/ miércoles 18 de diciembre de 2019

C. TTE. COR. M.C. León Roque Sánchez | Acciones esenciales para la seguridad del paciente

La cultura de seguridad se define como el conjunto de valores y normas comunes a los individuos dentro de una misma organización, e implica un modelo mental compartido que posiciona la seguridad como un objetivo común a perseguir. El principio «Primum Non Nocere» (lo primero es no hacer daño) subyace a cada acto asistencial, por lo que asumimos como principio básico que cada profesional es un sujeto competente y responsable que tiene como base de su actuación no generar daño.

En la calidad asistencial del paciente, los factores científico-técnico e institucional o corporativo juegan un papel preponderante, en la que se cuenta con el cuidado centrado en el paciente, que implica organizar la atención enfocada en ellos, y en la seguridad de una atención libre de daños evitables.

Si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera a la salud como el estado de completo bienestar físico, psíquico y social y no solo la ausencia de la enfermedad, podemos inferir que la Seguridad del Paciente no es solo la ausencia de riesgos; dando lugar a un continuo riesgo-seguridad, lo cual implica crear estrategias favoreciendo la seguridad.

Por ello debemos considerar que en los fundamentos de la seguridad asistencial hay dos líneas de pensamiento relacionadas: La primera, la teoría del error de Reason, que considera al ser humano falible, y pese a los esfuerzos por evitarlos, los errores estarán presentes, siendo necesario que los procesos se rediseñen haciéndolos resistentes a la producción de errores, menos proclives a la situaciones de riesgo y habilitar estrategias de detección e interceptación precoz de los errores.

Y la segunda, la cultura de seguridad, no punitiva en la que existe un compromiso de los individuos y organizaciones con la seguridad, y por tanto, con la aplicación de las mejores prácticas y estándares, y que cuenta con un clima de seguridad abierto y de confianza mutua en la que los errores son una fuente de aprendizaje, en lugar de ser utilizados para culpabilizar.

La OMS considera que la seguridad del paciente es la reducción del riesgo de daño asociado a la asistencia sanitaria a un mínimo aceptable. Con base en esto podemos deducir que el gran objetivo de la seguridad del paciente es reducir el daño y secundariamente reducir el error.

Organismos internacionales como la OMS, la Alianza Mundial para la Seguridad del Paciente, la Joint Commission international y el Comité Europeo de la Sanidad, entre otros, impulsan iniciativas para el fortalecimiento de la seguridad del paciente.

En México, la Secretaría de Salud difundió en 2002 las diez acciones de seguridad del paciente, y en 2017 el Consejo de Salubridad General declaró obligatorio a todos los integrantes del Sistema Nacional de Salud, las ocho acciones esenciales para la seguridad del paciente:

  • Identificación del paciente,
  • comunicación efectiva,
  • seguridad en el proceso de medicación,
  • seguridad en los procedimientos,
  • reducción del riesgo de Infecciones Asociadas a la Atención de la salud (IAAS),
  • reducción del riesgo de daño al paciente por causa de caídas, eventos adversos y cuasi fallas, y
  • cultura de seguridad del paciente.

La cultura de seguridad se define como el conjunto de valores y normas comunes a los individuos dentro de una misma organización, e implica un modelo mental compartido que posiciona la seguridad como un objetivo común a perseguir. El principio «Primum Non Nocere» (lo primero es no hacer daño) subyace a cada acto asistencial, por lo que asumimos como principio básico que cada profesional es un sujeto competente y responsable que tiene como base de su actuación no generar daño.

En la calidad asistencial del paciente, los factores científico-técnico e institucional o corporativo juegan un papel preponderante, en la que se cuenta con el cuidado centrado en el paciente, que implica organizar la atención enfocada en ellos, y en la seguridad de una atención libre de daños evitables.

Si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera a la salud como el estado de completo bienestar físico, psíquico y social y no solo la ausencia de la enfermedad, podemos inferir que la Seguridad del Paciente no es solo la ausencia de riesgos; dando lugar a un continuo riesgo-seguridad, lo cual implica crear estrategias favoreciendo la seguridad.

Por ello debemos considerar que en los fundamentos de la seguridad asistencial hay dos líneas de pensamiento relacionadas: La primera, la teoría del error de Reason, que considera al ser humano falible, y pese a los esfuerzos por evitarlos, los errores estarán presentes, siendo necesario que los procesos se rediseñen haciéndolos resistentes a la producción de errores, menos proclives a la situaciones de riesgo y habilitar estrategias de detección e interceptación precoz de los errores.

Y la segunda, la cultura de seguridad, no punitiva en la que existe un compromiso de los individuos y organizaciones con la seguridad, y por tanto, con la aplicación de las mejores prácticas y estándares, y que cuenta con un clima de seguridad abierto y de confianza mutua en la que los errores son una fuente de aprendizaje, en lugar de ser utilizados para culpabilizar.

La OMS considera que la seguridad del paciente es la reducción del riesgo de daño asociado a la asistencia sanitaria a un mínimo aceptable. Con base en esto podemos deducir que el gran objetivo de la seguridad del paciente es reducir el daño y secundariamente reducir el error.

Organismos internacionales como la OMS, la Alianza Mundial para la Seguridad del Paciente, la Joint Commission international y el Comité Europeo de la Sanidad, entre otros, impulsan iniciativas para el fortalecimiento de la seguridad del paciente.

En México, la Secretaría de Salud difundió en 2002 las diez acciones de seguridad del paciente, y en 2017 el Consejo de Salubridad General declaró obligatorio a todos los integrantes del Sistema Nacional de Salud, las ocho acciones esenciales para la seguridad del paciente:

  • Identificación del paciente,
  • comunicación efectiva,
  • seguridad en el proceso de medicación,
  • seguridad en los procedimientos,
  • reducción del riesgo de Infecciones Asociadas a la Atención de la salud (IAAS),
  • reducción del riesgo de daño al paciente por causa de caídas, eventos adversos y cuasi fallas, y
  • cultura de seguridad del paciente.