/ viernes 5 de agosto de 2022

ARTILUGIOS. | Actores migrantes.

1

Algunos actores de origen mexicano aparecerán en la siguiente película de Marvel sobre Pantera Negra. Marvel sorprendió al presentar al actor mexicano Tenoch Huerta en el papel de Namor para la cinta Black Panther: Wakanda Forever, prevista para estrenarse en noviembre próximo.

El discurso de Huerta sorprendió por sus características anti racistas. Por lo regular, volviendo al resobado tema de Yalitza Aparicio, el discriminado deja que otros encaucen el discurso racista, y ellos permanecen calladitos, serios, viendo cómo los especialistas y voceros defienden la causa. O sea, más incrustados en la industria cinematográfica no pueden estar. Pero ese es otro tema. A la letra, más o menos, el discurso dice así “Vengo del barrio, y estoy aquí gracias a la inclusión. Sin inclusión no estaría aquí. Un montón de niños están en sus barrios mirándonos a nosotros, soñando con estar aquí. Y lo conseguirán”.

Huerta no quiso limitarse solo a hablar de inclusión, sino que también quiso rendir homenaje al pueblo mexicano y latinoamericano y a los inmigrantes. Y lo hizo en español, “Gracias a todos los paisanos, todos los latinoamericanos. Ustedes cruzaron el río y dejaron todo lo que amaban atrás. Gracias a eso yo estoy aquí”. El actor forma parte de Poder Prieto, un colectivo que busca una mayor igualdad para personas nacionalizadas en la industria. He ahí el curioso punto que nos da pie para escribir lo siguiente.

Namor, el personaje que interpreta en la cinta será una de las grandes sorpresas que nos traerá Black Panther: Wakanda Forever. También conoceremos a Riri Williams, el personaje de Dominique Thorne, que tendrá su propia serie, Ironheart. A ambos los podremos ver brevemente en el tráiler de la película que se vio primero en la pasada Comic Con. ¿A qué viene todo esto? Simple. Desde siempre, hubo actores y actrices mexicanos en Hollywood y en muchas otras partes del mundo. Sólo las mexicanas Lupe Vélez, Dolores del Río en la Meca del cine o María Félix en Francia o Silvia Pinal en España, pueden ser el botón de muestra.

Ahora bien, recordemos a otros como Carlos Riquelme, Alfonso Arau, Cantinflas, Katy Jurado, Ricardo Montalbán, Pedro Armendáriz, Lupita Tovar y un largo etcétera. El cine internacional se nutrió durante mucho tiempo de nuestra mexicanidad histriónica. No hablemos de los más recientes que solo ven por su estatus distante de la raíz. Y curiosamente, el actor más famoso en Hollywood actualmente es Gael García Bernal, con siete nominaciones al Oscar. Claro, Gael ha tenido presencia.

En la entrega del Oscar donde el actor mexicano Demián Bichir fue nominado al Oscar a mejor actor compitiendo con George Clooney, Brad Pitt, Gary Oldman y el francés Jean Dujardin, enviaron al mexicano hasta el extremo del teatro, allá, donde los prietos deben estar. La élite cinematográfica que manda a Bichir a ese lado del cine, es la misma que en 1939 impidió el acceso al teatro a Hattie McDaniel a recibir su Oscar como actriz de reparto por Lo que el viento se llevó (1939, Víctor Fleming), siendo la primera persona de color en recibirlo.

No ha cambiado mucho la actitud. Hollywood sigue convirtiendo a buenos actores mexicanos sobre todo, en patéticos mimos de costumbres que el guionista enajenado cree que son nuestras costumbres. Mire si no ese bodrio espurio y entreguista llamado Pepe (1960, George Sidney) actuado malamente por Cantinflas. El actor Damián Alcázar hizo una declaración curiosa. Gané más haciendo un episodio de Narnia con Disney que todas las películas que hice en México. Extraño en verdad. ¿Y porqué Alcázar, uno de los más visibles defensores del actual regimen dice estas cosas? No porque defienda el star system del capitalismo. No porque valore más un trabajo hecho con Disney y su fantasía infinita a uno hecho con Sebastián del Amo en 2018. Quizá porque, así muy simple, es verdad.

Salma Hayek, Martha Higareda por citar alguna están en ese Star System. Muchos otros actores buscan ese lugar hasta que lo encuentran. Ahí vale la pericia de su agente o la suerte. Muchos profanos, esos que opinan de arte sin tener remota idea de lo que simboliza, hablan del estereotipo mexicano, el individuo con su sombrerote recostado en un nopal durmiendo una siesta eterna. El Norte trabaja mientras el Sur sueña, decían antes los primeros sociólogos. O ese ratoncillo prieto que corre interminables carreras huyendo del gato Silvestre. Lo extraño es que, si vamos a colores, Mickey Mouse es negro y el pato Donald es blanco.

La presencia de Tenoch Huerta en la nueva película de Marvel indignó a muchos y a otros les pasó como desapercibida. Nadie ha elevado plácemes por ver un actor en esas circunstancias. Protestan porque le dan un personaje criollo, uno por fin dentro del universo marveliano, que así debe decirse, por favor, no uno caucásico.

Hay algo que los directores de cine o teatro (y no me dejarán mentir todos ellos, si me leen, claro) que se llama casting o, para ser menos anglicistas, la selección de actores, que incluso si el artilugista amable que me lee nota, es uno de los créditos principales. El castinero es quien ofrece la posibilidad de actores a las productoras. Muchas anécdotas existen sobre dicha selección. ¿Cómo se hizo la que nos ocupa? Pericia del agente o suerte.

Junto a nombres señeros como los mencionados más arriba, están los de Eugenio Derbez, Eiza González, Thalía (que no sé qué películas ha hecho). Tenoch Huerta puso el dedo en la llaga, aunque veo que no le hizo mucha gracia a los productores estadounidenses ni a los mismos mexicanos. ¿Hay un racismo nacional, uno emanado de nuestro país? Eso ya sería el colmo. No debemos olvidar nuestra inadvertida reubicación de valores. No es ya ese México que nos creímos solidario, fraterno, deseoso de apoyar o de ser apoyado. Es un México sesgado, pesimista, quejumbroso y suspicaz. De esto no tienen la culpa los políticos. Creo.

2

Europa parece ser la solución, dijo un amigo el otro día a raíz de muchos tequilas. María Félix, viendo que Lupe Vélez o Dolores del Río tenían copado el negocio en USA se marchó a Europa. En Francia hizo French Can Can (1954, Jean Renoir) donde aparece remedando, porque de bailar nunca bailó, es decir nunca fue graciosa, un bielly dancing demasiado burlesco. Al final, María hizo en esta cinta un papel que nunca hizo en nuestro país. El de mujer humilde y conciliadora. Hizo en España La bella Otero (1954, Richard Pottier) dando pie a esas otras cintas donde Nati Mistral rehace el siglo XIX español con toda su catequesis bondadosa de la heroína.

Silvia Pinal hace muchas películas en España. No solo admirada y amada por Buñuel, porque miren que hay que amar a una actriz para embellecerla de ese modo. Viridiana (1961) y El ángel exterminador (1962), Simón del desierto (1965), son apenas tres de las cintas donde la Pinal se engrandece, se eleva, se magnifica. ¡Qué belleza, qué ojos, qué cuerpo, verdad de Dios! Y perdón por el exaltamiento, dirían los jóvenes ahora.

Y bueno, Jorge Negrete actuó en 1949 en la cinta Jalisco canta en Sevilla, del director Fernando de Fuentes. Un charro mexicano y su ayudante, arruinados por el juego llegan a Sevilla con la intención de cobrar una herencia que casi pierden por confusión de nombres. Gracias a la ayuda facilitada por un torero retirado y su hija Araceli, logran cobrarla. Lo más atractivo de la cinta no fue el charro cantor, ni Carmen Sevilla sino ese cómico español que en la película hace del Sacabó, porque cuando saca la navaja todo se acabó, siguiendo el humor del apocope. También hizo Jorge Negrete A teatro Apolo (1950, Rafael Gil) donde hace gala el charro cantor de su voz un tanto privilegiada para la ópera. La bella voz de Negrete hizo segunda con María de los Ángeles, así nomás, dándonos una brillante demostración de las mejores piezas de la zarzuela que nunca hubiéramos pensado. Eso sí, como María Félix, Negrete tuvo el talón de Aquiles en ser muy mal actor.

Hombres y mujeres, de esos famosos, de un viejo sistema artístico que dio los primeros frutos son los que quise traer a estos artilugios porque dieron fe y renombre a nuestro país. Les faltó el sensacionalismo de Huerta. Espero que aun podamos hablar firmes como Tenoch Huerta, o bajito como los que esperan un contrato millonario para evadir la pobreza que agobia. ¿Nos volveremos por eso, actores migrantes, mojados, advenedizos? Es cuanto.

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Algunos actores de origen mexicano aparecerán en la siguiente película de Marvel sobre Pantera Negra. Marvel sorprendió al presentar al actor mexicano Tenoch Huerta en el papel de Namor para la cinta Black Panther: Wakanda Forever, prevista para estrenarse en noviembre próximo.

El discurso de Huerta sorprendió por sus características anti racistas. Por lo regular, volviendo al resobado tema de Yalitza Aparicio, el discriminado deja que otros encaucen el discurso racista, y ellos permanecen calladitos, serios, viendo cómo los especialistas y voceros defienden la causa. O sea, más incrustados en la industria cinematográfica no pueden estar. Pero ese es otro tema. A la letra, más o menos, el discurso dice así “Vengo del barrio, y estoy aquí gracias a la inclusión. Sin inclusión no estaría aquí. Un montón de niños están en sus barrios mirándonos a nosotros, soñando con estar aquí. Y lo conseguirán”.

Huerta no quiso limitarse solo a hablar de inclusión, sino que también quiso rendir homenaje al pueblo mexicano y latinoamericano y a los inmigrantes. Y lo hizo en español, “Gracias a todos los paisanos, todos los latinoamericanos. Ustedes cruzaron el río y dejaron todo lo que amaban atrás. Gracias a eso yo estoy aquí”. El actor forma parte de Poder Prieto, un colectivo que busca una mayor igualdad para personas nacionalizadas en la industria. He ahí el curioso punto que nos da pie para escribir lo siguiente.

Namor, el personaje que interpreta en la cinta será una de las grandes sorpresas que nos traerá Black Panther: Wakanda Forever. También conoceremos a Riri Williams, el personaje de Dominique Thorne, que tendrá su propia serie, Ironheart. A ambos los podremos ver brevemente en el tráiler de la película que se vio primero en la pasada Comic Con. ¿A qué viene todo esto? Simple. Desde siempre, hubo actores y actrices mexicanos en Hollywood y en muchas otras partes del mundo. Sólo las mexicanas Lupe Vélez, Dolores del Río en la Meca del cine o María Félix en Francia o Silvia Pinal en España, pueden ser el botón de muestra.

Ahora bien, recordemos a otros como Carlos Riquelme, Alfonso Arau, Cantinflas, Katy Jurado, Ricardo Montalbán, Pedro Armendáriz, Lupita Tovar y un largo etcétera. El cine internacional se nutrió durante mucho tiempo de nuestra mexicanidad histriónica. No hablemos de los más recientes que solo ven por su estatus distante de la raíz. Y curiosamente, el actor más famoso en Hollywood actualmente es Gael García Bernal, con siete nominaciones al Oscar. Claro, Gael ha tenido presencia.

En la entrega del Oscar donde el actor mexicano Demián Bichir fue nominado al Oscar a mejor actor compitiendo con George Clooney, Brad Pitt, Gary Oldman y el francés Jean Dujardin, enviaron al mexicano hasta el extremo del teatro, allá, donde los prietos deben estar. La élite cinematográfica que manda a Bichir a ese lado del cine, es la misma que en 1939 impidió el acceso al teatro a Hattie McDaniel a recibir su Oscar como actriz de reparto por Lo que el viento se llevó (1939, Víctor Fleming), siendo la primera persona de color en recibirlo.

No ha cambiado mucho la actitud. Hollywood sigue convirtiendo a buenos actores mexicanos sobre todo, en patéticos mimos de costumbres que el guionista enajenado cree que son nuestras costumbres. Mire si no ese bodrio espurio y entreguista llamado Pepe (1960, George Sidney) actuado malamente por Cantinflas. El actor Damián Alcázar hizo una declaración curiosa. Gané más haciendo un episodio de Narnia con Disney que todas las películas que hice en México. Extraño en verdad. ¿Y porqué Alcázar, uno de los más visibles defensores del actual regimen dice estas cosas? No porque defienda el star system del capitalismo. No porque valore más un trabajo hecho con Disney y su fantasía infinita a uno hecho con Sebastián del Amo en 2018. Quizá porque, así muy simple, es verdad.

Salma Hayek, Martha Higareda por citar alguna están en ese Star System. Muchos otros actores buscan ese lugar hasta que lo encuentran. Ahí vale la pericia de su agente o la suerte. Muchos profanos, esos que opinan de arte sin tener remota idea de lo que simboliza, hablan del estereotipo mexicano, el individuo con su sombrerote recostado en un nopal durmiendo una siesta eterna. El Norte trabaja mientras el Sur sueña, decían antes los primeros sociólogos. O ese ratoncillo prieto que corre interminables carreras huyendo del gato Silvestre. Lo extraño es que, si vamos a colores, Mickey Mouse es negro y el pato Donald es blanco.

La presencia de Tenoch Huerta en la nueva película de Marvel indignó a muchos y a otros les pasó como desapercibida. Nadie ha elevado plácemes por ver un actor en esas circunstancias. Protestan porque le dan un personaje criollo, uno por fin dentro del universo marveliano, que así debe decirse, por favor, no uno caucásico.

Hay algo que los directores de cine o teatro (y no me dejarán mentir todos ellos, si me leen, claro) que se llama casting o, para ser menos anglicistas, la selección de actores, que incluso si el artilugista amable que me lee nota, es uno de los créditos principales. El castinero es quien ofrece la posibilidad de actores a las productoras. Muchas anécdotas existen sobre dicha selección. ¿Cómo se hizo la que nos ocupa? Pericia del agente o suerte.

Junto a nombres señeros como los mencionados más arriba, están los de Eugenio Derbez, Eiza González, Thalía (que no sé qué películas ha hecho). Tenoch Huerta puso el dedo en la llaga, aunque veo que no le hizo mucha gracia a los productores estadounidenses ni a los mismos mexicanos. ¿Hay un racismo nacional, uno emanado de nuestro país? Eso ya sería el colmo. No debemos olvidar nuestra inadvertida reubicación de valores. No es ya ese México que nos creímos solidario, fraterno, deseoso de apoyar o de ser apoyado. Es un México sesgado, pesimista, quejumbroso y suspicaz. De esto no tienen la culpa los políticos. Creo.

2

Europa parece ser la solución, dijo un amigo el otro día a raíz de muchos tequilas. María Félix, viendo que Lupe Vélez o Dolores del Río tenían copado el negocio en USA se marchó a Europa. En Francia hizo French Can Can (1954, Jean Renoir) donde aparece remedando, porque de bailar nunca bailó, es decir nunca fue graciosa, un bielly dancing demasiado burlesco. Al final, María hizo en esta cinta un papel que nunca hizo en nuestro país. El de mujer humilde y conciliadora. Hizo en España La bella Otero (1954, Richard Pottier) dando pie a esas otras cintas donde Nati Mistral rehace el siglo XIX español con toda su catequesis bondadosa de la heroína.

Silvia Pinal hace muchas películas en España. No solo admirada y amada por Buñuel, porque miren que hay que amar a una actriz para embellecerla de ese modo. Viridiana (1961) y El ángel exterminador (1962), Simón del desierto (1965), son apenas tres de las cintas donde la Pinal se engrandece, se eleva, se magnifica. ¡Qué belleza, qué ojos, qué cuerpo, verdad de Dios! Y perdón por el exaltamiento, dirían los jóvenes ahora.

Y bueno, Jorge Negrete actuó en 1949 en la cinta Jalisco canta en Sevilla, del director Fernando de Fuentes. Un charro mexicano y su ayudante, arruinados por el juego llegan a Sevilla con la intención de cobrar una herencia que casi pierden por confusión de nombres. Gracias a la ayuda facilitada por un torero retirado y su hija Araceli, logran cobrarla. Lo más atractivo de la cinta no fue el charro cantor, ni Carmen Sevilla sino ese cómico español que en la película hace del Sacabó, porque cuando saca la navaja todo se acabó, siguiendo el humor del apocope. También hizo Jorge Negrete A teatro Apolo (1950, Rafael Gil) donde hace gala el charro cantor de su voz un tanto privilegiada para la ópera. La bella voz de Negrete hizo segunda con María de los Ángeles, así nomás, dándonos una brillante demostración de las mejores piezas de la zarzuela que nunca hubiéramos pensado. Eso sí, como María Félix, Negrete tuvo el talón de Aquiles en ser muy mal actor.

Hombres y mujeres, de esos famosos, de un viejo sistema artístico que dio los primeros frutos son los que quise traer a estos artilugios porque dieron fe y renombre a nuestro país. Les faltó el sensacionalismo de Huerta. Espero que aun podamos hablar firmes como Tenoch Huerta, o bajito como los que esperan un contrato millonario para evadir la pobreza que agobia. ¿Nos volveremos por eso, actores migrantes, mojados, advenedizos? Es cuanto.