En Tabasco el triunfo arrollador de Morena con Andrés Manuel López Obrador y Adán Augusto López Hernández conlleva la esperanza de cambiar, si bien poco a poco pero de forma radical, el retroceso acentuado en el último sexenio a manos de un nuñismo que ya encara denuncias por corrupción.
Hay ánimo popular mayoritario por lo que representa tener un gobernador y un presidente del mismo partido, pero sobre todo que este último sea oriundo de Tabasco; por ello todos los proyectos planeados para reactivar el desarrollo estatal infunden aliento.
Con dos meses en la gubernatura, Adán Augusto busca asentar la narrativa del futuro promisorio al destacar las inversiones proyectadas que, en tanto inician, las compensa con actos simbólicos tanto a nivel interno como externo.
Ahí están el rescate e inicio de ordenamiento en el sector Salud, acciones encaminadas a combatir la corrupción –incluso ventiló el castigo a un posible caso ya en esta administración- como la Unidad de Inteligencia Financiera, el cambio en la fiscalización del gasto mediante el OSFE –que aplicaría para el último ejercicio de Arturo Núñez- y también a su propio gobierno.
Otros actos en ese sentido son la denuncia ante la Fiscalía del titular del ISSET, Fernando Mayans, contra un daño patrimonial al instituto por casi 700 millones de pesos y la vocera del gobierno, Malú Somellera, afirmó que no habrá impunidad y eso incluye a la ex titular del DIF, Martha Lilia López de Núñez.
Se ha dado también un manejo discreto pero efectivo en política interna con los sindicatos, alcaldes, legisladores y organizaciones civiles por parte del secretario de Gobierno, Marcos Rosendo Medina Filigrana que, independiente de aquella protesta y desalojo de burócratas, va estableciendo acuerdos para afianzar la gobernabilidad.
Incluso, el transportarse en unidades particulares propias, terminar con una vida de lujos a costa del erario, es algo que valora la población en el desempeño de tareas de los funcionarios.
De todo ello se puede desprender el resultado dado por Arias Consultores en una encuesta que coloca al gobernador de Tabasco, Adán Augusto, como el mejor calificado por sus gobernados en la evaluación levantada en este mes. Es decir, lo opuesto al pasado reciente cuando Arturo Núñez era el peor gobernador calificado por su pueblo.
Donde los alfileres se agitan en Tabasco es en el tema de la seguridad. Si bien la cifra oficial indica que en enero hubo cero secuestros, los asaltos a transeúntes, robos de autos, en casas y comercios, se mantienen como azote de los tabasqueños.
El plazo para ver mejores resultados lo fijó el gobernador en unos cuatro o cinco meses, es decir hacia la segunda mitad del año, pues van a recuperar 60 patrullas con desperfectos, la creación del C-5 y una estrategia que permitirá combatir con más herramientas a la delincuencia.
Temporalidad similar vislumbró para registrar un mayor circulante y movimiento económico en Villahermosa y municipios de La Chontalpa a partir de la refinería y obras de infraestructura.
Tras años de crisis y abandono, si el binomio seguridad y economía arroja buenos resultados y se sostienen –ayudados por programas sociales y productivos como Jóvenes Construyendo el Futuro, ayuda a grupos vulnerables y Sembrando Vida-, Tabasco retomará el crecimiento extraviado y, por añadidura, se evitará el retorno del mal humor social.