/ martes 14 de enero de 2020

Brega en el Edén | El Insabi: un espejismo más

Si sientes que tu vida es un desastre

Te invito a darte una vuelta por un hospital...

¿Qué es lo que se aprecia mas en la vida?

En efecto, la salud de las personas

Al inicio del gobierno del Presidente López Obrador, algunos tabasqueños fueron invitados a participar en el gabinete federal, uno de los primeros fue Octavio Romero Oropeza (director General de PEMEX), José Eduardo Beltrán (consejero de PEMEX), Javier May (sembrando vida), Humberto Hernández (subsecretaría de turismo), Rafael Marín Mollinedo (ZE), Rosalinda López (SAT), Humberto Mayans (consejero de PEMEX), Oscar Rosado (CONDUSEF) por citar algunos y recientemente Juan Antonio Ferrer Aguilar al INSABI

Esta inclusión, se antojaba políticamente correcta, con las salvedades de sus perfiles profesionales, sin embargo, esto no ha sido un requisito de elegibilidad, y es así que hemos visto un Agrónomo en Pemex, un Javier May, que solo cuenta con estudios de preparatoria, sin experiencia en el campo, ahora está a cargo del programa sembrando vida, que por cierto ha sido ineficaz y con múltiples denuncias de corrupción y ahora a alguien que en sus últimos años se dedicó a la antropología e historia en el INAH, asume la titularidad del Instituto de Salud para el Bienestar

Los mejores estadistas del mundo lo primero que han hecho es convocar a destacados expertos para el diseño y ejecución de sus reformas y de sus programas. Así como un ingeniero construye un puente basado en sus cálculos matemáticos, un ingeniero social diseña sobre las bases de sus cálculos.

Así como un barco no puede salir a la mar sin carta de navegación, un programa no puede ser echado a andar sin reglas de operación, manuales y sin cumplir con un mecanismo probado de políticas públicas. Mucho menos sin un plan de transición. No se puede poner en riesgo la vida de las personas y mucho menos dejarlos en estado de indefensión; esto es criminal.

Morena y su mayoría legislativa desapareció el seguro popular que atendía a 55 millones de mexicanos, y que se financiaba con recursos de la federación, estados y el propio beneficiario, mediante cuotas familiares que se determinaban de acuerdo a la condición socio-económica, similares a la prima que se paga por un seguro, llegó a su fin.

A partir del 1 de enero de 2020, con el INSABI los beneficiarios ya no tendrían que pagar nada porque toda la carga recae en los gobiernos federales y estatales. Un reto enorme considerando que el sistema de salud pública que diariamente atiende a un millón de mexicanos, otorga 900 mil consultas, nacen 4,500 niños y niñas, se realizan 12 mil cirugías.

Sin embargo, las cosas no están funcionando, en los primeros días de operación surgieron quejas y protestas por el aumento en las cuotas, quienes antes pagaban 88 pesos, en este año les cobraban 500, empezó el desabasto de medicamentos al por mayor, quienes tenían atención en el tercer nivel, así como la atención de enfermos con cáncer y trasplantes, se encontraron que perdieron la gratuidad. Todo ha fallado, incluso, hasta el teléfono para quejas.

Algunos estados como Yucatán, Aguascalientes, Jalisco, BCS, Querétaro y algunos más no han firmado convenio con la federación, han dicho que ellos seguirán haciéndose cargo de la salud de sus habitantes.

Estamos ante una privatización velada del sistema de salud mexicano, que ni los más neoliberales se hubieran atrevido a ejecutar.

Si sientes que tu vida es un desastre

Te invito a darte una vuelta por un hospital...

¿Qué es lo que se aprecia mas en la vida?

En efecto, la salud de las personas

Al inicio del gobierno del Presidente López Obrador, algunos tabasqueños fueron invitados a participar en el gabinete federal, uno de los primeros fue Octavio Romero Oropeza (director General de PEMEX), José Eduardo Beltrán (consejero de PEMEX), Javier May (sembrando vida), Humberto Hernández (subsecretaría de turismo), Rafael Marín Mollinedo (ZE), Rosalinda López (SAT), Humberto Mayans (consejero de PEMEX), Oscar Rosado (CONDUSEF) por citar algunos y recientemente Juan Antonio Ferrer Aguilar al INSABI

Esta inclusión, se antojaba políticamente correcta, con las salvedades de sus perfiles profesionales, sin embargo, esto no ha sido un requisito de elegibilidad, y es así que hemos visto un Agrónomo en Pemex, un Javier May, que solo cuenta con estudios de preparatoria, sin experiencia en el campo, ahora está a cargo del programa sembrando vida, que por cierto ha sido ineficaz y con múltiples denuncias de corrupción y ahora a alguien que en sus últimos años se dedicó a la antropología e historia en el INAH, asume la titularidad del Instituto de Salud para el Bienestar

Los mejores estadistas del mundo lo primero que han hecho es convocar a destacados expertos para el diseño y ejecución de sus reformas y de sus programas. Así como un ingeniero construye un puente basado en sus cálculos matemáticos, un ingeniero social diseña sobre las bases de sus cálculos.

Así como un barco no puede salir a la mar sin carta de navegación, un programa no puede ser echado a andar sin reglas de operación, manuales y sin cumplir con un mecanismo probado de políticas públicas. Mucho menos sin un plan de transición. No se puede poner en riesgo la vida de las personas y mucho menos dejarlos en estado de indefensión; esto es criminal.

Morena y su mayoría legislativa desapareció el seguro popular que atendía a 55 millones de mexicanos, y que se financiaba con recursos de la federación, estados y el propio beneficiario, mediante cuotas familiares que se determinaban de acuerdo a la condición socio-económica, similares a la prima que se paga por un seguro, llegó a su fin.

A partir del 1 de enero de 2020, con el INSABI los beneficiarios ya no tendrían que pagar nada porque toda la carga recae en los gobiernos federales y estatales. Un reto enorme considerando que el sistema de salud pública que diariamente atiende a un millón de mexicanos, otorga 900 mil consultas, nacen 4,500 niños y niñas, se realizan 12 mil cirugías.

Sin embargo, las cosas no están funcionando, en los primeros días de operación surgieron quejas y protestas por el aumento en las cuotas, quienes antes pagaban 88 pesos, en este año les cobraban 500, empezó el desabasto de medicamentos al por mayor, quienes tenían atención en el tercer nivel, así como la atención de enfermos con cáncer y trasplantes, se encontraron que perdieron la gratuidad. Todo ha fallado, incluso, hasta el teléfono para quejas.

Algunos estados como Yucatán, Aguascalientes, Jalisco, BCS, Querétaro y algunos más no han firmado convenio con la federación, han dicho que ellos seguirán haciéndose cargo de la salud de sus habitantes.

Estamos ante una privatización velada del sistema de salud mexicano, que ni los más neoliberales se hubieran atrevido a ejecutar.