/ lunes 3 de junio de 2019

¡Cuentas claras, amistades largas!

“El borrón y cuenta nueva” y la tarifa 1“F” -la más barata de todas ellas- que acordaron (después de más de 20 años de la resistencia civil que inició el ahora presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador) para el Estado de Tabasco el gobernador Adán Augusto López Hernández y el titular de la CFE Manuel Bartlett Díaz va a hacer una de las acciones más transcendentales, si no es que la primera, de las muchas que se van a realizar durante este sexenio que comenzó con el pie izquierdo.

Por ello, la imperiosa necesidad y obligación de que se haga público no solo el convenio que la semana pasada firmaron el mandatario y autoridades de la CFE, sino el contrato que van a rubricar los tabasqueños, y avecindados aquí con la empresa en cuestión, para terminar de una vez por todas, con las razonadas suspicacias de los distintos actores del quehacer político local.

Los gobernados necesitan saber y conocer los pormenores de los compromisos que contrajeron el gobierno y la CFE y la que va a contraer con este rapaz ente en unos días más el grueso de la población tabasqueña.

Por higiene social el gobierno federal y estatal deben ser los primeros interesados en transparentar y rendir cuentas de cada una de las acciones que lleven a cabo. Y en este caso, como en muchos otros, deben hacerlo lo más pronto posible.

Mientras más se tarden mayores van a hacer las desconfianzas y las resistencias de los ciudadanos hacia los firmantes del convenio, capitalmente de los más de 350 mil usuarios que no han pagado por años el pésimo y caro servicio de energía eléctrica.

Y que van a buscar el menor pretexto, para seguir con el confort que viene abusivamente disfrutando a costa de los que sí hemos venido pagando puntualmente el consumo arbitrario que bimestralmente cobran.

Para qué seguir levantando más sospechas de las que hay o metiéndole más leña al fuego, si entregando cuentas claras, las dudas desaparecerían. Qué caso tiene seguirse desgastándose cuando la solución la tienen ellos.

Al menos, claro está, que estén escondiendo alguna vergonzosa situación que pueda dar al traste con lo hasta ahora logrado.

Después de todo, guste o no, tanto el acuerdo signado como el contrato con los usuarios va a conocerse, tarde o temprano.

Los mecanismos legales existen desde hace años, a través del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales (INAI), y por fortuna, este ha venido correctamente funcionando.

Es de las instituciones junto con el Ejército y la Marina que todavía gozan plenamente del respeto y de la plena confianza de los mexicanos.

Si no hay nada que ocultar, no tiene ningún caso seguir alimentando las especulaciones adversas que se han venido creando en torno a lo conseguido por el gobierno actual: borrón y cuenta nueva y tarifa 1“F”.

Después de todo: “el horno no está para bollos”.

“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)

El ex secretario de Gobierno núñista, César Raúl Ojeda Zubieta, es de los políticos que andan desesperado por agarrar un huesito, por volver a estar en el presupuesto.

No deja pasar oportunidad para tirársele al suelo, para arrastrársele al mandatario.

El otro día lo alabó hasta la saciedad, ahora ataca a la diputada federal Soraya Pérez Munguía, por sus constantes críticas a la refinería que ayer puso en marcha el paisanoAndrés Manuel López Obrador.

El problema de él como de otros muchos desempleados que hoy ridículamente se rasgan la vestidura por Adán Augusto, es que tienen una cola tan larga, que se les ve a kilómetros, ni camuflada pasa desapercibida. Imagínese entonces el tamaño de la cola de este peligroso y oportunista personaje.

Y es que el malogrado hotelero y politico no ha podido psicológicamente superar los traumas que le generaron las derrotas de Manuel Andrade Díaz, quien dos veces lo noqueó en las urnas, con todo y el apoyo y respaldo de Andrés Manuel López Obrador.

César Raúl Ojeda Zubieta está urgido de reflectores, por ello no deja pasar una, y más cuando se trata de ponerse de cuclillas.

“El borrón y cuenta nueva” y la tarifa 1“F” -la más barata de todas ellas- que acordaron (después de más de 20 años de la resistencia civil que inició el ahora presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador) para el Estado de Tabasco el gobernador Adán Augusto López Hernández y el titular de la CFE Manuel Bartlett Díaz va a hacer una de las acciones más transcendentales, si no es que la primera, de las muchas que se van a realizar durante este sexenio que comenzó con el pie izquierdo.

Por ello, la imperiosa necesidad y obligación de que se haga público no solo el convenio que la semana pasada firmaron el mandatario y autoridades de la CFE, sino el contrato que van a rubricar los tabasqueños, y avecindados aquí con la empresa en cuestión, para terminar de una vez por todas, con las razonadas suspicacias de los distintos actores del quehacer político local.

Los gobernados necesitan saber y conocer los pormenores de los compromisos que contrajeron el gobierno y la CFE y la que va a contraer con este rapaz ente en unos días más el grueso de la población tabasqueña.

Por higiene social el gobierno federal y estatal deben ser los primeros interesados en transparentar y rendir cuentas de cada una de las acciones que lleven a cabo. Y en este caso, como en muchos otros, deben hacerlo lo más pronto posible.

Mientras más se tarden mayores van a hacer las desconfianzas y las resistencias de los ciudadanos hacia los firmantes del convenio, capitalmente de los más de 350 mil usuarios que no han pagado por años el pésimo y caro servicio de energía eléctrica.

Y que van a buscar el menor pretexto, para seguir con el confort que viene abusivamente disfrutando a costa de los que sí hemos venido pagando puntualmente el consumo arbitrario que bimestralmente cobran.

Para qué seguir levantando más sospechas de las que hay o metiéndole más leña al fuego, si entregando cuentas claras, las dudas desaparecerían. Qué caso tiene seguirse desgastándose cuando la solución la tienen ellos.

Al menos, claro está, que estén escondiendo alguna vergonzosa situación que pueda dar al traste con lo hasta ahora logrado.

Después de todo, guste o no, tanto el acuerdo signado como el contrato con los usuarios va a conocerse, tarde o temprano.

Los mecanismos legales existen desde hace años, a través del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales (INAI), y por fortuna, este ha venido correctamente funcionando.

Es de las instituciones junto con el Ejército y la Marina que todavía gozan plenamente del respeto y de la plena confianza de los mexicanos.

Si no hay nada que ocultar, no tiene ningún caso seguir alimentando las especulaciones adversas que se han venido creando en torno a lo conseguido por el gobierno actual: borrón y cuenta nueva y tarifa 1“F”.

Después de todo: “el horno no está para bollos”.

“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”

(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)

El ex secretario de Gobierno núñista, César Raúl Ojeda Zubieta, es de los políticos que andan desesperado por agarrar un huesito, por volver a estar en el presupuesto.

No deja pasar oportunidad para tirársele al suelo, para arrastrársele al mandatario.

El otro día lo alabó hasta la saciedad, ahora ataca a la diputada federal Soraya Pérez Munguía, por sus constantes críticas a la refinería que ayer puso en marcha el paisanoAndrés Manuel López Obrador.

El problema de él como de otros muchos desempleados que hoy ridículamente se rasgan la vestidura por Adán Augusto, es que tienen una cola tan larga, que se les ve a kilómetros, ni camuflada pasa desapercibida. Imagínese entonces el tamaño de la cola de este peligroso y oportunista personaje.

Y es que el malogrado hotelero y politico no ha podido psicológicamente superar los traumas que le generaron las derrotas de Manuel Andrade Díaz, quien dos veces lo noqueó en las urnas, con todo y el apoyo y respaldo de Andrés Manuel López Obrador.

César Raúl Ojeda Zubieta está urgido de reflectores, por ello no deja pasar una, y más cuando se trata de ponerse de cuclillas.