/ lunes 19 de agosto de 2019

Alito, de las palabras a los hechos

Lo que menos podemos hacer es rajarnos, fue el exhorto que, tras lo vivido en 2018 y la potencia del poder actual presidencial rumbo a las elecciones futuras, enfatizó a los priistas el nuevo presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, quien a partir de ahora deberá concretar las propuestas que lo llevaron a ese cargo.

El campechano rindió protesta y junto a la secretaria general, Carolina Viggiano, trazó la ruta que en lo interno y lo externo deberá transitar su partido para ser competitivo.

En principio, la legitimidad de su triunfo como piedra angular para las propuestas y acciones que habrá de emprender, como la suma de los intereses internos, pero sin imposiciones y para poder plantar cara ante cualquiera.

“Llegamos sin amarres y sin deudas políticas; una dirigencia real, legitimada por un millón seiscientos mil votos y no por la designación desde los grupos del poder; que tiene el mérito de construirse desde abajo hacia arriba. El PRI no recibirá instrucciones de nadie. No le debemos nada a nadie, a los que les debemos como dirigencia es el apoyo de los militantes en el país”.

Llegaron gobernadores, alcaldes y dirigentes priistas; los coordinadores parlamentarios en el Senado y la Cámara de Diputados. Es allí, resaltó Alito, donde reside la representatividad popular.

Volver a ganar la confianza fue subrayado por quien guiará los destinos del priismo hasta 2023. Todo un desafío. Lo habrá de enfrentar, estableció, con activismo, eficiencia y eficacia, reconocimiento al trabajo de base y alianzas que beneficien al partido y al país.

Rumbo a la reforma interna, sobre la etapa controversial en todo partido, el de las candidaturas, dijo que estas se conseguirán en el trabajo con la gente y no en los pasillos de las oficinas.

Aludió a los idearios de Carlos A. Madrazo, de Jesús Reyes Heroles y de Luis Donaldo Colosio, acerca de derrotar a los profesionales de la simulación y de premie la cultura del esfuerzo.

Hizo un paréntesis para refutar a quienes vislumbran un PRI acomodado al partido en el poder: “el verdadero satélite de México es Morena, porque gira alrededor de una sola voluntad y eso lo sabemos todos”.

Para contrarrestarlo, propuso ser una oposición digna con carácter y categoría política; “diálogos públicos con todos y acuerdos oscuros con nadie”.

Habrá que observar de qué manera se articula en el día a día para tratar de ganar terreno y posicionarse no solo frente al poder y el resto de los partidos, tanto los establecidos como los que buscan crearse.

Ante ese escenario, Moreno Cárdenas asegura que no están con el rostro bajo, la mirada esquiva ni la voz titubeante: “Que no se confundan los analistas, que no magnifiquen nuestros adversarios o detractores, el PRI perdió la elección presidencial, pero aquí está más vivo que nunca por democracia interna, carácter y orgullo”.

Inicia una nueva era en un partido que lo fue todo en el siglo 20; castigado en los primeros dos sexenios del 21, pero volvió y fue sacado una vez más, ahora de peor manera. Le quedan buen número de gubernaturas y alcaldías. Veremos qué tanto ayudará eso a sus nuevos dirigentes.

Lo que menos podemos hacer es rajarnos, fue el exhorto que, tras lo vivido en 2018 y la potencia del poder actual presidencial rumbo a las elecciones futuras, enfatizó a los priistas el nuevo presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, quien a partir de ahora deberá concretar las propuestas que lo llevaron a ese cargo.

El campechano rindió protesta y junto a la secretaria general, Carolina Viggiano, trazó la ruta que en lo interno y lo externo deberá transitar su partido para ser competitivo.

En principio, la legitimidad de su triunfo como piedra angular para las propuestas y acciones que habrá de emprender, como la suma de los intereses internos, pero sin imposiciones y para poder plantar cara ante cualquiera.

“Llegamos sin amarres y sin deudas políticas; una dirigencia real, legitimada por un millón seiscientos mil votos y no por la designación desde los grupos del poder; que tiene el mérito de construirse desde abajo hacia arriba. El PRI no recibirá instrucciones de nadie. No le debemos nada a nadie, a los que les debemos como dirigencia es el apoyo de los militantes en el país”.

Llegaron gobernadores, alcaldes y dirigentes priistas; los coordinadores parlamentarios en el Senado y la Cámara de Diputados. Es allí, resaltó Alito, donde reside la representatividad popular.

Volver a ganar la confianza fue subrayado por quien guiará los destinos del priismo hasta 2023. Todo un desafío. Lo habrá de enfrentar, estableció, con activismo, eficiencia y eficacia, reconocimiento al trabajo de base y alianzas que beneficien al partido y al país.

Rumbo a la reforma interna, sobre la etapa controversial en todo partido, el de las candidaturas, dijo que estas se conseguirán en el trabajo con la gente y no en los pasillos de las oficinas.

Aludió a los idearios de Carlos A. Madrazo, de Jesús Reyes Heroles y de Luis Donaldo Colosio, acerca de derrotar a los profesionales de la simulación y de premie la cultura del esfuerzo.

Hizo un paréntesis para refutar a quienes vislumbran un PRI acomodado al partido en el poder: “el verdadero satélite de México es Morena, porque gira alrededor de una sola voluntad y eso lo sabemos todos”.

Para contrarrestarlo, propuso ser una oposición digna con carácter y categoría política; “diálogos públicos con todos y acuerdos oscuros con nadie”.

Habrá que observar de qué manera se articula en el día a día para tratar de ganar terreno y posicionarse no solo frente al poder y el resto de los partidos, tanto los establecidos como los que buscan crearse.

Ante ese escenario, Moreno Cárdenas asegura que no están con el rostro bajo, la mirada esquiva ni la voz titubeante: “Que no se confundan los analistas, que no magnifiquen nuestros adversarios o detractores, el PRI perdió la elección presidencial, pero aquí está más vivo que nunca por democracia interna, carácter y orgullo”.

Inicia una nueva era en un partido que lo fue todo en el siglo 20; castigado en los primeros dos sexenios del 21, pero volvió y fue sacado una vez más, ahora de peor manera. Le quedan buen número de gubernaturas y alcaldías. Veremos qué tanto ayudará eso a sus nuevos dirigentes.