El encargado de la política interna, Marcos Rosendo Medina Filigrana, tiene toda la razón cuando afirma que no necesariamente se necesita la rúbrica del director General de la CFE, Manuel Bartlett Díaz, para concretizar el convenio del “borrón y cuenta nueva” y la tarifa de energía eléctrica 1 “F”, empero, políticamente no solo hace patente su desacuerdo por el convenio que termina con más de 20 años de resistencia civil, sino el absoluto desprecio que siente hacia los tabasqueños.
El poblano Manuel Bartlett Díaz como el ex gobernador Arturo Núñez Jiménez no puede ocultar el manifiesto y profundo rencor que guarda hacia los nativos de la tierra que mal gobernó (1953-1955) su progenitor Manuel Bartlett Bautista, y que a los dos años de su desastroso mandato provocaría su renuncia, su defenestración política.
Si por él hubiera sido, el acuerdo entre el gobierno de Tabasco y la CFE nunca se hubiera logrado.
Desde un principio fue el obstáculo a vencer.
Sin la intervención decidida del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, y los buenos oficios del gobernador Adán Augusto López Hernández, todo habría sido en vano, tal y como sucedió en los anteriores sexenios.
El ex secretario de Gobernación salinista y operador de la caída del sistema, que en 1988 evitó, ni más ni menos, que el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano llegará a Los Pinos, no hace nada por disimular el odio hacia la entidad, al contrario, deliberadamente lo exterioriza cuantas veces puede, como una vez más, quedó evidenciado durante el acto presidencial de la refinería celebrado en Paraíso.
La decepción que se llevaron anteayer cientos de gobernados en la oficina central de la CFE, en donde a propósito postergaron el convenio entre usuarios y la dependencia en cuestión, no es ajeno a la actitud visceral de Manuel Bartlett Díaz.
Que hace todo lo que está a su alcance por hacer quedar muy mal al gobierno de Adán Augusto López Hernández, y, por ende, al propio López Obrador.
Cuando no es Juana es Chana. El caso es que siempre se presenta una ridícula e infantil excusa, para seguir abonando a la desconfianza que ha generado la ausencia de la firma del nefasto director General de la CFE en el convenio.
Por ello, no extrañe a nadie, que se sigan poniendo piedras en el camino por parte del titular de la CFE, con el objetivo claro y perverso de desgastar lo más que se pueda a la cabeza de la presente administración.
Dos situaciones han quedado perfectamente claras: el coraje de Manuel Bartlett Díaz hacia la población y el deterioro de las relaciones con el gobernador Adán Augusto López Hernández.
“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”
(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)
Si el programa de fomento a la lectura de la Secretaría de Educación se está llevando a cabo en todas las primarias como se está realizando en las 11 escuelas de la zona escolar 09 sector 01, que acertadamente supervisan la directora de Educación Primaria, Rosalía Zapata Jiménez y Luis Felipe Landero, los resultados van a hacer más que satisfactorio.
Para que los alumnos estén leyendo un promedio de 7 a 14 libros en unas cuantas semanas, para reforzar su comprensión y ampliar sus horizontes culturales, es porque los docentes están cumpliendo con los objetivos y las metas programadas.
Como el pasado viernes quedó demostrado en la escuela primaria Francisco I Madero de la ranchería río Viejo, en donde una docena de niños hizo gala de lo aprendido de las lecturas de los autores que han leído.
En un país en donde el promedio de lectura es bajísimo, es bienvenido y confortante que se promuevan -sin simulaciones- este tipo de programas educativos que fomentan, enseñan y refuerzan virtudes, valores y principios, que tanto faltan están haciendo, y más en esta época tan necesitados de ellos.
Sobre todo, cuando los educandos están en la edad ideal, para ser de ellos: hombres de bien.
Un gran acierto de las actuales autoridades de Educación.
El rotundo y manifiesto fracaso de los convocantes a la marcha en contra del edil de Centro, Evaristo Hernández Cruz, lo dice todo.
Tronaron como chinanpina.
