/ miércoles 17 de octubre de 2018

Ahora más que nunca, está obligadísimo a defenderse

El ex secretario de Gobierno, Gustavo Rosario Torres, está política, moral y éticamente obligado a defenderse. No le queda de otra.

Quedó en el descrédito total. Cayó en el garlito, y ahí están las consecuencias de sus decisiones coléricas, viscerales. Se quiso -como siempre- pasar de vivo, y resultó contraproducente. La tunda que le pegó el conspicuo periodista Audelino Macario Rodríguez lo desnudó -documentadamente- ante la opinión pública. Ni más ni menos que en un noticiario de radio que es muy escuchado por la clase política estatal. De cuestiones ya conocidas por los tabasqueños, lo acusó. Ahora sí, como decimos coloquialmente, le dio sin misericordia. Nunca le habían tratado públicamente así como lo hizo Audelino Macario. Ni en los tiempos de Roberto Madrazo Pintado sufrió una embestida así. Literalmente, lo hizo pedacitos, añicos. Con papelitos en manos no solo demostró que el famoso dron que supuestamente había costado al gobierno más de 11 millones de pesos no llega ni a los 400 mil pesos, sino que todo fue una farsa: Empresas patitas y fiscalmente impedidas para hacerlo. Toda una burda estratagema administrativa para apropiarse descaradamente la lana del presupuesto o, mejor dicho, de los contribuyentes. De los que puntualmente pagan sus impuestos en la secretaría de Amet Ramos Troconis. Lo escribí el miércoles de la semana pasada: Gustavo Rosario Torres, había cometido el peor error de su vida cuando decidió ir a un programa de radio “a curarse en salud”. Demasiados enemigos como para ir a tratar ciertas cuestiones…y en un programa de radio. ¡Hágame usted, el favor! En qué estaría pensando cuando tomó esa perjudicial decisión. Y más sabiendo que la compra del dron era, irregular, ilegal. Gustavo Rosario Torres, se metió “en el ojo del huracán”, y su salida se ve complicadísima -más de lo que usted se imagina-, pues Audelino Macario no se embarca en un pleito de ese tamaño, si no tiene “los pelos de la burra en las manos”. Menos con un personaje político como el susodicho. Al que, por cierto, se le ha acusado -en más de una ocasión- hasta de tener vínculos con organizaciones ilegales. “SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”     (LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ) Mil capacitaciones sobre “Liderazgo con ética y profesionalismo” podrán recibir los alcaldes y diputados de uno y otro partido político, como el que se realizó el pasado viernes y sábado en Cangrejópolis, Paraíso, a invitación de la presidenta de la Junta de Coordinación Política del Congreso, Beatriz Milland Pérez, lo cual no va a evitar que los ediles se comporten igual que los salientes. Ni los legisladores van a ser más decentes. Acuérdese del refrán: “Perro que come huevos, ni quemándole el hocico”. En lugar de estar tirando el dinero de los tabasqueños, y avecindados aquí deberían invertirlo en cosas más productivas para el pueblo. En salud, educación y empleos, por ejemplo. ¡Por favor! A quién quiere engañar con esos cursos que no llevan a ninguna parte.

El ex secretario de Gobierno, Gustavo Rosario Torres, está política, moral y éticamente obligado a defenderse. No le queda de otra.

Quedó en el descrédito total. Cayó en el garlito, y ahí están las consecuencias de sus decisiones coléricas, viscerales. Se quiso -como siempre- pasar de vivo, y resultó contraproducente. La tunda que le pegó el conspicuo periodista Audelino Macario Rodríguez lo desnudó -documentadamente- ante la opinión pública. Ni más ni menos que en un noticiario de radio que es muy escuchado por la clase política estatal. De cuestiones ya conocidas por los tabasqueños, lo acusó. Ahora sí, como decimos coloquialmente, le dio sin misericordia. Nunca le habían tratado públicamente así como lo hizo Audelino Macario. Ni en los tiempos de Roberto Madrazo Pintado sufrió una embestida así. Literalmente, lo hizo pedacitos, añicos. Con papelitos en manos no solo demostró que el famoso dron que supuestamente había costado al gobierno más de 11 millones de pesos no llega ni a los 400 mil pesos, sino que todo fue una farsa: Empresas patitas y fiscalmente impedidas para hacerlo. Toda una burda estratagema administrativa para apropiarse descaradamente la lana del presupuesto o, mejor dicho, de los contribuyentes. De los que puntualmente pagan sus impuestos en la secretaría de Amet Ramos Troconis. Lo escribí el miércoles de la semana pasada: Gustavo Rosario Torres, había cometido el peor error de su vida cuando decidió ir a un programa de radio “a curarse en salud”. Demasiados enemigos como para ir a tratar ciertas cuestiones…y en un programa de radio. ¡Hágame usted, el favor! En qué estaría pensando cuando tomó esa perjudicial decisión. Y más sabiendo que la compra del dron era, irregular, ilegal. Gustavo Rosario Torres, se metió “en el ojo del huracán”, y su salida se ve complicadísima -más de lo que usted se imagina-, pues Audelino Macario no se embarca en un pleito de ese tamaño, si no tiene “los pelos de la burra en las manos”. Menos con un personaje político como el susodicho. Al que, por cierto, se le ha acusado -en más de una ocasión- hasta de tener vínculos con organizaciones ilegales. “SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”     (LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ) Mil capacitaciones sobre “Liderazgo con ética y profesionalismo” podrán recibir los alcaldes y diputados de uno y otro partido político, como el que se realizó el pasado viernes y sábado en Cangrejópolis, Paraíso, a invitación de la presidenta de la Junta de Coordinación Política del Congreso, Beatriz Milland Pérez, lo cual no va a evitar que los ediles se comporten igual que los salientes. Ni los legisladores van a ser más decentes. Acuérdese del refrán: “Perro que come huevos, ni quemándole el hocico”. En lugar de estar tirando el dinero de los tabasqueños, y avecindados aquí deberían invertirlo en cosas más productivas para el pueblo. En salud, educación y empleos, por ejemplo. ¡Por favor! A quién quiere engañar con esos cursos que no llevan a ninguna parte.