Democracia Virtual | Leyes autoritarias 

Es increíble que en la actualidad se limite la participación libre del pueblo mediante leyes creadas por quienes militan en partidos que, en su discurso, promuevan la democracia, pero en los hechos están totalmente alejados y hasta divorciados del respeto a la voluntad mayoritaria de la gente.

Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, todos los días se desgarra las vestiduras en su templo mañanero diciendo que se debe respetar la democracia, pero en la práctica se puede ver que no tolera la libertad de la oposición para manifestar sus ideas en contra de lo que él plantea y consideran dañino para el país.

El mandatario mexicano busca que se haga solamente su voluntad y la de su partido. Algo parecido a las dictaduras de un solo partido y personalista, donde un instituto político y un solo hombre tiene acceso a cargos y control sobre la política. Pueden existir legalmente otras organizaciones, competir en elecciones e incluso ocupar escaños legislativos, pero el verdadero poder político recae en el partido dominante y su “líder”. Digamos que quiere volver a los años más rancios del PRI, ahora convertido en Morena.

Todos sabemos que la reforma eléctrica fracasó porque el bloque opositor constituido por el PAN, PRD y PRI votaron en contra, y lo hicieron porque el presidente López Obrador y su partido Morena no estuvieron de acuerdo en que se incluyeran algunas propuestas que se me hacen bastante favorables para el pueblo.

Entre otras, se cuentan el que la gente más pobre exentara el pago de energía eléctrica, que los hospitales y escuelas no pagaran el consumo de luz y que los campesinos también pudieran acceder a este beneficio. En eso no estuvo de acuerdo el partido en el poder y su propietario Andrés Manuel, quien ahora acusa de traidores a la patria a los que piensan diferente.

Y no solo eso, también les han abierto investigaciones judiciales a algunos para doblarlos, busca presionarlos como a él lo presionó el ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para que enviara tropas de la Guardia Nacional a la frontera Sur y se convirtiera en ese gran muro, gratuito, que el gringo le había prometido a sus gobernados.

Además, si nos vamos a la tierra del presidente López Obrador, a Tabasco, de donde también es originario el secretario de Gobernación Adán Augusto López Hernández, a quien quiere asignarle la candidatura de su partido y heredarle la presidencia de la república, nos encontraremos con tres leyes que podrían ser el cimiento de una dictadura.

Primero empezó con la “Ley Compadre”, aquella que permite la asignación directa de obras sin que haya una licitación pública de por medio y participen las empresas que quieran para ver cuál gana el concurso. Antidemocrática totalmente.

Luego vino la “Ley Garrote”. Esta no permite la libre manifestación del pueblo porque se expone a que sea reprimido por la fuerza pública y las personas participantes puedan ser encarceladas. Antidemocrática totalmente.

La última que le dejó Adán Augusto López de herencia a Carlos Manuel Merino fue la “Ley Dedazo”, que se identifica por dar facultad a los cabildos de que designen a los delegados municipales y ya no sean electos por el voto directo del pueblo. Antidemocrática totalmente.

No quiero pensar qué pasaría en el futuro si esas mismas leyes se establecieran en todo el país, y, sumadas a la reforma electoral en la que se plantea la desaparición del INE y del TEPJF para dar paso a nuevas instituciones controladas por un solo hombre, el poder del pueblo se acotara definitivamente.

Es increíble que en la actualidad se limite la participación libre del pueblo mediante leyes creadas por quienes militan en partidos que, en su discurso, promuevan la democracia, pero en los hechos están totalmente alejados y hasta divorciados del respeto a la voluntad mayoritaria de la gente.

Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, todos los días se desgarra las vestiduras en su templo mañanero diciendo que se debe respetar la democracia, pero en la práctica se puede ver que no tolera la libertad de la oposición para manifestar sus ideas en contra de lo que él plantea y consideran dañino para el país.

El mandatario mexicano busca que se haga solamente su voluntad y la de su partido. Algo parecido a las dictaduras de un solo partido y personalista, donde un instituto político y un solo hombre tiene acceso a cargos y control sobre la política. Pueden existir legalmente otras organizaciones, competir en elecciones e incluso ocupar escaños legislativos, pero el verdadero poder político recae en el partido dominante y su “líder”. Digamos que quiere volver a los años más rancios del PRI, ahora convertido en Morena.

Todos sabemos que la reforma eléctrica fracasó porque el bloque opositor constituido por el PAN, PRD y PRI votaron en contra, y lo hicieron porque el presidente López Obrador y su partido Morena no estuvieron de acuerdo en que se incluyeran algunas propuestas que se me hacen bastante favorables para el pueblo.

Entre otras, se cuentan el que la gente más pobre exentara el pago de energía eléctrica, que los hospitales y escuelas no pagaran el consumo de luz y que los campesinos también pudieran acceder a este beneficio. En eso no estuvo de acuerdo el partido en el poder y su propietario Andrés Manuel, quien ahora acusa de traidores a la patria a los que piensan diferente.

Y no solo eso, también les han abierto investigaciones judiciales a algunos para doblarlos, busca presionarlos como a él lo presionó el ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para que enviara tropas de la Guardia Nacional a la frontera Sur y se convirtiera en ese gran muro, gratuito, que el gringo le había prometido a sus gobernados.

Además, si nos vamos a la tierra del presidente López Obrador, a Tabasco, de donde también es originario el secretario de Gobernación Adán Augusto López Hernández, a quien quiere asignarle la candidatura de su partido y heredarle la presidencia de la república, nos encontraremos con tres leyes que podrían ser el cimiento de una dictadura.

Primero empezó con la “Ley Compadre”, aquella que permite la asignación directa de obras sin que haya una licitación pública de por medio y participen las empresas que quieran para ver cuál gana el concurso. Antidemocrática totalmente.

Luego vino la “Ley Garrote”. Esta no permite la libre manifestación del pueblo porque se expone a que sea reprimido por la fuerza pública y las personas participantes puedan ser encarceladas. Antidemocrática totalmente.

La última que le dejó Adán Augusto López de herencia a Carlos Manuel Merino fue la “Ley Dedazo”, que se identifica por dar facultad a los cabildos de que designen a los delegados municipales y ya no sean electos por el voto directo del pueblo. Antidemocrática totalmente.

No quiero pensar qué pasaría en el futuro si esas mismas leyes se establecieran en todo el país, y, sumadas a la reforma electoral en la que se plantea la desaparición del INE y del TEPJF para dar paso a nuevas instituciones controladas por un solo hombre, el poder del pueblo se acotara definitivamente.