/ viernes 12 de agosto de 2022

Artilugios | Muros.

La gran muralla china es aun una de las grandes maravillas del mundo antiguo. Junto con las pirámides se resiste a extinguirse. Es una antigua fortificación construida y reconstruida entre el siglo V a.C. y el siglo XVI, para proteger la frontera norte del imperio chino durante las sucesivas dinastías imperiales, de los ataques de los nómadas de Mongolia y Manchuria. Contando sus ramificaciones y construcciones secundarias, se calcula que tiene 21,196 kilómetros de largo, desde la frontera con Corea, al borde del río Yalu, hasta el desierto de Gobi. Hoy sólo se conserva un 30% de ella. En promedio, mide de 6 a 7 metros de alto y de 4 a 5 metros de ancho.

La muralla fue designada atrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1987. Aproximadamente diez millones de trabajadores murieron durante su construcción. No se los enterró en el muro en sí, sino en sus inmediaciones. El día 26 de enero de 2007 fue elegida como una de las ganadoras en la lista de las nuevas siete maravillas del Mundo Moderno.

Otro muro famoso, que recordé gracias a la cinta estadounidense de acción de 2017, Atómica, dirigida por David Leitch, siendo su primer trabajo como director en solitario, y escrita por Kurt Johnstad. Se basa en la novela gráfica de 2012 de Antony Johnston y Sam Hart The Coldest City, que gira en torno a una espía que ha de encontrar una lista de agentes dobles que están siendo introducidos clandestinamente en Occidente, en vísperas de la caída del muro de Berlín en 1989.

La película es una confusa percepción de golpes, tiros, sangre, al mejor estilo de las novelas gráficas. Lo que llama poderosamente la atención es la idea de que, al final, todos los esfuerzos por localizar la lista son inútiles. Al caer el muro terminó la guerra fría (aparentemente) ¿para qué necesitan entonces los gobiernos con aparatos investigadores tan secretos, la CIA, la KGB, la Suréte, Scotland Yard, que investiguen quién es quién en la actividad del espionaje?

El muro que contiene el avance de los caminantes blancos en la serie GOT se levanta más allá hacia el Norte, fue supuestamente creado hace más de 8.000 años por Brandon el Constructor después de la llamada Larga Noche, para defender los reinos de los hombres de los salvajes y de los Otros. Se trata de un muro siempre protegido por la llamada Guardia de la noche.

El Muro de Adriano fue construido con sillares de piedra con un grosor de más de 4 mts. Se creó con una extensión de 117 kilómetros, y pretendía dar estabilidad económica a la vez que dar paz a la provincia romana de Britania al sur del muro, marcando de forma muy patente la división entre el Imperio romano y los bárbaros. Aún quedan en pie ciertos tramos de la muralla, que en el año 1987 fue declarada por la UNESCO patrimonio de la Humanidad.

Los muros se levantan para no dejar entrar a los indeseables. No nos hemos puesto a pensar en que igual no dejan salir a los que están adentro. ¿Cuál es la función real entonces? Cuando el camarada Trump propuso colocar el muro en la frontera México-USA todos nos dimos a rasgarnos las vestiduras, echarnos arena en la cabeza, llorar plañideros. La baladronada del señor pelo de zanahoria fue más allá. El muro lo van a pagar los mexicanos. Habrase visto que desvergüenza. Finalmente, nadie lloró, nadie fue retenido por el muro, nadie se quedó sin entrar a USA porque no fue construido. O se quedó a medias.

Amenazar con poner un muro es dar pie a una ola de claustrofobia. A nadie nos gusta el encierro. La cualidad más preciada del hombre es la libertad. Haremos cualquier cosa por no pisar la cárcel. Cualquier cosa. El gobernante sabe. Amenazar coartar la libertad es el sumo alarde de la tiranía. El extraño señor Burns de la serie Los Simpson coloca un adminiculo de metal cubriendo el sol. Nadie volverá a tener la luz del astro rey. Solo hasta que le megalómano millonario lo decida.

Después, en la película (2007) Burns coloca un domo que cubre Springfield. Nadie sale o entra. He ahí el punto. Nadie quiere estar encerrado. Igualmente, nadie quiere a los indeseables en su entorno. No queremos estar encerrados, queremos que tú no entres. En ese binomio está el resumen de la actualidad de los muros porque provoca una patía desdichadamente actual. La claustrofobia.

La claustrofobia es un personaje extraño en la historia. Recuerde el lector esa novela en la década de los años 80, Flores en el ático que trata sobre una madre que encierra a sus hijos en el ático durante tres años y tres meses. De ahí se desprende la historia principal donde se mueven los hilos del incesto, la violación y el crimen. Aun es vendida esta novela siendo uno de los best sellers más leído. El encierro da para muchas vistas. El libro a manera de reportaje realizado por Gabriel García Márquez Noticia de un secuestro (1996) cuenta los secuestros de varios periodistas y familiares de importantes políticos colombianos a finales de 1990, un momento en que la guerra entre Pablo Escobar (y su grupo Los Extraditables) contra el Estado colombiano había alcanzado un punto crítico.

Con el secuestro de Maruja Pachón, Diana Turbay, Francisco Santos, y otros notables, Escobar buscó presionar al entonces presidente César Gaviria para desmontar definitivamente la extradición y negociar un indulto para los narcos. Leer este libro hoy sirve para recordar una época, no muy lejana, en la que las ciudades colombianas sintieron el drama de la guerra, después de varias décadas en que el conflicto se había circunscrito al ámbito rural y antes de que, a finales del siglo, se volviera al imaginario de que la violencia estaba solo en selvas y carreteras.

La guerra de Escobar contra el régimen, por el contrario, se daba en calles y edificios de Medellín y Bogotá, con continuos asesinatos de policías y apocalípticos carros-bomba que todavía perturban el sueño de los sobrevivientes de esa época. El encierro es demencial, va contra toda fortaleza, contra todo lo planeado por nosotros. Tiene la perversidad de que lo planean otros, otros que son humanos igualmente, pero se convierten en bestias, esas que tratan de comernos. Para eso estamos encerrados en sus cubiles, en sus ámbitos, en sus madrigueras, para cebarnos y comernos u ofrecernos en sacrificio. Encerrar tras muros de vileza es la suma expresión de la maldad. El muro contiene, de ambos lados. El muro intercepta, descuida, inmola. El muro impide que vuelvas a verlo todo de la misma manera. El encierro es para quien lo tiene todo pues nunca volverá a tenerlo. Quien no lo tiene, quien no conoce la libertad como los chicos de Flores en el ático, se acomoda con lo que tiene, se consuela con eso que está ahí, se esfuerza por conservarlo sin darse cuenta de que la perversidad ha nacido en su ánimo.

El caso mexicano que en cine se llamó El castillo de la pureza (1973, Arturo Ripstein) y que en teatro se llamó Los motivos del lobo (1965, Sergio Magaña, autor) está basada en hechos reales acontecidos en la década de 1950. Además, los hechos inspiraron a Luis Spota a escribir la novela La carcajada del gato (1964). La novela parte de un hecho real considerado muy anormal.

Todo inició en el año 1959 cuando en un periódico guanajuatense fue publicada una nota roja, donde se informaba que las autoridades descubrieron un caso de encierro y esclavitud de una familia completa, siendo el responsable de tal atrocidad Rafael Pérez Hernández quien por quince años mantuvo aislados y esclavizados a su esposa y seis hijos. Parece ser que el padre mantenía relaciones con las hijas, obligando a sus hijos a hacer lo mismo. El encierro enloquece.

Habría que pensarlo dos veces antes que apoyar a quien quiera poner un muro entre nosotros y… los demás. Es cuanto.

La gran muralla china es aun una de las grandes maravillas del mundo antiguo. Junto con las pirámides se resiste a extinguirse. Es una antigua fortificación construida y reconstruida entre el siglo V a.C. y el siglo XVI, para proteger la frontera norte del imperio chino durante las sucesivas dinastías imperiales, de los ataques de los nómadas de Mongolia y Manchuria. Contando sus ramificaciones y construcciones secundarias, se calcula que tiene 21,196 kilómetros de largo, desde la frontera con Corea, al borde del río Yalu, hasta el desierto de Gobi. Hoy sólo se conserva un 30% de ella. En promedio, mide de 6 a 7 metros de alto y de 4 a 5 metros de ancho.

La muralla fue designada atrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1987. Aproximadamente diez millones de trabajadores murieron durante su construcción. No se los enterró en el muro en sí, sino en sus inmediaciones. El día 26 de enero de 2007 fue elegida como una de las ganadoras en la lista de las nuevas siete maravillas del Mundo Moderno.

Otro muro famoso, que recordé gracias a la cinta estadounidense de acción de 2017, Atómica, dirigida por David Leitch, siendo su primer trabajo como director en solitario, y escrita por Kurt Johnstad. Se basa en la novela gráfica de 2012 de Antony Johnston y Sam Hart The Coldest City, que gira en torno a una espía que ha de encontrar una lista de agentes dobles que están siendo introducidos clandestinamente en Occidente, en vísperas de la caída del muro de Berlín en 1989.

La película es una confusa percepción de golpes, tiros, sangre, al mejor estilo de las novelas gráficas. Lo que llama poderosamente la atención es la idea de que, al final, todos los esfuerzos por localizar la lista son inútiles. Al caer el muro terminó la guerra fría (aparentemente) ¿para qué necesitan entonces los gobiernos con aparatos investigadores tan secretos, la CIA, la KGB, la Suréte, Scotland Yard, que investiguen quién es quién en la actividad del espionaje?

El muro que contiene el avance de los caminantes blancos en la serie GOT se levanta más allá hacia el Norte, fue supuestamente creado hace más de 8.000 años por Brandon el Constructor después de la llamada Larga Noche, para defender los reinos de los hombres de los salvajes y de los Otros. Se trata de un muro siempre protegido por la llamada Guardia de la noche.

El Muro de Adriano fue construido con sillares de piedra con un grosor de más de 4 mts. Se creó con una extensión de 117 kilómetros, y pretendía dar estabilidad económica a la vez que dar paz a la provincia romana de Britania al sur del muro, marcando de forma muy patente la división entre el Imperio romano y los bárbaros. Aún quedan en pie ciertos tramos de la muralla, que en el año 1987 fue declarada por la UNESCO patrimonio de la Humanidad.

Los muros se levantan para no dejar entrar a los indeseables. No nos hemos puesto a pensar en que igual no dejan salir a los que están adentro. ¿Cuál es la función real entonces? Cuando el camarada Trump propuso colocar el muro en la frontera México-USA todos nos dimos a rasgarnos las vestiduras, echarnos arena en la cabeza, llorar plañideros. La baladronada del señor pelo de zanahoria fue más allá. El muro lo van a pagar los mexicanos. Habrase visto que desvergüenza. Finalmente, nadie lloró, nadie fue retenido por el muro, nadie se quedó sin entrar a USA porque no fue construido. O se quedó a medias.

Amenazar con poner un muro es dar pie a una ola de claustrofobia. A nadie nos gusta el encierro. La cualidad más preciada del hombre es la libertad. Haremos cualquier cosa por no pisar la cárcel. Cualquier cosa. El gobernante sabe. Amenazar coartar la libertad es el sumo alarde de la tiranía. El extraño señor Burns de la serie Los Simpson coloca un adminiculo de metal cubriendo el sol. Nadie volverá a tener la luz del astro rey. Solo hasta que le megalómano millonario lo decida.

Después, en la película (2007) Burns coloca un domo que cubre Springfield. Nadie sale o entra. He ahí el punto. Nadie quiere estar encerrado. Igualmente, nadie quiere a los indeseables en su entorno. No queremos estar encerrados, queremos que tú no entres. En ese binomio está el resumen de la actualidad de los muros porque provoca una patía desdichadamente actual. La claustrofobia.

La claustrofobia es un personaje extraño en la historia. Recuerde el lector esa novela en la década de los años 80, Flores en el ático que trata sobre una madre que encierra a sus hijos en el ático durante tres años y tres meses. De ahí se desprende la historia principal donde se mueven los hilos del incesto, la violación y el crimen. Aun es vendida esta novela siendo uno de los best sellers más leído. El encierro da para muchas vistas. El libro a manera de reportaje realizado por Gabriel García Márquez Noticia de un secuestro (1996) cuenta los secuestros de varios periodistas y familiares de importantes políticos colombianos a finales de 1990, un momento en que la guerra entre Pablo Escobar (y su grupo Los Extraditables) contra el Estado colombiano había alcanzado un punto crítico.

Con el secuestro de Maruja Pachón, Diana Turbay, Francisco Santos, y otros notables, Escobar buscó presionar al entonces presidente César Gaviria para desmontar definitivamente la extradición y negociar un indulto para los narcos. Leer este libro hoy sirve para recordar una época, no muy lejana, en la que las ciudades colombianas sintieron el drama de la guerra, después de varias décadas en que el conflicto se había circunscrito al ámbito rural y antes de que, a finales del siglo, se volviera al imaginario de que la violencia estaba solo en selvas y carreteras.

La guerra de Escobar contra el régimen, por el contrario, se daba en calles y edificios de Medellín y Bogotá, con continuos asesinatos de policías y apocalípticos carros-bomba que todavía perturban el sueño de los sobrevivientes de esa época. El encierro es demencial, va contra toda fortaleza, contra todo lo planeado por nosotros. Tiene la perversidad de que lo planean otros, otros que son humanos igualmente, pero se convierten en bestias, esas que tratan de comernos. Para eso estamos encerrados en sus cubiles, en sus ámbitos, en sus madrigueras, para cebarnos y comernos u ofrecernos en sacrificio. Encerrar tras muros de vileza es la suma expresión de la maldad. El muro contiene, de ambos lados. El muro intercepta, descuida, inmola. El muro impide que vuelvas a verlo todo de la misma manera. El encierro es para quien lo tiene todo pues nunca volverá a tenerlo. Quien no lo tiene, quien no conoce la libertad como los chicos de Flores en el ático, se acomoda con lo que tiene, se consuela con eso que está ahí, se esfuerza por conservarlo sin darse cuenta de que la perversidad ha nacido en su ánimo.

El caso mexicano que en cine se llamó El castillo de la pureza (1973, Arturo Ripstein) y que en teatro se llamó Los motivos del lobo (1965, Sergio Magaña, autor) está basada en hechos reales acontecidos en la década de 1950. Además, los hechos inspiraron a Luis Spota a escribir la novela La carcajada del gato (1964). La novela parte de un hecho real considerado muy anormal.

Todo inició en el año 1959 cuando en un periódico guanajuatense fue publicada una nota roja, donde se informaba que las autoridades descubrieron un caso de encierro y esclavitud de una familia completa, siendo el responsable de tal atrocidad Rafael Pérez Hernández quien por quince años mantuvo aislados y esclavizados a su esposa y seis hijos. Parece ser que el padre mantenía relaciones con las hijas, obligando a sus hijos a hacer lo mismo. El encierro enloquece.

Habría que pensarlo dos veces antes que apoyar a quien quiera poner un muro entre nosotros y… los demás. Es cuanto.