/ sábado 16 de julio de 2022

Democracia virtual | Ataque al corazón

Entre la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), el gobierno del estado y el ayuntamiento de Centro han herido de muerte el corazón económico de Tabasco, al destruir y bloquear las calles aledañas al malecón Carlos A. Madrazo, el cual se encuentra en proceso de “embellecimiento”.

Las obras de relumbrón que realiza Román Meyer, titular de Sedatu y amigo de Andrés López Beltrán, en vez de servir para impulsar el desarrollo financiero de la ciudad de Villahermosa, se han convertido en un verdadero problema para empresarios, comerciantes y ciudadanos en general.

El embellecimiento de los malecones Leandro Rovirosa Wade, en la colonia Gaviotas Norte, y el Carlos A. Madrazo en el centro de la ciudad, tiene un costo de 3 mil millones de pesos. De acuerdo a información oficial, la edificación se lleva a cabo en siete kilómetros a lo largo de las márgenes del río Grijalva, sobre una superficie de 41 hectáreas.

Ni quien pueda negar que del lado de Las Gaviotas la construcción es una belleza, solo que no hay espacio para estacionamiento y la avenida que antes contaba con cuatro carriles para la circulación ahora se redujo a dos. Eso sí, cuenta con unas amplísimas banquetas que son ocupadas por automóviles y vendedores de frutas y verduras.

Durante el tiempo que duró la primera etapa de la obra algunos comerciantes del lugar protestaron, pero no fueron escuchados por el gobernador Carlos Manuel Merino Campos, ni por la alcaldesa Yolanda Osuna. El día que el presidente López Obrador supervisó el avance de la misma, les grito desde lejos: “ya los escuché”, pero nada más.

Muchos tuvieron que cerrar sus negocios porque las ventas disminuyeron totalmente, pues al destrozar las calles aledañas, quienes antes acudían con su familia a degustar alimentos en la zona, o quienes iban a comprar en las tiendas de abarrotes y mini supermercados, ahora no tenían donde estacionar sus vehículos, y todavía no se sabe quiénes son los concesionarios de los locales comerciales que se construyeron en el malecón, ni de quién es la gasolinera que ahí apareció de la noche a la mañana.

Ahora bien, en el malecón Carlos A. Madrazo se repite la historia. Los comerciantes del centro de la ciudad de Villahermosa, el corazón económico del estado, ya se empezaron a quejar por los mismos motivos que en Las Gaviotas, pues las autoridades cerraron avenidas, destruyeron calles y, en menos de lo que canta un gallo, provocaron un caos.

Si usted quiere ir al centro en su automóvil lo tiene qué pensar dos veces, alquilar un taxi, irse a pie o de plano no ir. Por cierto, los taxistas también están inconformes porque si llevan un servicio a esa zona salen hasta llorando, porque se pasan hasta una hora en el mismo lugar debido a que no hay por dónde salir y el congestionamiento vehicular es brutal.

Algunos allegados a Yolanda Osuna, alcaldesa de Centro, han empezado a circular la versión de que esos problemas los causa el gobierno federal, porque Román Meyer, titular de la Sedatu, no conoce Tabasco y hace lo que se le pega la gana.

Sin embargo, los responsables del conflicto son el gobernador Carlos Manuel Merino y la presidente municipal, pero no se atreven a decir nada porque quien está a cargo de la obra es nada más y nada menos que amigo de Andrés López Beltrán, hijo del presidente López Obrador.

Es decir, debido a ello Tabasco está condenado a aceptar todo tipo de ocurrencias. Y los tabasqueños esperan que en el malecón Carlos A. Madrazo no se reduzca la avenida a dos carriles como lo hicieron la colonia Las Gaviotas, porque entonces sí le daría un paro cardiaco al corazón económico del estado.

Entre la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), el gobierno del estado y el ayuntamiento de Centro han herido de muerte el corazón económico de Tabasco, al destruir y bloquear las calles aledañas al malecón Carlos A. Madrazo, el cual se encuentra en proceso de “embellecimiento”.

Las obras de relumbrón que realiza Román Meyer, titular de Sedatu y amigo de Andrés López Beltrán, en vez de servir para impulsar el desarrollo financiero de la ciudad de Villahermosa, se han convertido en un verdadero problema para empresarios, comerciantes y ciudadanos en general.

El embellecimiento de los malecones Leandro Rovirosa Wade, en la colonia Gaviotas Norte, y el Carlos A. Madrazo en el centro de la ciudad, tiene un costo de 3 mil millones de pesos. De acuerdo a información oficial, la edificación se lleva a cabo en siete kilómetros a lo largo de las márgenes del río Grijalva, sobre una superficie de 41 hectáreas.

Ni quien pueda negar que del lado de Las Gaviotas la construcción es una belleza, solo que no hay espacio para estacionamiento y la avenida que antes contaba con cuatro carriles para la circulación ahora se redujo a dos. Eso sí, cuenta con unas amplísimas banquetas que son ocupadas por automóviles y vendedores de frutas y verduras.

Durante el tiempo que duró la primera etapa de la obra algunos comerciantes del lugar protestaron, pero no fueron escuchados por el gobernador Carlos Manuel Merino Campos, ni por la alcaldesa Yolanda Osuna. El día que el presidente López Obrador supervisó el avance de la misma, les grito desde lejos: “ya los escuché”, pero nada más.

Muchos tuvieron que cerrar sus negocios porque las ventas disminuyeron totalmente, pues al destrozar las calles aledañas, quienes antes acudían con su familia a degustar alimentos en la zona, o quienes iban a comprar en las tiendas de abarrotes y mini supermercados, ahora no tenían donde estacionar sus vehículos, y todavía no se sabe quiénes son los concesionarios de los locales comerciales que se construyeron en el malecón, ni de quién es la gasolinera que ahí apareció de la noche a la mañana.

Ahora bien, en el malecón Carlos A. Madrazo se repite la historia. Los comerciantes del centro de la ciudad de Villahermosa, el corazón económico del estado, ya se empezaron a quejar por los mismos motivos que en Las Gaviotas, pues las autoridades cerraron avenidas, destruyeron calles y, en menos de lo que canta un gallo, provocaron un caos.

Si usted quiere ir al centro en su automóvil lo tiene qué pensar dos veces, alquilar un taxi, irse a pie o de plano no ir. Por cierto, los taxistas también están inconformes porque si llevan un servicio a esa zona salen hasta llorando, porque se pasan hasta una hora en el mismo lugar debido a que no hay por dónde salir y el congestionamiento vehicular es brutal.

Algunos allegados a Yolanda Osuna, alcaldesa de Centro, han empezado a circular la versión de que esos problemas los causa el gobierno federal, porque Román Meyer, titular de la Sedatu, no conoce Tabasco y hace lo que se le pega la gana.

Sin embargo, los responsables del conflicto son el gobernador Carlos Manuel Merino y la presidente municipal, pero no se atreven a decir nada porque quien está a cargo de la obra es nada más y nada menos que amigo de Andrés López Beltrán, hijo del presidente López Obrador.

Es decir, debido a ello Tabasco está condenado a aceptar todo tipo de ocurrencias. Y los tabasqueños esperan que en el malecón Carlos A. Madrazo no se reduzca la avenida a dos carriles como lo hicieron la colonia Las Gaviotas, porque entonces sí le daría un paro cardiaco al corazón económico del estado.