/ martes 19 de julio de 2022

Brega en el Edén | Tabasco sin reprobados. Avance o retroceso?

No podríamos negar que la pandemia ha venido a cambiar o a detener una serie de roles y avances sustantivos en muchísimos sectores. Uno de los más importantes y afectados, ademas del económico, sin lugar a dudas ha sido el sector educativo; la educación se traduce en la transmisión de conocimientos a una persona para que esta adquiera una determinada formacion.

Pero saber qué tanto ha afectado la pandemia este rubro, así como medir cuantitativa y cualitativamente los avances y retrocesos, es responsabilidad de la Secretaría de Educación, por lo que me parece que en ese sentido esta última ha quedado mucho a deber como institución pública, y no me refiero a los maestros que ejercen una función primordial al frente de un grupo de alumnos, sino al ente que debe dirigir, dar resultados y presentar los deseables avances en este importante tema que es la educación de los mexicanos.

Para muestra un botón. Hace unos días, el sub secretario de educación media básica, Santana Magaña, expresó que en este ciclo escolar no habrá ningún alumno con calificación menor a seis. Los reporteros que cubrían la fuente le preguntaron si esto significaba entonces que no habría reprobados, a lo que el subsecretario contestó: “no queremos echarle más carga socio emocional a los niños aparte de la que traen de casa”, sin especificar a qué se refería con esto último. Valdría la pena una información más amplia por parte de los que dirigen este sector en Tabasco.

Seguramente las madres y padres de familia que apoyan a sus hijos diariamente en sus deberes escolares, saben mejor que nadie si su hijo verdaderamente está aprendiendo o teniendo un aprovechamiento escolar, o si sólo le darán una calificación no reprobatoria y pasará al siguiente grado. A corto plazo podríamos decir que por cuestiones de fuerza mayor se ha tenido que hacer así, pero si no se está proyectando un analisis de la situación en el mediano plazo, estaremos viendo una generación de jóvenes con grandes deficiencias educativas que definitivamente impactarán en su vida profesional, esto aunado a otros problemas como la deserción, el analfabetismo, la falta de grados, lejanía y ausencia de docentes, problemas familiares, embarazos, etc. que no han dejado de ser un lastre para el avance educativo.

Luego entonces, se habla muy poco de cómo vamos a medir el desempeño o si sólo vamos a soslayarlo por la crisis de salud pública. De un tiempo para acá se implementaron diferentes pruebas, encuestas nacionales e internacionales en varios niveles educativos, que nos dan la oportunidad de observar un panorama general para contrastarlo con las condiciones y logros de otros países, ayudando de esta manera al diseño de politicas orientadas al mejoramiento de nuestro propio sistema.

De acuerdo a los resultados de la prueba PISA 2015 (Programme for International Student Assessment) México se ubica por debajo del promedio de la OCDE y de los demás países participantes en las áreas de las ciencias, matemáticas y lectura. Esta situación se confirma por los resultados del sistema de evaluaciones PLANEA, donde se destacan las lagunas de aprendizaje en los grados inferiores, que a la larga generan trampas educativas y que provocan rezagos cada vez mayores, contribuyendo al alto grado de deserción escolar.

De acuerdo al Centro de Estudios Espinosa Yglesias, el bajo desempeño de los estudiantes en México tiene un efecto negativo en su movilidad social futura y en el desarrollo del país en general. Es necesario implementar politicas que refuercen los logros ya obtenidos, y a la vez vigilar adecuadamente el progreso del sistema para eliminar las deficiencias que se han venido arrastrando con el tiempo y la desigualdad de oportunidades. En consecuencia, reiteramos que tener calificaciones aprobatorias sólo será un “mejoralito” que aliviará las estadísticas a corto plazo, pero que tendrá serias consecuencias y retrocesos a futuro.

No podríamos negar que la pandemia ha venido a cambiar o a detener una serie de roles y avances sustantivos en muchísimos sectores. Uno de los más importantes y afectados, ademas del económico, sin lugar a dudas ha sido el sector educativo; la educación se traduce en la transmisión de conocimientos a una persona para que esta adquiera una determinada formacion.

Pero saber qué tanto ha afectado la pandemia este rubro, así como medir cuantitativa y cualitativamente los avances y retrocesos, es responsabilidad de la Secretaría de Educación, por lo que me parece que en ese sentido esta última ha quedado mucho a deber como institución pública, y no me refiero a los maestros que ejercen una función primordial al frente de un grupo de alumnos, sino al ente que debe dirigir, dar resultados y presentar los deseables avances en este importante tema que es la educación de los mexicanos.

Para muestra un botón. Hace unos días, el sub secretario de educación media básica, Santana Magaña, expresó que en este ciclo escolar no habrá ningún alumno con calificación menor a seis. Los reporteros que cubrían la fuente le preguntaron si esto significaba entonces que no habría reprobados, a lo que el subsecretario contestó: “no queremos echarle más carga socio emocional a los niños aparte de la que traen de casa”, sin especificar a qué se refería con esto último. Valdría la pena una información más amplia por parte de los que dirigen este sector en Tabasco.

Seguramente las madres y padres de familia que apoyan a sus hijos diariamente en sus deberes escolares, saben mejor que nadie si su hijo verdaderamente está aprendiendo o teniendo un aprovechamiento escolar, o si sólo le darán una calificación no reprobatoria y pasará al siguiente grado. A corto plazo podríamos decir que por cuestiones de fuerza mayor se ha tenido que hacer así, pero si no se está proyectando un analisis de la situación en el mediano plazo, estaremos viendo una generación de jóvenes con grandes deficiencias educativas que definitivamente impactarán en su vida profesional, esto aunado a otros problemas como la deserción, el analfabetismo, la falta de grados, lejanía y ausencia de docentes, problemas familiares, embarazos, etc. que no han dejado de ser un lastre para el avance educativo.

Luego entonces, se habla muy poco de cómo vamos a medir el desempeño o si sólo vamos a soslayarlo por la crisis de salud pública. De un tiempo para acá se implementaron diferentes pruebas, encuestas nacionales e internacionales en varios niveles educativos, que nos dan la oportunidad de observar un panorama general para contrastarlo con las condiciones y logros de otros países, ayudando de esta manera al diseño de politicas orientadas al mejoramiento de nuestro propio sistema.

De acuerdo a los resultados de la prueba PISA 2015 (Programme for International Student Assessment) México se ubica por debajo del promedio de la OCDE y de los demás países participantes en las áreas de las ciencias, matemáticas y lectura. Esta situación se confirma por los resultados del sistema de evaluaciones PLANEA, donde se destacan las lagunas de aprendizaje en los grados inferiores, que a la larga generan trampas educativas y que provocan rezagos cada vez mayores, contribuyendo al alto grado de deserción escolar.

De acuerdo al Centro de Estudios Espinosa Yglesias, el bajo desempeño de los estudiantes en México tiene un efecto negativo en su movilidad social futura y en el desarrollo del país en general. Es necesario implementar politicas que refuercen los logros ya obtenidos, y a la vez vigilar adecuadamente el progreso del sistema para eliminar las deficiencias que se han venido arrastrando con el tiempo y la desigualdad de oportunidades. En consecuencia, reiteramos que tener calificaciones aprobatorias sólo será un “mejoralito” que aliviará las estadísticas a corto plazo, pero que tendrá serias consecuencias y retrocesos a futuro.