/ sábado 15 de junio de 2019

Alito, "mil por ciento priísta"

Con la salida de Alejandro Moreno Cárdenas del gobierno del estado de Campeche, y al manifestar su decisión de inscribirse el 22 de junio en el proceso de elección interna de la nueva dirigencia nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), la sucesión cobra verdadera relevancia.

Alito es el enemigo a vencer y no precisamente por los motivos que mencionan sus contrincantes; es el adversario más fuerte porque como él mismo se define es cien por ciento político y mil por ciento priísta; en eso aventaja a los demás, ya no mencionemos su abultada hoja de servicio en esa organización.

Sus contrincantes no encuentran cómo mermarlo en víspera de las campañas que arrancarán después del día 25 de junio, y pareciera que sus adversarios en la competencia se han puesto de acuerdo para torpedearlo desde distintos frentes.

Cómo José Narro no puede acusarlo de "peñista", pues en todo caso quien colaboró con el ex presidente de la república fue el propio Narro, entonces el ex rector de la UNAM relaciona al ex gobernador de Campeche con el presidente López Obrador y cede esa tarea a Ivonne Ortega.

Narro lo acusa de ser aliado del gobernante actual, como si el académico ignorara que Alito fue quien más críticó a Andrés Manuel López en la pasada campaña presidencial y puso el pecho por sus compañeros de partido.

Es más, apenas el 7 de junio criticó los adjetivos que el presidente le ha etiquetado a los periodistas y dijo: “no veo en la Constitución, en ninguna de sus partes, alusión alguna a expresiones como ‘prensa fifí’, ‘hampa del periodismo’ o ‘prensa conservadora’; no veo que la Constitución haga excepciones a la libertad de expresión”.

Ulises Ruiz, por otra parte, acusa al ex gobernador de Campeche de usar recursos públicos para su campaña y resulta que quienes debieran aclarar la procedencia del dinero que usan para hacer proselitismo anticipado son José Narro, Ivonne Ortega y Ulises Ruiz.

Alejandro Moreno, al tomar la decisión de participar en la contienda interna de su partido, presentó licencia definitiva, no provisional, y el Congreso de esa entidad otorgó el cargo de gobernador sustituto a Carlos Miguel Aysa González. Antes estaba ocupado en cumplir a los campechanos.

No se entiende cómo los demás aspirantes promueven la división cada vez que hablan. Me recuerda aquella historia en la que dos mujeres peleaban la potestad de un niño, y el juez sabio pidió que cortaran en dos a la criatura y le entregaran la mitad a cada una.

Obviamente, la verdadera madre se pronunció porque el infante continuará vivo, aunque fuera en manos de la mujer que no era su madre; entonces el juez justo entendió quien era la progenitora y decidió entregar el niño a quien lo había parido.

Aquí se nota claramente quiénes quieren que el PRI no solo muera sino que ya de plano lo sepulten, para luego saltar como muchos a otras organizaciones y buscar la oportunidad de hacerse de algún cargo para continuar pegados a la ubre gubernamental.

Alito, por su parte, busca mantener vivo a su instituto político, reorganizarlo, trabajar cerca de la militancia y convertirlo en una oposición responsable y al mismo tiempo actuar con firmeza para servir de contrapeso al régimen actual.

Con la salida de Alejandro Moreno Cárdenas del gobierno del estado de Campeche, y al manifestar su decisión de inscribirse el 22 de junio en el proceso de elección interna de la nueva dirigencia nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), la sucesión cobra verdadera relevancia.

Alito es el enemigo a vencer y no precisamente por los motivos que mencionan sus contrincantes; es el adversario más fuerte porque como él mismo se define es cien por ciento político y mil por ciento priísta; en eso aventaja a los demás, ya no mencionemos su abultada hoja de servicio en esa organización.

Sus contrincantes no encuentran cómo mermarlo en víspera de las campañas que arrancarán después del día 25 de junio, y pareciera que sus adversarios en la competencia se han puesto de acuerdo para torpedearlo desde distintos frentes.

Cómo José Narro no puede acusarlo de "peñista", pues en todo caso quien colaboró con el ex presidente de la república fue el propio Narro, entonces el ex rector de la UNAM relaciona al ex gobernador de Campeche con el presidente López Obrador y cede esa tarea a Ivonne Ortega.

Narro lo acusa de ser aliado del gobernante actual, como si el académico ignorara que Alito fue quien más críticó a Andrés Manuel López en la pasada campaña presidencial y puso el pecho por sus compañeros de partido.

Es más, apenas el 7 de junio criticó los adjetivos que el presidente le ha etiquetado a los periodistas y dijo: “no veo en la Constitución, en ninguna de sus partes, alusión alguna a expresiones como ‘prensa fifí’, ‘hampa del periodismo’ o ‘prensa conservadora’; no veo que la Constitución haga excepciones a la libertad de expresión”.

Ulises Ruiz, por otra parte, acusa al ex gobernador de Campeche de usar recursos públicos para su campaña y resulta que quienes debieran aclarar la procedencia del dinero que usan para hacer proselitismo anticipado son José Narro, Ivonne Ortega y Ulises Ruiz.

Alejandro Moreno, al tomar la decisión de participar en la contienda interna de su partido, presentó licencia definitiva, no provisional, y el Congreso de esa entidad otorgó el cargo de gobernador sustituto a Carlos Miguel Aysa González. Antes estaba ocupado en cumplir a los campechanos.

No se entiende cómo los demás aspirantes promueven la división cada vez que hablan. Me recuerda aquella historia en la que dos mujeres peleaban la potestad de un niño, y el juez sabio pidió que cortaran en dos a la criatura y le entregaran la mitad a cada una.

Obviamente, la verdadera madre se pronunció porque el infante continuará vivo, aunque fuera en manos de la mujer que no era su madre; entonces el juez justo entendió quien era la progenitora y decidió entregar el niño a quien lo había parido.

Aquí se nota claramente quiénes quieren que el PRI no solo muera sino que ya de plano lo sepulten, para luego saltar como muchos a otras organizaciones y buscar la oportunidad de hacerse de algún cargo para continuar pegados a la ubre gubernamental.

Alito, por su parte, busca mantener vivo a su instituto político, reorganizarlo, trabajar cerca de la militancia y convertirlo en una oposición responsable y al mismo tiempo actuar con firmeza para servir de contrapeso al régimen actual.