/ jueves 27 de mayo de 2021

De Primera Mano | Su mayor lastre

Estudios sobre el posicionamiento del candidato del PRI a la presidencia municipal de Centro, Andrés Granier Melo, arrojan como su mayor “lastre” a su hijo Fabián, a quien los tabasqueños recuerdan por los excesos que presuntamente cometió cuando su papá era gobernador.

Del ahora abanderado a diputado local por el sexto distrito, que también se encuentra “protegido” en la lista de candidatos “pluris”, no solo se difundieron fotos con sus amigos dentro de una aeronave oficial, sino también con su novia.

Desde que papá llegó a la Quinta Grijalva en enero de 2007, Fabián Granier Calles se convirtió en “gestor social” sin pertenecer a la estructura gubernamental. Su poder era tal que con su firma se podían cancelar infracciones de tránsito y administrativas en la Secretaría de Finanzas, lo cual era ilegal.

Precisamente por acatar las órdenes de Fabián fue a la cárcel en junio de 2013 Rosa Mélida López Villanueva, quien fuera directora de Servicios Públicos en la Policía Estatal, acusada de uso indebido de la función pública y peculado, ello derivado de cancelar multas e infracciones firmadas por el hijo del mandatario.

Cuando PRD y PAN pidieron que dejara de intervenir en actividades gubernamentales, el químico salió en su defensa: “Fabián ayuda a atender a la gente que su padre no puede atender”.

Esa declaración, que retomó la prensa nacional, confirmó la participación del crío en temas gubernamentales, pese a que por ley estaba impedido a participar en la administración dirigida por su progenitor.

Perseguido por el entonces presidente Enrique Peña Nieto y por su antecesor perredista Arturo Núñez Jiménez, el papá de Fabián terminó en la cárcel casi seis años; y Peña y Núñez se llevaron entre las patas al júnior, quien terminó en prisión por defraudación fiscal, aunque su segunda detención obedeció a que dejó de ir a firmar al reclusorio donde se llevaba su causa.

Terminada la gestión de papá salieron a relucir los negocios que hizo con el erario, como el control que tenía del lavado de ropa de las dependencias del sector salud, que tenían como proveedores del servicio a una empresa integrada por los amigos de Fabián, los mismos que aparecieron con él en sus redes sociales en el avión del gobierno.

No fue una ni dos las veces que Fabián y sus amigos utilizaron las aeronaves pagadas con el dinero de Tabasco para fines personales.

El apoyo irrestricto que le dio el autor de sus días puede verse hoy día con el hecho de que, además de la candidatura a diputado local, Fabián está incluido en la lista de legisladores por la vía de la representación proporcional, lo que significa que llegará al Congreso aunque pierda la elección directa.

En el sexenio del químico se sabía que Fabián “regalaba” dinero (no propio, claro) y anulaba multas con el fin de volverse “popular”, pero en ese lapso no logró disputar un puesto de elección popular, pues no se lograron las “condiciones” por no caer en nepotismo.

Por su puesto que tampoco pudo cumplir sus sueños en los seis años de Núñez, cuando la desgracia de la familia alcanzó de peor manera a padre e hijo, pero ahora que el Gobierno de Tabasco “perdonó” al ex mandatario priísta para que saliera de la cárcel años antes de cumplir su condena, se confirma que Fabián operó de 2006 a 2012 con la vista puesta en la política partidista.

Hoy el hijo está a punto de cumplir sus anhelos, pero no por méritos propios, sino porque sigue colgado de los pantalones de papá.

Estudios sobre el posicionamiento del candidato del PRI a la presidencia municipal de Centro, Andrés Granier Melo, arrojan como su mayor “lastre” a su hijo Fabián, a quien los tabasqueños recuerdan por los excesos que presuntamente cometió cuando su papá era gobernador.

Del ahora abanderado a diputado local por el sexto distrito, que también se encuentra “protegido” en la lista de candidatos “pluris”, no solo se difundieron fotos con sus amigos dentro de una aeronave oficial, sino también con su novia.

Desde que papá llegó a la Quinta Grijalva en enero de 2007, Fabián Granier Calles se convirtió en “gestor social” sin pertenecer a la estructura gubernamental. Su poder era tal que con su firma se podían cancelar infracciones de tránsito y administrativas en la Secretaría de Finanzas, lo cual era ilegal.

Precisamente por acatar las órdenes de Fabián fue a la cárcel en junio de 2013 Rosa Mélida López Villanueva, quien fuera directora de Servicios Públicos en la Policía Estatal, acusada de uso indebido de la función pública y peculado, ello derivado de cancelar multas e infracciones firmadas por el hijo del mandatario.

Cuando PRD y PAN pidieron que dejara de intervenir en actividades gubernamentales, el químico salió en su defensa: “Fabián ayuda a atender a la gente que su padre no puede atender”.

Esa declaración, que retomó la prensa nacional, confirmó la participación del crío en temas gubernamentales, pese a que por ley estaba impedido a participar en la administración dirigida por su progenitor.

Perseguido por el entonces presidente Enrique Peña Nieto y por su antecesor perredista Arturo Núñez Jiménez, el papá de Fabián terminó en la cárcel casi seis años; y Peña y Núñez se llevaron entre las patas al júnior, quien terminó en prisión por defraudación fiscal, aunque su segunda detención obedeció a que dejó de ir a firmar al reclusorio donde se llevaba su causa.

Terminada la gestión de papá salieron a relucir los negocios que hizo con el erario, como el control que tenía del lavado de ropa de las dependencias del sector salud, que tenían como proveedores del servicio a una empresa integrada por los amigos de Fabián, los mismos que aparecieron con él en sus redes sociales en el avión del gobierno.

No fue una ni dos las veces que Fabián y sus amigos utilizaron las aeronaves pagadas con el dinero de Tabasco para fines personales.

El apoyo irrestricto que le dio el autor de sus días puede verse hoy día con el hecho de que, además de la candidatura a diputado local, Fabián está incluido en la lista de legisladores por la vía de la representación proporcional, lo que significa que llegará al Congreso aunque pierda la elección directa.

En el sexenio del químico se sabía que Fabián “regalaba” dinero (no propio, claro) y anulaba multas con el fin de volverse “popular”, pero en ese lapso no logró disputar un puesto de elección popular, pues no se lograron las “condiciones” por no caer en nepotismo.

Por su puesto que tampoco pudo cumplir sus sueños en los seis años de Núñez, cuando la desgracia de la familia alcanzó de peor manera a padre e hijo, pero ahora que el Gobierno de Tabasco “perdonó” al ex mandatario priísta para que saliera de la cárcel años antes de cumplir su condena, se confirma que Fabián operó de 2006 a 2012 con la vista puesta en la política partidista.

Hoy el hijo está a punto de cumplir sus anhelos, pero no por méritos propios, sino porque sigue colgado de los pantalones de papá.