/ sábado 13 de junio de 2020

Democracia virtual | La fragilidad de BOA

El Bloque Opositor Amplio (BOA) denunciado esta semana por el presidente de México Andrés Manuel López Obrador, no se asemeja en anda al reptil que tiene la particularidad de sentir los latidos del corazón de su víctima y, rodeándola con su musculoso cuerpo, la aprieta hasta matarla.

De acuerdo a las revelaciones del vocero presidencial Jesús Ramírez, el proyecto tiene el objetivo de organizar a la oposición para desplazar a Morena de la Cámara de Diputados federal en las elecciones del próximo año 2021 y derrotar al presidente de la república en la Revocación de Mandato de 2022.


Sin nombre ni apellidos y mucho menos rostro que lo identifique, el documento presume la integración de un bloque opositor integrado por PAN, PRI, PRD, MC, México Libre, gobernadores, alcaldes, grupos empresariales, medios de comunicación, comunicadores, redes sociales y organizaciones de la sociedad civil.

Que el presidente López Obrador sienta temor de perder en la próxima elección es normal, como también es normal que la sociedad mexicana y sus partidos políticos busquen la mejor estrategia para derrocarlo en las urnas, a través del voto ciudadano.

Nada tiene de malo que en un país democrático donde el pueblo tiene, supuestamente, el poder para poner y quitar gobernantes se utilicen estrategias para tales fines. No se nota nada anormal. Sería un verdadero problema que el movimiento se hiciera a través de la confrontación violenta y no por la vía democrática.

De hecho, en 1987 se formó el Frente Democrático Nacional con Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez para exponer los errores de la economía en el gobierno de Miguel de la Madrid, así como el abandono social de esa época.

En ese frente formó parte Andrés Manuel López Obrador en 1988 como candidato al gobierno del estado de Tabasco para derrocar al que fuera su propio partido, el PRI, y todo estuvo bien. ¿Cuál es entonces el problema? ¿Cuál es la intención de inquietar al pueblo con la imaginaria teoría de la conspiración?

Lo que sí se puede señalar como un error es que la oposición se “agache”, y en vez de tener los ‘arrestos’ para asumir la autoría de un Bloque Opositor Amplio (BOA), como temerosamente lo nombró López Obrador, solamente salgan a acusar de irresponsable al presidente de la república por “inventar documentos” para golpearlos.

¿Acaso los representantes de los partidos políticos en mención (opositores al actual gobierno) no tienen la intención de mandar un solo candidato a cada elección del próximo año para asegurar que Morena no gane la mayoría en la Cámara de Diputados, ni las gubernaturas, alcaldías y diputaciones locales en los distintos estados donde habrá contienda comicial?

Esto es algo normal, cualquier partido y cualquier político de la oposición aspira a llegar al poder y para ello debe planear sus propias estrategias. Lo grave es que en este país a todo se le resta importancia y, con ingenio de comediantes, todo mundo empieza a vacilar y se olvida de lo verdaderamente importante, de lo que le duele al país y perjudica a la nación.

El propio presidente reveló los puntos clave y dio a conocer cuáles son los males que aqueja su gobierno: el ahondamiento en desempleo e inseguridad, la destrucción de la economía y de las instituciones democráticas, el autoritarismo político de su gobierno y el daño que le está haciendo a las inversiones extranjeras.

Se las puso “de pechito” como se dice coloquialmente, y los representantes de la oposición no fueron capaces de aprovechar el empujón para posicionar de una vez por todas sus objetivos para el 2021 y 2022.

Sassón

Y mientras todos se la pasan entretenidos con la BOA de AMLO, en el Congreso de la Unión se legisla para modificar los Artículos 27 y 28 Constitucional, a fin de desaparecer el Instituto Federal de Telecomunicaciones, la Comisión Reguladora de Energía y la Comisión Federal de Competencia Económica, para formar uno solo.

El Bloque Opositor Amplio (BOA) denunciado esta semana por el presidente de México Andrés Manuel López Obrador, no se asemeja en anda al reptil que tiene la particularidad de sentir los latidos del corazón de su víctima y, rodeándola con su musculoso cuerpo, la aprieta hasta matarla.

De acuerdo a las revelaciones del vocero presidencial Jesús Ramírez, el proyecto tiene el objetivo de organizar a la oposición para desplazar a Morena de la Cámara de Diputados federal en las elecciones del próximo año 2021 y derrotar al presidente de la república en la Revocación de Mandato de 2022.


Sin nombre ni apellidos y mucho menos rostro que lo identifique, el documento presume la integración de un bloque opositor integrado por PAN, PRI, PRD, MC, México Libre, gobernadores, alcaldes, grupos empresariales, medios de comunicación, comunicadores, redes sociales y organizaciones de la sociedad civil.

Que el presidente López Obrador sienta temor de perder en la próxima elección es normal, como también es normal que la sociedad mexicana y sus partidos políticos busquen la mejor estrategia para derrocarlo en las urnas, a través del voto ciudadano.

Nada tiene de malo que en un país democrático donde el pueblo tiene, supuestamente, el poder para poner y quitar gobernantes se utilicen estrategias para tales fines. No se nota nada anormal. Sería un verdadero problema que el movimiento se hiciera a través de la confrontación violenta y no por la vía democrática.

De hecho, en 1987 se formó el Frente Democrático Nacional con Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez para exponer los errores de la economía en el gobierno de Miguel de la Madrid, así como el abandono social de esa época.

En ese frente formó parte Andrés Manuel López Obrador en 1988 como candidato al gobierno del estado de Tabasco para derrocar al que fuera su propio partido, el PRI, y todo estuvo bien. ¿Cuál es entonces el problema? ¿Cuál es la intención de inquietar al pueblo con la imaginaria teoría de la conspiración?

Lo que sí se puede señalar como un error es que la oposición se “agache”, y en vez de tener los ‘arrestos’ para asumir la autoría de un Bloque Opositor Amplio (BOA), como temerosamente lo nombró López Obrador, solamente salgan a acusar de irresponsable al presidente de la república por “inventar documentos” para golpearlos.

¿Acaso los representantes de los partidos políticos en mención (opositores al actual gobierno) no tienen la intención de mandar un solo candidato a cada elección del próximo año para asegurar que Morena no gane la mayoría en la Cámara de Diputados, ni las gubernaturas, alcaldías y diputaciones locales en los distintos estados donde habrá contienda comicial?

Esto es algo normal, cualquier partido y cualquier político de la oposición aspira a llegar al poder y para ello debe planear sus propias estrategias. Lo grave es que en este país a todo se le resta importancia y, con ingenio de comediantes, todo mundo empieza a vacilar y se olvida de lo verdaderamente importante, de lo que le duele al país y perjudica a la nación.

El propio presidente reveló los puntos clave y dio a conocer cuáles son los males que aqueja su gobierno: el ahondamiento en desempleo e inseguridad, la destrucción de la economía y de las instituciones democráticas, el autoritarismo político de su gobierno y el daño que le está haciendo a las inversiones extranjeras.

Se las puso “de pechito” como se dice coloquialmente, y los representantes de la oposición no fueron capaces de aprovechar el empujón para posicionar de una vez por todas sus objetivos para el 2021 y 2022.

Sassón

Y mientras todos se la pasan entretenidos con la BOA de AMLO, en el Congreso de la Unión se legisla para modificar los Artículos 27 y 28 Constitucional, a fin de desaparecer el Instituto Federal de Telecomunicaciones, la Comisión Reguladora de Energía y la Comisión Federal de Competencia Económica, para formar uno solo.