/ martes 9 de agosto de 2022

Asesor Jurídico | Micro, pequeñas y medianas empresas

Por falta de financiamientos y apoyo gubernamental, una de cada tres pequeñas empresas cerró definitivamente, durante la pandemia por COVID-19 en México.


De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en 2021 un total de 1 millón 583 mil 930 empresas desaparecieron como consecuencia de los efectos económicos adversos causados por la pandemia en el país. Antes del inicio de la pandemia, en 2019 el INEGI informó que había 4 millones 857 mil 007 establecimientos del sector privado y paraestatal. De estos, 99.8 % pertenecía a las denominadas micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyME), que daban trabajo a 27 millones de personas.

Estas cifras del INEGI indican que casi una de cada tres empresas que existían previo a la pandemia desaparecieron. La mayor parte fueron micro y pequeñas empresas que no contaron con apoyos gubernamentales ni recursos y es que, durante el primer año de la pandemia solo 7% de las MiPyME pudieron acceder a un apoyo del gobierno, mientras que el promedio de los países integrantes de la OCDE fue de 33.6%.

En América Latina, el gobierno de Chile destinó 6% de su Producto Interno Bruto (PIB) para conservar los empleos; en Perú, el 11%; en Guatemala, el 3.5%. Mientras que en México fue de prácticamente cero.

Si bien hubo un limitado apoyo el primer año, en 2021 se acabó. Y por ello, un millón y medio de empresas desaparecieron durante la pandemia y las que sobrevivieron quedaron muy golpeadas. Por ejemplo, en 2021, según el INEGI, Quintana Roo fue la entidad federativa donde más establecimientos MiPyME cerraron definitivamente: 31.9% y en 2021 esta cifra subió a 46.6%, con respecto a 2020.

Los estados donde más establecimientos cerraron definitivamente en 2021 fueron Colima con 41.9%; Sinaloa con 27.7%; Nuevo León con 39.8%; Aguascalientes con 39.4% y; Tabasco con 38.9%, cifra que se incrementó con respecto a 2020, donde murió el 24.1% de las MiPyME, ocupando aquel año el noveno lugar a nivel nacional.

Pero no todo es malo, porque si bien es cierto, desaparecieron muchas empresas, también se crearon más. Y es que el año pasado también nacieron 1 millón 187 mil 170 MiPyME, según el INEGI. Esto no es un logro gubernamental, sino de los emprendedores, porque lo más importante era el acceso a créditos y en su mayoría son empresas que no reciben apoyo del gobierno ni créditos por parte de la banca comercial, o si los tienen son muy limitados.

Actualmente, México es el único país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que no ha recuperado el nivel de la economía previo a la pandemia. Esto está directamente relacionado con los apoyos que dieron otros países a las MiPyME, que son las que necesitaban el apoyo.

De acuerdo al Estudio sobre la Demografía de los Negocios (EDN) 2021 del INEGI, de las que accedieron a apoyos, solo uno de cada diez negocios MiPyME sobrevivientes recibió algún tipo de financiamiento entre mayo de 2019 y julio de 2021 y el 75.2% éstas, que obtuvo algún financiamiento lo utilizó para la adquisición de insumos, que fue el principal destino del apoyo recibido.

Las MiPyME son el motor de la economía de México, pues aportan 50% al PIB y las que más empleos generan. Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo de 2021, el 43% del empleo total y el 82% del empleo generado fue por estas empresas.

El gran reto para las MiPyME es la digitalización, ya que, de las micro empresas, solo 19.8% reportaron contar con equipo de cómputo y 17.2% señalaron haber usado Internet para desarrollar sus actividades económicas y es que, debido al confinamiento por la pandemia, las pequeñas empresas se vieron forzadas a avanzar en sus competencias digitales para poder mantener sus ventas y para adaptarse al trabajo a distancia.

Por ello, un imperativo en México es integrar a las MiPyME a las cadenas de valor de las grandes empresas exportadoras, que sí han crecido durante la pandemia. De tal forma, el país requiere establecer un modelo de desarrollo inclusivo, es decir, que las micro y pequeñas empresas estén ligadas a las cadenas de valor, pues es un factor fundamental para la recuperación económica del país, del empleo y para lograr mejores ingresos para los trabajadores de las empresas.

En el contexto actual de alta inflación y de elevadas tasas de interés, el acceso a créditos blandos –aquellos cuando la entidad que otorga el dinero ofrece condiciones más flexibles y favorables a la empresa o la persona que lo solicita-, será fundamental para la supervivencia e impulso de las micro empresas.

Insistimos en la necesidad de establecer mayores estímulos fiscales temporales, como deducir al 100% de las prestaciones laborales –tanto de previsión social, como las que obliga la Ley Federal del Trabajo y que a su vez constituyan ingresos exentos para los trabajadores-, para incentivar la formalidad y es que, desafortunadamente, de las MiPyME que nacieron durante la pandemia, muchas se encuentran en la informalidad. Por tanto, necesitan incentivos y herramientas para transitar a la formalidad, que es necesario para acceder a financiamientos. Se ha recuperado el empleo –según datos oficiales-, pero aún hay 41 millones de personas económicamente no activas, es decir, desempleadas y la gran mayoría de las MiPyME, para reactivar sus ventas, deberán transformarse y reinventarse.

Email: memo.arias.tabasco@gmail.com

Twitter: @soymemoarias

Por falta de financiamientos y apoyo gubernamental, una de cada tres pequeñas empresas cerró definitivamente, durante la pandemia por COVID-19 en México.


De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en 2021 un total de 1 millón 583 mil 930 empresas desaparecieron como consecuencia de los efectos económicos adversos causados por la pandemia en el país. Antes del inicio de la pandemia, en 2019 el INEGI informó que había 4 millones 857 mil 007 establecimientos del sector privado y paraestatal. De estos, 99.8 % pertenecía a las denominadas micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyME), que daban trabajo a 27 millones de personas.

Estas cifras del INEGI indican que casi una de cada tres empresas que existían previo a la pandemia desaparecieron. La mayor parte fueron micro y pequeñas empresas que no contaron con apoyos gubernamentales ni recursos y es que, durante el primer año de la pandemia solo 7% de las MiPyME pudieron acceder a un apoyo del gobierno, mientras que el promedio de los países integrantes de la OCDE fue de 33.6%.

En América Latina, el gobierno de Chile destinó 6% de su Producto Interno Bruto (PIB) para conservar los empleos; en Perú, el 11%; en Guatemala, el 3.5%. Mientras que en México fue de prácticamente cero.

Si bien hubo un limitado apoyo el primer año, en 2021 se acabó. Y por ello, un millón y medio de empresas desaparecieron durante la pandemia y las que sobrevivieron quedaron muy golpeadas. Por ejemplo, en 2021, según el INEGI, Quintana Roo fue la entidad federativa donde más establecimientos MiPyME cerraron definitivamente: 31.9% y en 2021 esta cifra subió a 46.6%, con respecto a 2020.

Los estados donde más establecimientos cerraron definitivamente en 2021 fueron Colima con 41.9%; Sinaloa con 27.7%; Nuevo León con 39.8%; Aguascalientes con 39.4% y; Tabasco con 38.9%, cifra que se incrementó con respecto a 2020, donde murió el 24.1% de las MiPyME, ocupando aquel año el noveno lugar a nivel nacional.

Pero no todo es malo, porque si bien es cierto, desaparecieron muchas empresas, también se crearon más. Y es que el año pasado también nacieron 1 millón 187 mil 170 MiPyME, según el INEGI. Esto no es un logro gubernamental, sino de los emprendedores, porque lo más importante era el acceso a créditos y en su mayoría son empresas que no reciben apoyo del gobierno ni créditos por parte de la banca comercial, o si los tienen son muy limitados.

Actualmente, México es el único país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que no ha recuperado el nivel de la economía previo a la pandemia. Esto está directamente relacionado con los apoyos que dieron otros países a las MiPyME, que son las que necesitaban el apoyo.

De acuerdo al Estudio sobre la Demografía de los Negocios (EDN) 2021 del INEGI, de las que accedieron a apoyos, solo uno de cada diez negocios MiPyME sobrevivientes recibió algún tipo de financiamiento entre mayo de 2019 y julio de 2021 y el 75.2% éstas, que obtuvo algún financiamiento lo utilizó para la adquisición de insumos, que fue el principal destino del apoyo recibido.

Las MiPyME son el motor de la economía de México, pues aportan 50% al PIB y las que más empleos generan. Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo de 2021, el 43% del empleo total y el 82% del empleo generado fue por estas empresas.

El gran reto para las MiPyME es la digitalización, ya que, de las micro empresas, solo 19.8% reportaron contar con equipo de cómputo y 17.2% señalaron haber usado Internet para desarrollar sus actividades económicas y es que, debido al confinamiento por la pandemia, las pequeñas empresas se vieron forzadas a avanzar en sus competencias digitales para poder mantener sus ventas y para adaptarse al trabajo a distancia.

Por ello, un imperativo en México es integrar a las MiPyME a las cadenas de valor de las grandes empresas exportadoras, que sí han crecido durante la pandemia. De tal forma, el país requiere establecer un modelo de desarrollo inclusivo, es decir, que las micro y pequeñas empresas estén ligadas a las cadenas de valor, pues es un factor fundamental para la recuperación económica del país, del empleo y para lograr mejores ingresos para los trabajadores de las empresas.

En el contexto actual de alta inflación y de elevadas tasas de interés, el acceso a créditos blandos –aquellos cuando la entidad que otorga el dinero ofrece condiciones más flexibles y favorables a la empresa o la persona que lo solicita-, será fundamental para la supervivencia e impulso de las micro empresas.

Insistimos en la necesidad de establecer mayores estímulos fiscales temporales, como deducir al 100% de las prestaciones laborales –tanto de previsión social, como las que obliga la Ley Federal del Trabajo y que a su vez constituyan ingresos exentos para los trabajadores-, para incentivar la formalidad y es que, desafortunadamente, de las MiPyME que nacieron durante la pandemia, muchas se encuentran en la informalidad. Por tanto, necesitan incentivos y herramientas para transitar a la formalidad, que es necesario para acceder a financiamientos. Se ha recuperado el empleo –según datos oficiales-, pero aún hay 41 millones de personas económicamente no activas, es decir, desempleadas y la gran mayoría de las MiPyME, para reactivar sus ventas, deberán transformarse y reinventarse.

Email: memo.arias.tabasco@gmail.com

Twitter: @soymemoarias