/ martes 18 de enero de 2022

Asesor Jurídico | Con la razón de los otros datos

El ambiente polarizador y destructivo que la presidencia de la República impuso está teniendo efecto en las instituciones y en la vida pública nacional, dibujando un negro escenario social y político en México.

El diálogo y el respeto están cada vez más erosionados. En la actualidad, con el proyecto político del presidente López Obrador, autodenominado Cuarta Transformación, solo se ha intentado concentrar más poder, cuando el país requiere un proyecto nacional que defienda las libertades y que ponga a los mexicanos por delante.

Frente a la polarización y al pasado al que nos quieren condenar, sabemos a dónde no debemos regresar: al presidencialismo autoritario, represor, populista, demagógico y empobrecedor.

Debemos trabajar en equipo y en medio de la crisis, los mexicanos tenemos la gran oportunidad de construir una sociedad crítica y no fanática. Sin autocrítica no puede haber avances y la Cuarta Transformación es prueba de ello, pues en los primeros tres años de la administración federal, los malos resultados son contundentes con el deterioro de la economía mexicana.

No hay certeza jurídica para atraer inversiones y en 2021, México registró una salida récord de capitales de 257.601 millones de pesos, unos 12.630 millones de dólares, según datos oficiales del Banco de México. Siendo el mayor monto desde que se empezaron a documentar estas cifras en 1992, superando a la fuga de capitales de 2020, coincidente con el golpe del inicio de la pandemia de COVID-19. Desde que el presidente canceló el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, los inversionistas están sacando el dinero fuera del país y colocando inversiones en activos físicos o compras de inmuebles.

La administración que encabeza el presidente López Obrador, es la de mayor endeudamiento en treinta años. Entre noviembre de 2018 y noviembre de 2021 el saldo de la deuda bruta de México se incrementó en 2.7 billones de pesos, al pasar de 11.2 billones a 13.9 billones, superando al endeudamiento de 2.6 billones de pesos registrado entre 2012 y 2015 de la administración de Peña Nieto y el aumento de la deuda de 1.9 billones durante el gobierno de Felipe Calderón.

A pesar de las circunstancias que ha disminuido el crecimiento en los últimos años, México debe buscar fortalecer su economía a través de políticas económicas, hacendarias, financieras y comerciales responsables.

No obstante, al deseo de todos los presidentes de acumular más poder, el tercer año de gobierno representa un punto de inflexión presidencial, para decidir cómo afrontar la parte final del sexenio.

La carrera hacia 2024 ya ha comenzado y a pesar que MORENA en 2021 amplió de forma significativa su poder territorial, ganando 11 de los 15 estados en disputa en la elección del pasado 6 de junio, consolidándose como la primera fuerza política nacional, la viabilidad de la Cuarta Transformación, obliga al presidente considerar el camino de la negociación, con la oposición, con inversionistas extranjeros, la prensa y organizaciones de la sociedad civil.

Recordemos que Morena perdió la mayoría absoluta del Congreso federal. Aunque mantiene el control con sus aliados, PT y el Partido Verde, no alcanza la mayoría calificada que abre la puerta a reformas constitucionales que planteó el presidente como objetivo en los pasados comicios.

Aunque este año se renovarán gubernaturas en Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Tamaulipas y Quintana Roo, donde MORENA se posiciona como la preferencia, este partido político no representa nada sin la figura de López Obrador y la falta de liderazgos, es factor que va a pesar en 2024 si hay rupturas. Si bien, el presidente sigue teniendo poder y clientela electoral -la votación del partido oficialista está por arriba del 30%-, frente al crimen organizado nuestro gobierno es más débil y como evidencia son los altos índices de violencia e ingobernabilidad en regiones completas del país, que exhibe la crisis social y de seguridad que padece México.

Los homicidios dolosos no han disminuido. Los datos son cruciales, en 2021, 6 de los 15 estados gobernados por MORENA, encabezaron la lista de las 10 entidades con mayor índice de homicidios dolosos en México: Guanajuato (PAN), Baja California, Sonora, Zacatecas, Michoacán, Estado de México (PRI), Guerrero y Veracruz.

Hay que socializar entre la población y la gente pobre, que los programas sociales van a seguir y se van a ampliar en beneficio de las familias. Es urgente terminar con el conflicto entre sociedad, gobierno y empresarios. Tenemos la oportunidad de ponernos de acuerdo, no solo con quienes comparten nuestras ideas, debemos esforzarnos por entender a aquellos que nos cuestionan y concentrarnos en el futuro y no en el pasado, con inteligencia, valor, capacidad y vocación de servicio.

México vive adicionalmente a la crisis económica, social, de seguridad y política, una crisis sanitaria y educativa. Urge acelerar el programa de vacunación, solo 56.4% de los mexicanos disponen de pauta inicial de vacunas, 36.6% sin vacunar, 7% primera dosis y aún no hay datos actualizados del porcentaje de la población con vacuna de refuerzo.

México está rezagado en la vacunación contra el COVID-19 en América Latina y el rezago es reflejo de la desigualdad que impera en el país. Mientras tanto, hay que fortalecer el cumplimiento de las medidas sanitarias preventivas, para enfrentar el nuevo rebrote ante la expansión de su variante Ómicron.

Frente a la crisis educativa, tenemos fortalezas y hay que aprovechar esta oportunidad de concentrarnos en el futuro. Combatiremos la desigualdad y pobreza brindando las oportunidades del mundo digital a nuestros jóvenes con una educación más sólida en capacidades tecnológicas: el derecho a la educación digital es un derecho humano y no un privilegio.

Cerrar la brecha digital es clave para la transformación de México. Urge avanzar en la accesibilidad de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC’s) para que cada mexicano tenga acceso a mejores condiciones de educación, empleo y vida.

Tantas décadas de creciente desigualdad no solo en México sino en el planeta, han hecho que en América Latina el populismo de izquierda gane terreno. El presidencialismo mexicano es un sistema agotado y quien pretenda encabezar un proyecto de gobierno en 2024 –sea de izquierda o no-, debe ser abierto al diálogo, construir un pacto social duradero e inclusivo, donde las instituciones democráticas sean respetadas y luchar con la razón contra los verdaderos males del país, que no son los empresarios, los medios de comunicación y los expresidentes, sino la corrupción, el crimen y la impunidad.

El ambiente polarizador y destructivo que la presidencia de la República impuso está teniendo efecto en las instituciones y en la vida pública nacional, dibujando un negro escenario social y político en México.

El diálogo y el respeto están cada vez más erosionados. En la actualidad, con el proyecto político del presidente López Obrador, autodenominado Cuarta Transformación, solo se ha intentado concentrar más poder, cuando el país requiere un proyecto nacional que defienda las libertades y que ponga a los mexicanos por delante.

Frente a la polarización y al pasado al que nos quieren condenar, sabemos a dónde no debemos regresar: al presidencialismo autoritario, represor, populista, demagógico y empobrecedor.

Debemos trabajar en equipo y en medio de la crisis, los mexicanos tenemos la gran oportunidad de construir una sociedad crítica y no fanática. Sin autocrítica no puede haber avances y la Cuarta Transformación es prueba de ello, pues en los primeros tres años de la administración federal, los malos resultados son contundentes con el deterioro de la economía mexicana.

No hay certeza jurídica para atraer inversiones y en 2021, México registró una salida récord de capitales de 257.601 millones de pesos, unos 12.630 millones de dólares, según datos oficiales del Banco de México. Siendo el mayor monto desde que se empezaron a documentar estas cifras en 1992, superando a la fuga de capitales de 2020, coincidente con el golpe del inicio de la pandemia de COVID-19. Desde que el presidente canceló el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, los inversionistas están sacando el dinero fuera del país y colocando inversiones en activos físicos o compras de inmuebles.

La administración que encabeza el presidente López Obrador, es la de mayor endeudamiento en treinta años. Entre noviembre de 2018 y noviembre de 2021 el saldo de la deuda bruta de México se incrementó en 2.7 billones de pesos, al pasar de 11.2 billones a 13.9 billones, superando al endeudamiento de 2.6 billones de pesos registrado entre 2012 y 2015 de la administración de Peña Nieto y el aumento de la deuda de 1.9 billones durante el gobierno de Felipe Calderón.

A pesar de las circunstancias que ha disminuido el crecimiento en los últimos años, México debe buscar fortalecer su economía a través de políticas económicas, hacendarias, financieras y comerciales responsables.

No obstante, al deseo de todos los presidentes de acumular más poder, el tercer año de gobierno representa un punto de inflexión presidencial, para decidir cómo afrontar la parte final del sexenio.

La carrera hacia 2024 ya ha comenzado y a pesar que MORENA en 2021 amplió de forma significativa su poder territorial, ganando 11 de los 15 estados en disputa en la elección del pasado 6 de junio, consolidándose como la primera fuerza política nacional, la viabilidad de la Cuarta Transformación, obliga al presidente considerar el camino de la negociación, con la oposición, con inversionistas extranjeros, la prensa y organizaciones de la sociedad civil.

Recordemos que Morena perdió la mayoría absoluta del Congreso federal. Aunque mantiene el control con sus aliados, PT y el Partido Verde, no alcanza la mayoría calificada que abre la puerta a reformas constitucionales que planteó el presidente como objetivo en los pasados comicios.

Aunque este año se renovarán gubernaturas en Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Tamaulipas y Quintana Roo, donde MORENA se posiciona como la preferencia, este partido político no representa nada sin la figura de López Obrador y la falta de liderazgos, es factor que va a pesar en 2024 si hay rupturas. Si bien, el presidente sigue teniendo poder y clientela electoral -la votación del partido oficialista está por arriba del 30%-, frente al crimen organizado nuestro gobierno es más débil y como evidencia son los altos índices de violencia e ingobernabilidad en regiones completas del país, que exhibe la crisis social y de seguridad que padece México.

Los homicidios dolosos no han disminuido. Los datos son cruciales, en 2021, 6 de los 15 estados gobernados por MORENA, encabezaron la lista de las 10 entidades con mayor índice de homicidios dolosos en México: Guanajuato (PAN), Baja California, Sonora, Zacatecas, Michoacán, Estado de México (PRI), Guerrero y Veracruz.

Hay que socializar entre la población y la gente pobre, que los programas sociales van a seguir y se van a ampliar en beneficio de las familias. Es urgente terminar con el conflicto entre sociedad, gobierno y empresarios. Tenemos la oportunidad de ponernos de acuerdo, no solo con quienes comparten nuestras ideas, debemos esforzarnos por entender a aquellos que nos cuestionan y concentrarnos en el futuro y no en el pasado, con inteligencia, valor, capacidad y vocación de servicio.

México vive adicionalmente a la crisis económica, social, de seguridad y política, una crisis sanitaria y educativa. Urge acelerar el programa de vacunación, solo 56.4% de los mexicanos disponen de pauta inicial de vacunas, 36.6% sin vacunar, 7% primera dosis y aún no hay datos actualizados del porcentaje de la población con vacuna de refuerzo.

México está rezagado en la vacunación contra el COVID-19 en América Latina y el rezago es reflejo de la desigualdad que impera en el país. Mientras tanto, hay que fortalecer el cumplimiento de las medidas sanitarias preventivas, para enfrentar el nuevo rebrote ante la expansión de su variante Ómicron.

Frente a la crisis educativa, tenemos fortalezas y hay que aprovechar esta oportunidad de concentrarnos en el futuro. Combatiremos la desigualdad y pobreza brindando las oportunidades del mundo digital a nuestros jóvenes con una educación más sólida en capacidades tecnológicas: el derecho a la educación digital es un derecho humano y no un privilegio.

Cerrar la brecha digital es clave para la transformación de México. Urge avanzar en la accesibilidad de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC’s) para que cada mexicano tenga acceso a mejores condiciones de educación, empleo y vida.

Tantas décadas de creciente desigualdad no solo en México sino en el planeta, han hecho que en América Latina el populismo de izquierda gane terreno. El presidencialismo mexicano es un sistema agotado y quien pretenda encabezar un proyecto de gobierno en 2024 –sea de izquierda o no-, debe ser abierto al diálogo, construir un pacto social duradero e inclusivo, donde las instituciones democráticas sean respetadas y luchar con la razón contra los verdaderos males del país, que no son los empresarios, los medios de comunicación y los expresidentes, sino la corrupción, el crimen y la impunidad.