/ martes 28 de mayo de 2019

Agua y sostenibilidad

El medio ambiente nos hace un llamado urgente a que sumemos esfuerzos para hacer frente a la crisis mundial del cambio climático.

El cambio climático nos está alcanzando, debemos, sociedad y gobierno, adoptar una nueva cultura del agua. Para lograr este objetivo, la intervención de los gobiernos federal, estatales y municipales, es fundamental en la generación de espacios donde la ciudadanía pueda informarse del tema y comprometerse con el mejoramiento de su entorno.

Tabasco cuenta con una superficie hídrica importante con ríos como Tonalá, Usumacinta y Grijalva, que desembocan juntos en el Golfo de México. Además cuenta con numerosos lagos, lagunas, pantanos, caños y manglares, ricos por su diversidad de flora y fauna, sin embargo, factores como la contaminación y el uso irracional de los recursos naturales, amenazan su subsistencia.

La contaminación de los complejos hidrográficos de Tabasco es un problema que crece. Hay presencia de cadmio, plomo y aluminio en algunos puntos de los afluentes de los ríos Grijalva y Usumacinta y en más de 20 lagunas en 3 de los 17 municipios. Metales que son muy tóxicos para la flora y fauna terrestre y acuática, como consecuencia de desechos industriales de la actividad petrolera y descargas de sustancias tóxicas en el uso de fertilizantes.

Las características geográficas de Tabasco lo hacen un estado altamente vulnerable a los efectos adversos del cambio climático. La estacionalidad de las lluvias es más notoria con periodos largos de baja precipitación y periodos de lluvias torrenciales en periodos cortos, con ríos azolvados que en corto periodo se desbordan y tardan en retomar su cauce. Conservar y hacer un uso más eficiente de los recursos naturales como el agua, es cuestión de supervivencia.

Debe haber una acción política más exigente. El país atraviesa una crisis ambiental con incendios forestales y al mismo tiempo mala calidad del aire en el Valle de México. Hay más lluvia en algunos sitios y mayor sequía en otros.

La reforestación es solución parcial contra el cambio climático, porque generar bosques nuevos toma tiempo. Es decisivo avanzar hacia una transición energética sustentable y dejar atrás la dependencia del petróleo. Debemos hacer consciencia de la enorme importancia que involucrarnos como sociedad puede hacer toda la diferencia y son acciones muy sencillas y cotidianas las que suman en beneficio del medio ambiente. Y desde la sociedad civil, alzar la voz e informar sobre la situación de temas fundamentales como educación para el desarrollo sostenible, agua, bosques y energías renovables.

Por ejemplo, el artículo tercero de la Constitución Federal adolece de principios de educación para el desarrollo sostenible, bajo los conceptos de sostenibilidad/sustentabilidad, dictados por Naciones Unidas y cumpliendo con lineamientos internacionales de instituciones como la UNESCO y la OCDE. No menos importante, es la urgente actualización a la Ley de Aguas Nacionales, con una reglamentación clara para el aprovechamiento del agua, con mayor transparencia y rendición de cuentas, en la búsqueda de nuevos esquemas de gobernanza en su gestión.

Existe mucha tarea legislativa pendiente a favor de la construcción de un México sostenible, pero hay que enfatizar que en la visión ecológica de que todos merecemos vivir en un mundo más equilibrado, sano y limpio, participamos todos.

El medio ambiente nos hace un llamado urgente a que sumemos esfuerzos para hacer frente a la crisis mundial del cambio climático.

El cambio climático nos está alcanzando, debemos, sociedad y gobierno, adoptar una nueva cultura del agua. Para lograr este objetivo, la intervención de los gobiernos federal, estatales y municipales, es fundamental en la generación de espacios donde la ciudadanía pueda informarse del tema y comprometerse con el mejoramiento de su entorno.

Tabasco cuenta con una superficie hídrica importante con ríos como Tonalá, Usumacinta y Grijalva, que desembocan juntos en el Golfo de México. Además cuenta con numerosos lagos, lagunas, pantanos, caños y manglares, ricos por su diversidad de flora y fauna, sin embargo, factores como la contaminación y el uso irracional de los recursos naturales, amenazan su subsistencia.

La contaminación de los complejos hidrográficos de Tabasco es un problema que crece. Hay presencia de cadmio, plomo y aluminio en algunos puntos de los afluentes de los ríos Grijalva y Usumacinta y en más de 20 lagunas en 3 de los 17 municipios. Metales que son muy tóxicos para la flora y fauna terrestre y acuática, como consecuencia de desechos industriales de la actividad petrolera y descargas de sustancias tóxicas en el uso de fertilizantes.

Las características geográficas de Tabasco lo hacen un estado altamente vulnerable a los efectos adversos del cambio climático. La estacionalidad de las lluvias es más notoria con periodos largos de baja precipitación y periodos de lluvias torrenciales en periodos cortos, con ríos azolvados que en corto periodo se desbordan y tardan en retomar su cauce. Conservar y hacer un uso más eficiente de los recursos naturales como el agua, es cuestión de supervivencia.

Debe haber una acción política más exigente. El país atraviesa una crisis ambiental con incendios forestales y al mismo tiempo mala calidad del aire en el Valle de México. Hay más lluvia en algunos sitios y mayor sequía en otros.

La reforestación es solución parcial contra el cambio climático, porque generar bosques nuevos toma tiempo. Es decisivo avanzar hacia una transición energética sustentable y dejar atrás la dependencia del petróleo. Debemos hacer consciencia de la enorme importancia que involucrarnos como sociedad puede hacer toda la diferencia y son acciones muy sencillas y cotidianas las que suman en beneficio del medio ambiente. Y desde la sociedad civil, alzar la voz e informar sobre la situación de temas fundamentales como educación para el desarrollo sostenible, agua, bosques y energías renovables.

Por ejemplo, el artículo tercero de la Constitución Federal adolece de principios de educación para el desarrollo sostenible, bajo los conceptos de sostenibilidad/sustentabilidad, dictados por Naciones Unidas y cumpliendo con lineamientos internacionales de instituciones como la UNESCO y la OCDE. No menos importante, es la urgente actualización a la Ley de Aguas Nacionales, con una reglamentación clara para el aprovechamiento del agua, con mayor transparencia y rendición de cuentas, en la búsqueda de nuevos esquemas de gobernanza en su gestión.

Existe mucha tarea legislativa pendiente a favor de la construcción de un México sostenible, pero hay que enfatizar que en la visión ecológica de que todos merecemos vivir en un mundo más equilibrado, sano y limpio, participamos todos.