/ sábado 13 de marzo de 2021

Democracia virtual | Agonía agropecuaria

Nada más real como que el campo mexicano se encuentra en crisis y sus necesidades están a la vista. El cambio se fundamenta en que los gobiernos anteriores apoyaban a grandes productores y excluían a los pequeños, y el régimen actual apoya a pequeños y deja en la orfandad a los mayores.

La reducción al presupuesto gubernamental en este rubro, en 2020, fue de casi un 50 por ciento y, en 2021, le disminuyeron un 20 por ciento más.

A esto hay que sumarle los altos costos de insumos y servicios, pérdida de cosechas a causa de plagas y enfermedades, falta de capacitación y asistencia técnica, pérdida de la fertilidad del suelo, dificultad para comercializar los productos debido a los precios bajos y a la existencia de intermediarios, así como falta de infraestructura para la producción, almacenamiento y comercialización.

Un ejemplo de que los programas oficiales no atienden con eficiencia la problemática del campo, es que antes, con los gobiernos llamados neoliberales, se apoyaba a productores con superficies superiores a 20 hectáreas de temporal y de riego, ahora se reduce a pequeños productores, incluido el programa Sembrando vida que se limita a apuntalar terrenos de 2.5 hectáreas forestales o agrícolas. Se han eliminado también programas que atendían a productores y jornaleros.

En 2021, como ya dijimos antes, la disminución presupuestaria del gobierno para el sector agropecuario fue de alrededor del 20 por ciento, lo cual hace más difícil la situación para quienes se encargan de producir alimentos para proveer al país. Esto ha llevado a que los campesinos busquen la forma de organizarse de una mejor manera, a fin de hacer eficientes sus escasas percepciones financieras.

Por ejemplo, la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos en Tabasco (CNC), liderada por Carlos Hernández Reyez, independientemente de ser una organización política, se ha acercado a los productores de todo el estado (sin distinción de colores o partidos) para escuchar sus necesidades, con el propósito de elaborar un plan que les permita negociar en el mercado mejores precios, de los productos que se utilizan para hacer producir la tierra.

Los hombres del campo tabasqueño conocen a Carlos Hernández, porque durante muchos años se ha desempeñado en diferentes cargos que tienen que ver con esta actividad. Por ejemplo, cuando fue delegado de la extinta Sagarpa (Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación), hoy Sader (Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural) encontró un presupuesto de 480 millones de pesos y, gracias a su capacidad gestora, lo dejó en mil 500 millones de pesos cuando se retiró.

Ese gran presupuesto permitió ayudar a muchos hombres y mujeres del campo que hoy, con las dificultades expuestas anteriormente, producen en el estado de Tabasco. Ellos lo saben y, por tal motivo, cuando Hernández Reyez se presenta en las comunidades como líder de la CNC, lo reciben con agrado.

Los campesinos tabasqueños saben que esa organización no maneja recursos económicos para apoyarlos; sin embargo, reconocen en el líder campesino a un “gestor nato” que tiene la capacidad para ir a empresas e instituciones y negociar descuentos que les permitan comprar fertilizantes, pesticidas, herbicidas y herramientas para el campo, a un mejor precio.

Por principio de cuentas, Carlos Hernández Reyes ha empezado por conseguir un Seguro Integral para el Campesino, el cual cuenta con tres membresías: una individual que cuesta 530 pesos anuales, otra familiar de 699 pesos y una para padres, que protege hasta seis personas, con un costo de 799 pesos al año.

Este seguro de vida le da al beneficiario acceso a servicios médicos, 200 mil pesos por muerte accidental, 200 mil pesos por pérdida orgánica y gastos funerarios en caso de fallecimiento. Un respaldo muy interesante en tiempo de crisis financiera y pandemia.

Además, ha hecho ya la gestoría para conseguir bombas aspersoras, carretillas, palas y otras herramientas a un 50 por ciento menos del costo tradicional en el mercado, y, actualmente, se encuentra en trato la posible adquisición de otros productos a bajos costos.

Por ello, campesinos como Eligió García Carranza, productor de palma de aceite y miembro de la sociedad cooperativa El Malayo, en Teapa, consideró que "Carlos tiene mucha experiencia en esta parte; tiene mucho camino recorrido. Él sabe perfectamente cómo llegar a este sector. Es un experto en esto y creo que es un líder nato del campo. La gente lo conoce y sabe del trabajo y el esfuerzo que ha hecho durante muchos años".

Sassón

Si en realidad “El Químico” no tuviera posibilidades de ganar la alcaldía de Centro, no le causara tanto hormigueo en el cuerpo a más de uno en Morena.

Nada más real como que el campo mexicano se encuentra en crisis y sus necesidades están a la vista. El cambio se fundamenta en que los gobiernos anteriores apoyaban a grandes productores y excluían a los pequeños, y el régimen actual apoya a pequeños y deja en la orfandad a los mayores.

La reducción al presupuesto gubernamental en este rubro, en 2020, fue de casi un 50 por ciento y, en 2021, le disminuyeron un 20 por ciento más.

A esto hay que sumarle los altos costos de insumos y servicios, pérdida de cosechas a causa de plagas y enfermedades, falta de capacitación y asistencia técnica, pérdida de la fertilidad del suelo, dificultad para comercializar los productos debido a los precios bajos y a la existencia de intermediarios, así como falta de infraestructura para la producción, almacenamiento y comercialización.

Un ejemplo de que los programas oficiales no atienden con eficiencia la problemática del campo, es que antes, con los gobiernos llamados neoliberales, se apoyaba a productores con superficies superiores a 20 hectáreas de temporal y de riego, ahora se reduce a pequeños productores, incluido el programa Sembrando vida que se limita a apuntalar terrenos de 2.5 hectáreas forestales o agrícolas. Se han eliminado también programas que atendían a productores y jornaleros.

En 2021, como ya dijimos antes, la disminución presupuestaria del gobierno para el sector agropecuario fue de alrededor del 20 por ciento, lo cual hace más difícil la situación para quienes se encargan de producir alimentos para proveer al país. Esto ha llevado a que los campesinos busquen la forma de organizarse de una mejor manera, a fin de hacer eficientes sus escasas percepciones financieras.

Por ejemplo, la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos en Tabasco (CNC), liderada por Carlos Hernández Reyez, independientemente de ser una organización política, se ha acercado a los productores de todo el estado (sin distinción de colores o partidos) para escuchar sus necesidades, con el propósito de elaborar un plan que les permita negociar en el mercado mejores precios, de los productos que se utilizan para hacer producir la tierra.

Los hombres del campo tabasqueño conocen a Carlos Hernández, porque durante muchos años se ha desempeñado en diferentes cargos que tienen que ver con esta actividad. Por ejemplo, cuando fue delegado de la extinta Sagarpa (Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación), hoy Sader (Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural) encontró un presupuesto de 480 millones de pesos y, gracias a su capacidad gestora, lo dejó en mil 500 millones de pesos cuando se retiró.

Ese gran presupuesto permitió ayudar a muchos hombres y mujeres del campo que hoy, con las dificultades expuestas anteriormente, producen en el estado de Tabasco. Ellos lo saben y, por tal motivo, cuando Hernández Reyez se presenta en las comunidades como líder de la CNC, lo reciben con agrado.

Los campesinos tabasqueños saben que esa organización no maneja recursos económicos para apoyarlos; sin embargo, reconocen en el líder campesino a un “gestor nato” que tiene la capacidad para ir a empresas e instituciones y negociar descuentos que les permitan comprar fertilizantes, pesticidas, herbicidas y herramientas para el campo, a un mejor precio.

Por principio de cuentas, Carlos Hernández Reyes ha empezado por conseguir un Seguro Integral para el Campesino, el cual cuenta con tres membresías: una individual que cuesta 530 pesos anuales, otra familiar de 699 pesos y una para padres, que protege hasta seis personas, con un costo de 799 pesos al año.

Este seguro de vida le da al beneficiario acceso a servicios médicos, 200 mil pesos por muerte accidental, 200 mil pesos por pérdida orgánica y gastos funerarios en caso de fallecimiento. Un respaldo muy interesante en tiempo de crisis financiera y pandemia.

Además, ha hecho ya la gestoría para conseguir bombas aspersoras, carretillas, palas y otras herramientas a un 50 por ciento menos del costo tradicional en el mercado, y, actualmente, se encuentra en trato la posible adquisición de otros productos a bajos costos.

Por ello, campesinos como Eligió García Carranza, productor de palma de aceite y miembro de la sociedad cooperativa El Malayo, en Teapa, consideró que "Carlos tiene mucha experiencia en esta parte; tiene mucho camino recorrido. Él sabe perfectamente cómo llegar a este sector. Es un experto en esto y creo que es un líder nato del campo. La gente lo conoce y sabe del trabajo y el esfuerzo que ha hecho durante muchos años".

Sassón

Si en realidad “El Químico” no tuviera posibilidades de ganar la alcaldía de Centro, no le causara tanto hormigueo en el cuerpo a más de uno en Morena.